Inevitablemente, los Premios Oscar 2017 están marcados por el agitado clima político que se está viviendo en los Estados Unidos y, como consecuencia, en casi todo el mundo.
Los 5 directores nominados por película extranjera lanzan comunicado en contra del "fanatismo y nacionalismo" en EE.UU.

La élite de Hollywood, sus grandes estrellas, han sido de las más efusivas en su oposición a Donald Trump y su gobierno, y los pasados Premios SAG, del sindicato de actores, fueron una suerte de preámbulo de lo que seguramente veremos en estos Oscar, cargados de discursos que harán alusión directa o indirecta a lo que está sucediendo políticamente.
Los Premios Oscar se vieron, al menos en un aspecto muy concreto, directamente afectados por una de las medidas más conocidas y resistidas del gobierno de Donald Trump, el llamado "veto musulmán". Debida a esta prohibición de entrar a los Estados Unidos a ciudadanos de siete países mayormente musulmanes, el director iraní Asghar Farhadi, cuya película The Salesman es una de las cinco nominadas a Mejor película extranjera, no podría asistir a la ceremonia.
Y aunque la enorme resistencia que desató esta medida, y sus aberraciones legales, obligaron al gobierno de Trump a anunciar que se podrían hacer excepciones caso a caso, y por lo tanto Farhadi podría lograr una excepción si así lo quisiera, el director iraní comunicó que no asistiría a los premios a modo de protesta.
Ahora, poco antes de la ceremonia misma, los otros cuatro directores extranjeros que compiten con Farhadi en la misma categoría, se han sumado a la protesta y, entre todos, escribieron una carta abierta conjunta.
Además de Farhadi, los otros directores son la alemana Maren Ade ( Toni Erdmann), el danés Martin Zandvliet ( Land of Mine), el sueco Hannes Holm ( A Man Called Ove) y los australianos Martin Butler y Bentley Dean ( Tanna).
Esta es la carta:
"En nombre de todos los nominados, nos gustaría expresar nuestro rechazo unánime y enfático del clima de fanatismo y nacionalismo que vemos en los Estados Unidos y en muchos otros países, en parte de la población, y desafortunadamente también en muchos líderes políticos. El miedo generado al dividirnos por género, colores, religiones y sexualidades con la intención de justificar la violencia, destruye las cosas de las que dependemos, no solo como artistas sino también como humanos: la diversidad de las culturas, la posibilidad de enriquecernos por algo que parece "extranjero" y la creencia de que el encuentro humano nos puede cambiar para mejor. Estos muros que dividen impiden que la gente descubra algo simple pero esencial: que no somos tan diferentes. Así que nos preguntamos: ¿Qué puede hacer el cine? Aunque no queremos sobreestimar el poder de las películas, sí creemos que ningún otro medio puede ofrecer una mirada tan profunda a las circunstancias de otras personas y transformar los sentimientos de "ajenidad" en cosas como la curiosidad, la empatía y la compasión; incluyo hacia aquellos que nos han dicho son nuestros enemigos. Sin importar quién gana el Premio de la Academia a mejor película extranjera, nos negamos a pensar en términos de fronteras. No creemos que haya un país mejor, un género mejor, una mejor religión o un mejor color. Queremos que este premio represente la unidad de las naciones y la libertad del arte. Los derechos humanos no son algo que uno deba solicitar. Simplemente existen. Y para todos. Por esta razón, dedicamos este premios a todas las personas, artistas, periodistas y activistas que trabajan en pos de la unidad y el entendimiento, y a aquellos que luchan por la libertad de expresión y la dignidad humana, valores cuya protección es actualmente más importante que nunca. Al dedicar este Oscar a ellos, queremos mostrarles nuestro profundo respeto y solidaridad"









