5 reality shows que pueden dañar tu mente

Psicólogos y psiquiatras analizan los estragos que pueden producir algunos programas de televisión conocidos como reality shows, que tienen una gran fuerza adictiva, “cualquiera que sea la formación profesional y educación cultural” del espectador. Desde las mesas de producción donde se preparan estos programas se tienen en cuenta formas de comunicación ligadas al dominio psicológico y cerebral de los espectadores en función de una supuesta realidad, muy diferente a todas las ficciones de las que provee la gran industria de la televisión.

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Pero cualquier reality está tan perfectamente diseñado para ser seguido incluso más que un telefilm, ya que al tratarse de intérpretes de la vida cotidiana, procura conquistar la identificación del público como si fuera un voyeur, a través de la ventana de su casa, como sucede con los ya clásicos Gran Hermano o Survivor o programas de cotilleo donde periodistas y personajes de sospechosa moralidad juegan a agraviarse a cambio de dinero.

Es tal el dominio mental que tienen estos programas que atraen incluso cuando los rechazas, y más aún cuando odias estos programas, porque a menudo, en determinados ambientes parece que el televisor se enciende “mágicamente” como si fuera una visita inesperada. Conozcamos estos reality shows perjudiciales para tu mente:

#5 The Baby Borrowers

Se lanzó como un “experimento social” de la NBC a partir de cinco parejas de alegres adolescentes de buen ver y diversas etnias, a quienes se les da una oportunidad única de convertirse a todo dar en adultos con la responsabilidad de ser padres de familia. “Juegan” a educar a un bebé que se va convirtiendo en un niño… El crecimiento propio y el de la criatura que tienen entre manos. Es una serie muy criticada en EE. UU. por asociaciones de diferente tipo ante la manipulación de jóvenes con personalidades aún no plenamente desarrolladas.

#4 The Amazing Race

El riesgo abusivo, a menudo cargado de violencia, la sorpresa mal tramitada y peor resuelta, el no-va-más de la llamada “divertida humillación” a cambio de los minutos de gloria en televisión y eventualmente ciertas cantidades de dinero. Es un plan demencial en el que los participantes se dejan llevar —sin experiencia profesional alguna— para lanzarse en tremendas pruebas de fuerza como “baje en rappel por esta grieta tan negra como la boca de un lobo”. Hay ejercicios muy logrados de gran altura o riesgo alto con protecciones, pero la parte más grave es todo lo concerniente al “más difícil todavía” de lo que se es capaz cada participante con tal de salir en la tele.

#3 The Ultimate Fighter

La superación un tanto animal de los muy teatrales programas de lucha libre, divulgados desde los años 70. Si bien hay mucho reality shows que animan a la gente al enfrentamiento real o fingido, esta clase de lucha se convierte en un espectáculo protagonizado por luchadores de artes marciales mixtas que así tendrán oportunidad de darse a conocer a lo grande y lograr un contrato profesional. La parte feroz es la que más éxito le ha dado, como el caso de Dan Simmler, que acabó con una conmoción cerebral y una mandíbula rota.

#2 Fear Factor

Comer cualquier tipo de repugnantes especies animales con la cabeza metida en una escafandra en la que sólo hay “bichos” es, tan solo, una de las diversiones aquí propuestas. La única motivación para participar en este formato puede ser una especie de reto personal rayano en la histeria de un manicomio, porque los productores analizan la capacidad de resistencia psicológica de cada participante que jamás tendrá ni siquiera una pista de lo que le sucederá… ni siquiera cuando le aten a una ruega que gira mientras tiene un casco lleno de escorpiones… Ha tenido tanto éxito que sus creadores de la MTV fueron más allá y crearon un gran fracaso llamado “miedo”, en el que los concursantes eran enviados a lugares horribles para comprobar si estaban encantados.

#1 I Want a Famous Face


La búsqueda del cuerpo perfecto llegó a la televisión de la mano de estos dos formatos en los que se exalta la cirugía plástica como medio para ser más feliz. Los concursantes se sometían a diversas operaciones para parecerse a sus estrellas favoritas o para obtener una imagen “como la de mi ídolo”, y el resultado era que en ocasiones les costaba reconocer “su nuevo yo” en el espejo tras la transformación, generalmente absoluta. Tanto en Estados Unidos como en algunos países de Hispanoamérica esta tendencia ha generado una auténtica obsesión por el cambio de cuerpo, hasta límites inconcebibles para la ciencia.