Un episodio de Game of Thrones, “ Hardhome” —”Casa Austera”—, le aportó a la irregular temporada 5 de la serie toda la acción y la intensidad que le había faltado hasta el momento, pero además mostró de manera elocuente y definitiva la amenaza (y el terror) que representan para todo Westeros los caminantes blancos y el ejército de zombies que lideran, y cómo ésta es capaz de eclipsar o hacer lucir trivial todo conflicto, rivalidad o tensión entre los humanos, para aunarlos ante una causa común.
Game of Thrones: Daenerys Targaryen, los caminantes y la esperanza de los Siete Reinos

Esa amenaza espectral e imprecisa que se cierne desde el comienzo mismo de la serie es ahora más palpable y evidente que nunca, y el gran clímax de la serie será el enfrentamiento entre los imponentes caminantes blancos y los humanos. Mientras los humanos, con sus conflictos y luchas de poder se matan entre sí, los caminantes se hacen cada vez más fuertes, ya que, como vimos, cada humano muerto es un potencial soldado de su ejército.
Combatiendo a los zombies
En este escenario, las perspectivas son realmente poco auspiciosas para todos los personajes de Game of Thrones y para Westeros. Pero si es que hay una esperanza, esta está relacionada con Daenerys Targaryen.

Hay una interesante teoría acerca de cómo pueden arreglárselas los habitantes de los Siete Reinos para combatir y vencer al ejército de caminantes blancos una vez que éstos avancen.
Es en realidad muy sencilla y se basa esencialmente en cosas que vimos antes en la serie.
Como tal vez recordarán, gracias a un inédito momento heroico y valiente de Sam Tarly, el vidriagón (o vidrio de dragón) es uno de los pocos elementos que permite matar definitivamente a un caminante blanco.
El problema es que el vidriagón es escaso y no muchos podrán tener disponible un arma fabricada con este material a la hora de enfrentar a los Otros.
Como hemos visto también, gracias a la suerte de Jon Snow en "Hardhome", también el acero valyrio permite eliminar a los caminantes blancos (e incluso hacerlos añicos).

En la serie hemos visto sólo algunas de estas espadas. La de la casa Stark, nombrada Hielo, fue fundida después de la muerte de Ned Stark, y a partir de ella se forjaron otras dos: Lamento de Viuda, la que Tywin le regaló a Joffrey el día de su boda, ahora vaya a saber en manos de quién en Desembarco del Rey; y Guardajuramentos, la que Jaime le entregó a Brienne.
La que tiene Jon Snow se llama Garra y perteneció a la Casa Mormont; fue entregada a Jon por parte del comandante de la Guardia de la Noche, Jeor Mormont.
También está la que Sam Tarly le robó a su padre.
En los libros de George R.R. Martin, y según una cita de Tyrion Lannister, habría alrededor de 200 espadas de éstas esparcidas o perdidas en los Siete Reinos.
Evidentemente, esto no parece suficiente para combatir el creciente ejército de caminantes.
Ejército que además tiene otros interesantes trucos bajo la manga: los caminantes no sólo suman soldados con cada víctima que se cobran, sino que además son invulnerables al fuego. ¡Y hasta lo apagan con su helada presencia!

Pero si tenemos en cuenta que sí son vulnerables al vidrio de dragón y al acero valyrio —llamado acero de dragón en los libros—, se puede suponer que también lo son al fuego de dragón. No en vano toda la saga de George R.R. Martin se llama Canción de hielo y fuego.
Y aquí es donde entra en juego Daenerys y sus dragones.
Por lo pronto, Daenerys ya ha encontrado en Tyrion Lannister un consejero inteligente y conocedor de la política de los Siete Reinos y las casas poderosas. Sólo resta que termine por dominar sus dragones para que, en un hipotético final, veamos a Daenerys, Jon Snow y Tyrion Lannister reuniendo sus fuerzas para combatir a la legión de zombies.

- Ver también: Game of Thrones y el arte de montar dragones









