Sex and the City: la explicación del éxito de una serie que rompió moldes

En 2004, Sex and the City (o Sexo en la Ciudad) llegó al final de su emisión con 6 temporadas y 94 episodios a la espaldas. Un evento que dejó una estela de optimismo a muchas mujeres que, hasta entonces, nunca se habían planteado hablar de vibradores durante un desayuno o tener las mismas y satisfactorias relaciones sexuales que un hombre. Pero ante todo,potenció un poco más la complicidad y entrega entre  amigas en todo el mundo. Analizamos el fenómeno de Sex and the City diez años después de su final.  

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Todo empieza con un tutú

El 6 de junio de 1998, una nueva serie se emitía en HBO. Presentaba a una joven Sarah Jessica Parker luciendo un tutú por Manhattan, una de las cabeceras más famosas de la televisión al ritmo de Groove Armada. Comenzaba la revolución, una pequeña revolución para todas las mujeres (y hombres) del mundo, que quedaron algo eclipsados por esas cuatro mujeres que andaban conquistando hombres entre bares de Greenwich Village, que compraban zapatos aún cuando no tenían para pagar su alquiler y hablaban del sexo de un modo explícito mientras devoraban una ensalada.

Sex and the City se basaba en el libro del mismo nombre publicado por Candace Bushnell en el que  la autora recopilaba sus artículos escritos para el periódico New York Observer. Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) era la viva imagen de esta autora, una escritora del ficticio The New Yorker Star que hablaba de relaciones y quizás no tanto de sexo. Una mujer que, a pesar de un sueldo de dudosa rentabilidad, tenía el armario colmado de zapatos de Manolo Blahnik, quizás el mayor misterio de la serie.

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El resto de sus amigas eran la cínica abogada Miranda Hobes ( Cynthia Nixon), prototipo de mujer independiente y poderosa cuyas competencias laborales podían equipararse a las de sus colegas masculinos; Charlotte York ( Kristin Davis), la más tradicional y mojigata, la cual trabaja en una galería de arte y busca fervientemente al hombre perfecto (mítica aquella frase " Llevo desde los 15 años buscando al hombre perfecto. ¿Dónde está ÉL? Estoy agotada ") y Samantha Jones ( Kim Cattrall), una relaciones públicas agresiva, poderosa y demasiado activa sexualmente.

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El destino de cuatro mujeres

Estas cuatro mujeres representaban una identidad diferente, razón por la que muchas espectadoras conectaron con la serie, pues aunque estas vistiesen vestidos caros o vivieran en Park Avenue, no distaban mucho de esas mujeres con problemas amorosos cotidianos y una independencia económica sin precedentes.

Cada capítulo quedaba definido por un nuevo artículo de Carrie, una mujer que cree en el amor y cuya trayectoria con Mr. Big, un hombre incapaz de comprometerse, se convierte en el pilar de la serie. Seis temporadas en las que cuatro mujeres tienen problemas reales tales como el embarazo de una soltera Miranda, la perfecta conjunción de amor y sexo o la lucha contra una enfermedad como es el caso de Samantha o la frustración de la (casi) estéril Charlotte.

Estos problemas se veían combinados con unos diálogos ácidos, atrevidos, en las que las mujeres buscaban penes a su medida, compartían impresiones acerca de vibradores último modelo y discutían acerca de las relaciones, desde aquellas que finalizaban con un post it hasta las que te hacen plantearte si casarte y tener hijos es tu destino o una norma social. Una serie, ante todo, que trataba de la amistad, sin tapujos y transparente, entre mujeres.

A lo largo de sus seis temporadas, las protagonistas de Sex and the City evolucionaban hacia lo insólito, hacia un destino insospechado en la primera temporada (especialmente Miranda), a lo que realmente creían querer y necesitar. Todo ello a ritmo de música lounge, modelitos de alta costura y entre las calles de un Nueva York que se convertía en su particular patio de recreo.

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El éxito de la serie, la cual finalizó en febrero de 2004 con el capítulo más visto de la serie ("Una Americana en París: Parte 2") propició la producción de dos películas estrenadas en 2008 y 2010 respectivamente, en las que, si bien no encarnaban a la perfección la esencia de la serie y todas las protagonista habían sucumbido al botox, confirmaban un fenómeno que aún continuaba arrastrando hordas de mujeres, gays y más hombres heterosexuales de los que pensamos a ese pequeño microcosmos de zapatos y cosmopolitans

Lástima que The Carrie Diaries no supiera rendir un justo homenaje.

Imagen HBO

10 años después de Sex and the City, la famosa serie de HBO protagonizada y producida por Sarah Jessica Parker continúa encandilando a esas nuevas generaciones de mujeres que encuentran en la serie su particular vía de escape a una mentalidad más abierta encaminada a la liberación femenina, la aceptación y rechazo de ciertas pautas sociales y, ante todo, contar con sus amigas como esas medias naranjas que a veces tanto se resisten.

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