Cuando los argentinos nos vamos de viaje, nos diferenciamos de todo el resto porque tenemos una impronta argenta muy fuerte. Se nota en el humor, en los modos de tratar a las personas y hasta de movernos.

Una gran parte de los recuerdos de viajes se conforman de anécdotas, que a veces incluyen a personas con las que nos cruzamos, tuvimos un pequeño malentendido o incluso permanecimos en contacto...

Si bien el término que utilizamos para todo tipo de actividad que implique salir de nuestra ciudad es viajar, dentro del grupo de personas que realizan esto hay diversos tipos. Los dos grandes grupos que pueden diferenciarse son: los turistas por un lado, y por el otro los viajeros. Lo que distingue a un grupo de otro son las preferencias y elecciones que toman en cómo trasladarse, qué puntos de interés visitar, dónde alojarse, con quién viajar, entre otras cosas.

¿Quién no ha soñado con tomarse una foto al atardecer en la torre Eiffel, con pasear por las callecitas de París llenas de artistas y carga histórica y cultural, o con probar los famosos croissants y baguettes? ¡Qué levante la mano!

¿Quién no adora irse de viaje? Probablemente a muy poca gente no le guste viajar.

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