Mission: Impossible — Fallout, la sexta entrega de la clásica saga de acción y espionaje, fue proyectada esta semana a críticos y miembros de la prensa estadounidense, y las efusivas reacciones que desató sugieren que se trata de una de las mejores películas de la serie. Al menos en lo que a la opinión de un puñado de críticos respecta.

A fines de los 80 y comienzos de los 90 el director John McTiernan era sinónimo de notables películas de acción, de esas que redefinieron y popularizaron el género en esa época, de la mano de grandes estrellas como Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis.

Desde que los productores de James Bond decidieron hacer un reboot, presuntamente inspirado en Batman Begins y en ese mundo solemne y lúgubre del héroe de Gotham creado por Nolan, el nuevo agente 007 interpretado por Daniel Craig ha aparecido como un versión más oscura y menos fantasiosa (arruinando un poco la diversión, creo yo), una con más puntos de contactos con el mundo real, donde ser un espía internacional no es solamente glamour, elegancia, sensualidad y sofisticación, una en la que el héroe puede ser brutalmente torturado y puede fallar, tener dudas y perder su confianza y seguridad.

Nuestras familias son fuera de lo ordinario y en ocasiones nos sentimos avergonzados por ello, pero no te preocupes, hay familias mucho más extravagantes que la tuya y Netflix siempre está ahí para asustarte con las posibilidades.

Las noticias respecto al spin-off de Fast & Furious se agitaron hace unos días cuando se anunció la presencia de Idris Elba como el gran antagonista de la película, una notable incorporación.

Keanu Reeves volverá como John Wick para la tercera entrega de la saga del sicario retirado al que un cachorrito asesinado, el robo de su preciado Mustang del 69 y después algunas deudas pendientes han obligado a volver a sus andanzas asesinas, lo que mejor sabe hacer.