Desconozco si hay algún dato concreto o un estudio serio al respecto, pero Guillermo del Toro es posiblemente el director que posee la mayor cantidad de proyectos inconclusos, cancelados o postergados indefinidamente, esas potenciales películas que suenan más que interesantes pero que nunca superan la etapa de ser una idea en un papel o poco más.
En las montañas de la locura, de H.P. Lovecraft: el proyecto frustado de Guillermo del Toro

Tal vez se debe simplemente a que, con su popularidad, es natural que despierte interés en lo que sea que esté trabajando o pensando en trabajar en un momento dado, y, por otra parte, el mismo del Toro siempre ha sido bastante abierto y comunicativo al respecto, discutiendo públicamente sus proyectos aunque todavía no estén aseguradas su financiación o viabilidad, o aunque no sea más que una declaración de intenciones.
En las montañas de la locura

Algunos de esos proyectos fallidos son casi tan famosos y despiertan tanta fascinación como algunas de las películas que del Toro efectivamente concluyó y estrenó.
Por ejemplo, Hellboy 3, recientemente cancelada de manera definitiva, Justice League Dark, que quedó en manos de otro director, o En las montañas de la locura, una adaptación que del Toro tiene intenciones de hacer desde hace más de una década, por lo menos.
Este último sería el proyecto que reuniría finalmente a Guillermo del Toro con H.P. Lovecraft, una conexión que, a la luz de la obra de ambos, se ve tan natural e inevitable que parece increíble que todavía no se haya producido.
Guillermo del Toro, cuando no estaba haciendo grandes y millonarios blockbusters, se dedicó a cultivar con películas más personales y audaces esa clase de horror gótico y fantástico que sería impensado sin la herencia y el legado de H.P. Lovecraft.
“Lovecraft es muy importante en la historia del género de horror” dijo Guillermo del Toro alguna vez, “creó un asombroso universo de viejos dioses y monstruos cósmicos, es increíblemente influyente, y yo sería un cineasta muy diferente si no fuera por él”
En las montañas de la locura ("At the Mountains of Madness" el título original) es una nouvelle que Lovecraft escribió en 1931, y que Farnsworth Wright, el editor de la revista pulp Weird Tales, rechazó por ser demasiado extensa. Un visionario.
Lovecraft no se tomó muy bien el rechazo y archivó su historia, pero algunos años después su agente se la envió a la revista de ciencia ficción Astounding Stories, en la que fue publicada serializada en tres números, por lo que Lovecraft recibió $315 dólares, el pago más alto que nunca había recibido por su trabajo.

La historia narra los eventos de una catastrófica expedición a la Antártida, y los misterios y secretos que el grupo explorador, comandado por el Dr. William Dyer, encontró en ese vasto y lejano continente que había obsesionado a Lovecraft desde su temprana edad.
Se cree que este relato fue uno de los responsables de la popularización de la llamada hipótesis de los alienígenas ancestrales, que sostiene que seres extraterrestres visitaron la Tierra en tiempos antiguos y son de diversas maneras responsables del origen y el desarrollo de la civilización humana.
La adaptación de Guillermo del Toro

Del Toro y el guionista Matthew Robbins (con quien también co-escribió su película Mimic en 1997 y la más reciente Crimson Peak) escribieron un guión inspirado en la historia de H.P. Lovecraft en 2006, pero no pudieron convencer a Warner Bros para que financiara la película.
La adaptación seguía el mismo destino que tuvo la historia original de Lovecraft.
Según reveló del Toro en aquel momento, los ejecutivos del estudio temían que la película fuera demasiado costosa, pero además también desconfiaban del hecho de que no tuviera una historia de amor ni un final feliz.
“Es imposible que haya nada de eso en el universo Lovecraft” respondió el director.
De todas maneras, del Toro no perdió las esperanzas y mantuvo el proyecto activo.
En 2010 llegó a darle nueva vida y lo que parecía ser una apuesta casi segura e imposible de rechazar, al anunciar que sería realizado en 3D, que tendría a James Cameron como productor y a Tom Cruise como protagonista. Tenía todo para ser un gran hit.

Pero había todavía un gran problema: del Toro quería que la película fuera “R-rated”, es decir orientada al público adulto, dispuesta a llevar el horror un poco más lejos.
“No sería una película muy sangrienta” aseguró del Toro, “pero sí muy intensa”. “Muchos se olvidan lo gráfica que es la historia original” agregó.
Los grandes estudios de Hollywood prefieren que sus blockbusters tengan la calificación PG-13, apta para mayores de 13 años, lo que les da un potencial taquillero mucho mayor.
Así lo explicó del Toro, tras presentarle la película, ahora a Universal Pictures:
“Consideramos que teníamos un paquete muy bueno, ideal. El presupuesto estimado era de $150 millones, pero teníamos a Tom Cruise, a James Cameron como productor, a Industrial Light & Magic [la compañía de George Lucas] a cargo de los efectos especiales, les mostramos el arte, el concepto, les explicamos por qué creíamos que esta apuesta de horror a gran escala sería maravillosa... Pero el estudio tenía otra opinión. La calificación ‘R-rated’ fue lo que terminó por arruinar el proyecto. Si hubiera sido PG-13, o si yo hubiera dicho que era PG-13... Fui muy inocente, debería haber mentido, pero no lo hice”
La opinión respecto a las películas “R-rated”, sin embargo, ha cambiado ahora, gracias a títulos de superhéroes muy exitosos y taquilleros como Deadpool y Logan, que demostraron que existe una buena (y rentable) porción adulta de la audiencia para ellas.

Pero del Toro ha dicho ahora que no cree que esto afecte significativamente el modo en el que los grandes estudios de Hollywood hacen sus negocios:
“Todos pensamos, desde afuera, que los estudios sacarán una valiosa lección de todo esto [de los éxitos de Deadpool y Logan]. Pero los estudios no funcionan de esa manera. Recuerdo un chiste que alguien me contó, sobre un hombre alcohólico que ve cómo sirven una bebida, ponen dentro del vaso un gusano y éste se disuelve por el alcohol. Le preguntan qué aprendió de ésto y él responde: ‘Que si bebo, no tendré gusanos’. Así es como razonan los estudios: todo es una excepción. Tienes que presentarle propuestas con números que tengan sentido para ellos”
Guillermo del Toro también se refirió a una cierta percepción falsa que el público suele tener sobre los directores de cine en Hollywood:
“Muchos piensan que un director es como un emperador romano sentado sobre un carruaje al que un sirviente le trae uvas y en un momento dice ‘Ahora me gustaría hacer En las montañas de la locura’ y listo. No es así. Un director no es más que un trabajador que busca oportunidades y trata de hacer números para presentar a los estudios, intentando reunir estrellas y diseñar un proyecto o lo que sea. Es por eso que intento alternar pequeñas películas con las otras más grandes, porque éstas, aunque tienes que luchar con el presupuesto, te dan completa libertad, puedes hacer lo que quieres”
Todo esto, conjuntamente con el lanzamiento de Prometheus de Ridley Scott en 2012, película que del Toro consideró que tenía algunas similitudes con la que él quería hacer, terminó por desalentar definitivamente al director, y ha dejado a la película En las montañas de la locura como un proyecto por lo menos lejano e improbable, sino completamente abandonado.
Pese a todo lo bueno que ya se había hecho, según del Toro:
“Un día mostraré el arte, todo lo que hicimos en pre-producción. Teníamos más de 300 piezas de arte, hicimos guiones gráficos, modelos a escala, toda una presentación. Y ahí todos exclamarán: ¡¿por qué?!”
Tal vez, eventualmente, un documental se encargue de echar luz sobre todo este proceso que nos ha dejado una de las grandes películas jamás hechas.
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