Terry Gilliam finalmente terminó El hombre que mató a Don Quijote después de 20 años

En la jerga de la industria cinematográfica hollywoodense se designa oficialmente con el término development hell, que podría traducirse a grandes rasgos como «infierno de producción», a esa especie de limbo en el que quedan atrapados algunos proyectos cuando por diversos motivos —problemas de financiación, desacuerdos creativos, cambios de directores, guionistas o actores— la producción queda estancada, sin estar definitivamente cancelada.

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Las adaptaciones de novelas, cómics y videojuegos son las más propensas a verse en esta situación debido a asuntos de derechos y a los problemáticos cambios que puede implicar el paso de una obra a la pantalla. Títulos como Akira, Deadpool, Sin City 2 y Warcraft estuvieron años en development hell antes de ser estrenadas; otros casos famosos pero sin final feliz, con películas eventualmente canceladas, fueron los de Batman Triumphant (prevista como la continuación de Batman & Robin, a cargo de Joel Schumacher, cancelada tras el fracaso de la anterior) y Superman Lives (el proyecto de Tim Burton con guión de Kevin Smith y Nicolas Cage como Superman).

Pero uno de los casos más famosos de development hell es la película El hombre que mató a Don Quijote ( The Man Who Killed Don Quixote), de Terry Gilliam.

Dos décadas de problemas

Surge naturalmente la comparación entre la tenacidad de un Don Quijote peleando contra gigantes, sin escuchar absurdos argumentos de que no eran otra cosa que molinos de viento, y la tenacidad de Terry Gilliam, que a pesar de ver en múltiples ocasiones cómo su intento de hacer la película fracasaba, volvía a comenzar.

En 19 años, Gilliam tuvo ocho intentos fallidos de hacer su película basada en Don Quijote, antes de poder completarla, cosa que anunció este 4 de junio.

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La pre-producción de la película comenzó originalmente en 1998, poco después del estreno de Pánico y locura en Las Vegas.

Con un presupuesto de $32 millones de dólares, era en aquel momento una de las películas más costosas financiadas con fondos europeos (no hubo ningún inversor estadounidense) y una de las producciones más ambiciosas del director de Brazil y 12 Monos.

Tras un proceso de casting que llevó dos años, el actor francés Jean Rochefort fue elegido por Terry Gilliam para interpretar a Don Quijote, pese a que éste tuvo que pasar 7 meses aprendiendo inglés para hacer la película.

Se podría haber elegido otro actor que ya dominara el idioma y se ahorraba tiempo y dinero, pero ninguno luciría tan exactamente como la versión del Quijote que todos conocemos.

Otros actores en el elenco eran Johnny Depp, Vanessa Paradis, Christopher Eccleston, Jonathan Pryce, Ian Holm y Bill Paterson.

El rodaje comenzó en el 2000, pero desde ya marcado por la mala suerte: hubo una inundación que arruinó equipos de filmación y escenarios en los que estaban rodando, lo que retrasó la producción y dejó inutilizables todo lo que habían grabado hasta ese momento.

Su protagonista, Jean Rochefort, de 70 años en aquel momento, tenía que grabar escenas montando a caballo, lo cual no hubiera sido un problema para él ya que era un experimentado jinete, pero por alguna razón no podía montar sin sentir un fuerte dolor de espalda. Viajó a ver a su doctor en París y le fue diagnosticada una hernia de disco.

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Inicialmente, Gilliam decidió seguir filmando escenas en las que no aparecía el protagonista, pero cuando comenzó a hacerse evidente que Rochefort no podría regresar, esto terminó por sepultar todas las intenciones del director de llevar a cabo la película.

Este proceso está retratado en la película Lost in La Mancha, que originalmente iba a ser un “detrás de escenas” pero se convirtió en un documental sobre una película «que se negaba a ser realizada».

El documental, por su parte, seguramente no sabía que estaba mostrando nada más que el primer intento.

Esta cancelación implicó gastos adicionales, cambios de propietarios de los derechos y muchas otras complicaciones legales que se entrometieron en muchos de los intentos siguientes de Gilliam de hacer la película.

Con una producción así de demorada también comenzaron a surgir otras complicaciones: actores que ya no estaban disponibles, nuevos procesos de casting, cambios en el guión y en la historia misma de la película, y los inevitables problemas de financiación.

La novena es la vencida

El noveno intento de Terry Gilliam de completar El hombre que mató a Don Quijote fue anunciado en 2016.

La historia ha sido enteramente modificada. Ahora estará ambientada en la actualidad e incluye un giro metacinematográfico.

El rol que originalmente era de Johnny Depp ha quedado en manos de Adam Driver, y el personaje ha sido convertido en un director de cine que está filmando un comercial y encuentra una vieja copia de su película de cuando era estudiante: una reimaginación de la clásica historia de Don Quijote. Esto lo llevará de regreso a la pequeña aldea española en la que filmó aquella película, donde quedará envuelto en una serie de extrañas aventuras.

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Jonathan Pryce (actor conocido por su rol del Gorrión Supremo en Game of Thrones), quien aparecería originalmente en un rol secundario, interpretará a Don Quijote.

Imagen Getty Images

Olga Kurylenko y Stellan Skarsgard también están en el elenco.

Según reportes, Gilliam, que por ninguna razón pensaba renunciar a este proyecto, había dicho: «estaré muerto yo antes de que esta película lo esté».

Y no resulta extraño viniendo de un director que ha dedicado su carrera a cuestionar los conceptos de locura y cordura y a crear personajes trágicos que desafían a la sociedad y lo que se espera de ellos, tal como lo hizo el Quijote.