Nelson Mandela es sin lugar a dudas una de las figuras más legendarias de la historia de nuestra humanidad. Podrán pasar muchos años y otro hechos significativos, pero sus actos de grandeza continuarán inspirando a millones alrededor del mundo y siempre se lo recordará con mucha admiración. Y ojalá su historia pueda inspirar a otros para seguir sus pasos y proponerse cambiar todo aquello que esté mal.

¡Amo las plantas! Las tengo por todas partes; en mi escritorio, en la sala, en la cocina, hasta en el baño. Ya he leído mucho sobre cómo las plantas nos ayudan a calmar la mente y que plantarlas, cuidarlas y regarlas, tiene efectos positivos en nosotros.

El ajetreo de la rutina diaria no te deja ser consciente sobre esas pequeñas cosas de la vida cotidiana que son capaces de elevar tu espíritu y enriquecerte el alma.

Suave como una caricia, fresca como un beso, la humedad de la mañana despierta y revitaliza. Durante la noche, la Tierra hace que suba toda su energía hacia las plantas y si el cielo está claro, un abundante rocío va a concentrar este potencial energético. En sus comienzos, el médico inglés Edward Bach soñaba con el rocío de las flores, pensaba que cada gota de esta agua preciosa estaba impregnada de la misma fuerza vital que la planta.

El poder sanador de la palabra es conocido desde tiempos inmemoriales. El saber ancestral y las medicinas populares lo utilizan activamente en forma de mantras, plegarias y otras variaciones que la experiencia ha mostrado capaces de influir beneficiosamente en la recuperación de la salud.

Los chakras del cuerpo humano nos ofrecen grandes beneficios son muy grandes ya que restauran el equilibrio armónico de las funciones de todas las energías que nunca vemos pero están.