La dieta macrobiótica se basa en la filosofía Zen, la meditación del budismo. Su premisa es que todo en el mundo es Ying y Yang, incluso la alimentación. Los alimentos Ying son aquellos que son 100% naturales, mientras que los Yang son los que están adulterados. Estas dos categorías deben estar en armonía para alcanzar la felicidad.
Los problemas de la dieta macrobiótica

Algunos alimentos Ying son las frutas, el azúcar, la miel o el alcohol; mientras que algunos alimentos Yang son las carnes rojas, comidas saladas, aves o café. La dieta macrobiótica plantea la eliminación de los elementos Yang, buscando la evitación del consumo de esta clase de alimentos.
La dieta está dividida en diez estadios que van desde el -3 al +7, consistiendo el último en el consumo únicamente de granos de cereales triturados. ¿Pero es efectivamente la dieta macrobiótica una dieta sana?
La respuesta es que no. En el transcurso del pasaje desde el primer estadio hasta el último, nuestro cuerpo comienza a padecer carencias de proteínas, calcio, hierro y vitaminas A, D, C y B12.
Otro efecto que provoca esta dieta es la alta presencia de fitatos, lo cual impide la absorción de minerales, lo cual genera la aparición de enfermedades como anemia, escorbuto, hipocalcemia o hipoproteinemias, generando desnutrición.
Es imposible en el mundo de hoy en día seguir radicalmente una dieta macrobiótica, y suele procurarse alcanzar el estadio +1, el cual es similar a las dietas ovolactovegetarianas o estrictamente vegetarianas. Sin embargo, no es recomendable a nivel sanitario seguir una dieta de este tipo, ya que los trastornos nutricionales pueden causar daño a nuestro organismo.
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