He encontrado un excelente e interesantísimo artículo publicado en YogaYMedicinaOriental, blog que con recurrencia toca las temáticas de la medicina alternativa y que en esta ocasión nos remite a la meditación, aunque enfocada desde un punto de vista que no suele encontrarse por ahí.
Meditación: Efectos secundarios y malinterpretaciones

Muchas veces se asocia el término meditación a iluminación, retiro y ensimismación, características típicas de la meditación Zen. Sin embargo, como bien sabemos, las escuelas de meditación se han ido diversificando con los años, llegando a adaptar la práctica a diversos contextos y situaciones.
Hablar de meditación como retiro, fuga o revelación, no necesariamente es positivo, y además puede ser malinterpretado. La meditación no necesariamente es una práctica de emigración hacia un estado de trans-conciencia y de súper-sensibilidad, sino que es una práctica que también puede vivirse cotidianamente, y su moldeado y adaptabilidad ha sido producto de siglos y siglos de modificaciones intrínsecas.
Personalmente me inicié en meditación siguiendo un camino Zen, para después darme cuenta de que podía hacer de la meditación parte de mi vida, la real, la tangible, de todos los días. Esa ruptura fue fundamental para encontrar mi camino, y por ello estas palabras me han calado tan hondo.
Esto nos hace reflexionar sobre las utilidades de la meditación y sobre los malentendidos que esta práctica ha de generar. Soy de la opinión de que más allá de las escuelas lo importante es el camino personal. Por ello, los cánones no deben interponerse entre uno y su práctica, ya que el potencial de extraer los beneficios de la meditación está estrechamente vinculado a uno mismo.

