Las cartas de amor de Rosario Castellanos

Talentosa, fuerte, valiente y eternamente enamorada, así era la escritora y poeta mexicana Rosario Castellanos, quien nació el 25 de mayo de 1925. Desde joven se rebeló contra la imagen de sumisión y debilidad que la sociedad mexicana insistía en poner sobre las mujeres de su época.

PUBLICIDAD

Prueba de ello es el trabajo de titulación que presentó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (en donde cursó licenciatura y maestría), el cual hablaba sobre la tendencia que se tiene en la cultura mexicana de colocar a las mujeres en múltiples planos inferiores. 

Te recomendamos: El amor tiene varias etapas, pero la mayoría de las parejas se quedan en la tercera…

Aunque muchos lectores la identifican más por sus poemas, la realidad es que Rosario Castellanos utilizó el mundo de la literatura y las letras como trinchera para denunciar no sólo la posición de desigualdad de las mujeres en la sociedad, también el trato que reciben los indígenas mexicanos, a quienes buscó dignificar para ampliar sus participación en los proceso democráticos del país.

Uno de los temas recurrentes en la obra de Castellanos fue el amor, sobre todo porque lo vivió en carne propia: se enamoró de Ricardo Guerra, un profesor de la facultad de Filosofía. Al principio su amor no fue correspondido e incluso Ricardo se casó con otra mujer. Sin embargo, Rosario se negó a renunciar a esta amor y en 1958 contrajo nupcias con él.

Desafortunadamente el matrimonio no fue lo que ella esperaba, pues al poco tiempo de que nació su hijo Gabriel la pareja se divorció, en parte por las infidelidades de Ricardo, lo cual le causó un gran sufrimiento a la novelista, quien tuvo que luchar contra la depresión por más de 10 años.

No te puedes perder: 9 fragmentos de poemas románticos compartidos hasta el cansancio… pero que todavía tienen vigencia

Prueba de este intenso y desgarrador amor son las más de 70 cartas que Rosario le escribió a su marido, mismas que conforman la colección llamada Cartas a Ricardo. En sus más de 600 páginas es posible apreciar la pasión y la desesperación que atormentaban a la escritora, quien se define a sí misma como "hambrienta de ternura".

PUBLICIDAD

 A continuación reproducimos una de estas emotivas esquelas.

Madrid, 6 de noviembre de 1950 Me entregué a usted: nunca me he puesto a considerar si fue sólo un momento. Sé que antes de conocerlo era yo una persona completamente distinta de la que soy ahora y que tal como me ha hecho le pertenezco. El que usted me sea fiel o no, no me hace variar de actitud. Yo le seré fiel siempre, a toda costa. No me interesa coquetear con nadie. Lo amo a usted. Si usted me falla, si por cualquier motivo nuestro amor no puede realizarse, yo no quiero volver a saber nada de amor con nadie, yo quiero vivir completamente sola y sin que nadie me hable de estas cosas. A usted no puedo substituirlo con nadie. Lo amo a usted, con exclusión del resto del mundo. Lo amo a usted aunque tenga niñitas y aunque las ame a ellas y aunque no me ame a mí. Lo amo y lo amo. Y estoy furiosa. Grrr. Claro que si usted me dice que no quiere saber nada de mí no voy a andar detrás de usted dándole lata. Rosario Castellanos
Relacionados: