Trump pide al alto mando militar usar "ciudades peligrosas" como campo de entrenamiento

Con un mensaje altamente politizado, el presidente Trump y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunciaron a los altos mandos que fueron convocados sorpresivamente a una reunión cerca de Washington DC algo que se venía perfilando desde el principio del gobierno republicano: las cosas serán más beligerantes, más masculinas, menos diversas y menos "políticamente correctas" en el actual Pentágono.

Video Trump pide usar ciudades como Los Ángeles y Nueva York de campos de entrenamiento del Ejército

Por una hora, los generales y almirantes del Pentágono escucharon a Donald Trump dar un inusual y desordenado discurso pleno de referencias políticas y quejas que iban más allá del tema militar. Y lo hicieron apegados al protocolo militar, sin reaccionar con aplausos, salvo algunas reacciones a chistes del presidente.

Trump habló desde hacer de las “ciudades peligrosas” de EEUU campos de entrenamiento militar para un supuesto enemigo interno, hasta quejarse porque no le vayan a dar el Nobel de la Paz a quejarse y burlarse del anterior comandante en jefe, el presidente Joe Biden.

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Aunque Trump está acostumbrado a que sus seguidores se ríen de sus chistes y aplauden sus alardes durante sus discursos, no obtuvo ese mismo entusiasmo por parte de los generales y almirantes quienes siguiendo la tradición de imparcialidad de las Fuerzas Armadas y permanecieron con cara seria durante los comentarios politizados del presidente.

Si el discurso de Trump fue inusual en tono y lo desordenado del contenido, también lo fue la reunión misma de generales y almirantes en la sede de los Marines en Quantico, Virginia, convocada en pocos días por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, sin informar de la agenda a tratar.

Trump, y Hegseth primero, dejaron claro que las Fuerzas Armadas entran en una nueva etapa que podría resumirse como una sin “corrección política” en el manejo de las relaciones internas, y “neutra” o de “nivel masculino” a la hora de evaluar las aptitudes físicas de los uniformados, lo que puede ser interpretado como un regreso a antiguos valores.

Fue una reunión donde los puntos de la llamada guerra cultural (que enfrenta los valores de liberales y conservadores) promovida por Trump y Hegseth quedaron pública y oficialmente descritos ante los altos mandos, a quienes se les pidió aceptar la nueva dinámica o renunciar a sus puestos.

Trump da un discurso político a una audiencia silenciosa

La semana pasada el presidente se quejó de problemas con el prompter cuando iba a dar su discurso anual ante la Asamblea General de Naciones Unidas, pero en esta ocasión ante los uniformados no parece haberse ceñido a lo que tuviera escrito para la ocasión.

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Desde el principio, el presidente se topó con el tradicional silencio sepulcral al comenzar su discurso ante cientos de altos oficiales del ejército estadounidense, quienes no aplaudieron su legada al podio.

"Nunca había entrado en una sala tan silenciosa. Si quieren aplaudir, pueden hacerlo (...) Traten de relajarse un poco, ¿de acuerdo?. Porque todos formamos parte del mismo equipo", comentó Trump, a quien se le pudo ver algo incómodo por la situación.

Eso no puede interpretarse como rechazo a la figura del mandatario o sus planteamientos, porque las Fuerzas Armadas tienen estrictas normas de protocolo y cortesía, que incluyen mostrar respeto y deferencia al comandante en jefe y abstenerse de expresar aprobación o desaprobación ante declaraciones políticas.

Así sucede en los discursos del Estado de la Unión, en los que los altos mandos militares se abstienen de aplaudir al presidente, incluso cuando habla de asuntos militares.

“Ciudades peligrosas” como campos de entrenamiento militar

En uno de los puntos más polémicos de su intervención, el presidente Trump reveló que quiere usar ciudades estadounidenses como centros de entrenamiento para las fuerzas armadas y dijo que "hemos recuperado el principio fundamental de que la defensa de la patria es la prioridad número uno de las Fuerzas Armadas".

“Le dije al secretario de Defensa, Pete Hegseth, que deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como zonas de entrenamiento para la Guardia Nacional. Sí, la Guardia Nacional, porque vamos a ir a Chicago”, declaró Trump, refiriéndose a sus planes de desplegar al ejército en ciudades y estados demócratas “para mantener el orden y la paz interna”.

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Es un tema recurrente del mandatario desde su primer gobierno, pese a que es contrario a la centenaria Ley Posse Comitatus que prohíbe a las tropas federales participar en operaciones de aplicación de la ley porque considera que amenaza la democracia.

Esta es la primera vez que el presidente se dirige directamente a los líderes militares para decirles que serían parte fundamental en la lucha contra lo que describe como la “amenaza interna” en ciudades como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles.

“Solo en las últimas décadas, algunos políticos han llegado a creer que nuestra misión es patrullar las zonas más remotas de Kenia y Somalia, mientras Estados Unidos sufre una invasión interna. Estamos siendo invadidos desde dentro. Es igual de peligroso que un enemigo extranjero, pero en muchos sentidos más difícil, porque no llevan uniforme", dijo Trump, quien en campaña aseguraba que existía una invasión de inmigrantes por la frontera con México.

"Se trata de un enemigo interno, y debemos controlarlo antes de que se salga de control (...) Una vez que ustedes estén involucrados, no se saldrá de control”, aseguró usando una referencia que ha hehco para los que llema "grupos de izquierda radical" a los que considera un problema de orden interno.

“Corrección política” y redefinición del “liderazgo tóxico”

Antes, durante su discurso que también duró casi una hora, el secretario Hegseth afirmó que el ejército estadounidense ha promovido a muchos de sus líderes por las razones equivocadas, basándose en cuotas de género y raza, y en la búsqueda de “primeros históricos”, en aparente referencia a mandos femeninos, negros o hispanos u otras razas y afirmó que los líderes militares a quienes no les guste el nuevo enfoque deberían "hacer lo correcto y renunciar"..

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“La era del liderazgo políticamente correcto y excesivamente sensible, que busca no herir sentimientos, termina ahora mismo en todos los niveles”, declaró Hegseth, algo que Trump remarcó después afirmando que “el propósito del ejército estadounidense no es proteger los sentimientos de nadie, sino proteger nuestra república”.

Hegseth anunció que flexibilizará las normas disciplinarias y debilitará las protecciones contra el acoso, centrándose en eliminar muchas de las medidas de seguridad que el ejército había implementado tras numerosos escándalos e investigaciones.

El secretario ordenó revisar “las definiciones del departamento sobre el llamado liderazgo tóxico, el acoso y el abuso de poder, para empoderar a los líderes a imponer estándares sin temor a represalias” y establecer “cambios en la retención de información desfavorable en los expedientes del personal, para que los líderes con infracciones leves o justificables no queden marcados para siempre”, con el argumento de que "la gente comete errores, y nuestros errores no deberían definir una carrera entera (...) De lo contrario, solo intentaremos no cometer errores”.

“Por supuesto, ser racista ha sido ilegal en nuestras organizaciones desde 1948. Lo mismo ocurre con el acoso sexual. Ambos comportamientos son reprochables e ilegales”, dijo Hegseth, aunque no se refirió a cómo el acoso y el liderazgo tóxico han sido determinantes en varios suicidios militares en los últimos años y las cifras que el gobierno maneja sobre el problema de los abusos sexuales entre uniformados.

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Pese a la queja de Hegseth, son varios los casos de violaciones, abuso sexual o discriminación que se presentan entre las tropas. Por ejemplo, l os datos del programa de detección universal del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA), muestran que aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 50 hombres reportan haber sufrido acoso sexual durante su servicio militar.

“El espíritu guerrero" es de "género neutro"

Hegseth aprovechó para hablar del "espíritu guerrero" que asegura querer insuflar al Pentágono, en contraste con el lema del departamento bajo previos gobiernos de que "la diversidad es nuestra fortaleza", que calificó de "falacia absurda".

"Tuvieron que emitir declaraciones confusas sobre diversidad, equidad e inclusión (DEI) y LGBTQ+. Les dijeron que hombres y mujeres son lo mismo, o que un hombre que se considera mujer es algo totalmente normal", dijo, añadiendo a la lista de políticas erróneas el uso de tanques eléctricos y la exigencia de la vacuna contra la COVID-19.

Pese a ello, Hegseth aseguró que no se trata de impedir que las mujeres tengan carreras militares.

“Pero cuando se trata de un puesto que requiere fuerza física para el combate, los estándares físicos deben ser altos y no discriminatorios por género (...) Si las mujeres pueden cumplir con los requisitos, bien; si no, así es”.

“Si eso significa que ninguna mujer califica para ciertos puestos de combate, pues así será. Esa no es la intención, pero podría ser el resultado”, reconoció Hegseth.

Hegseth aprovechó la ocasión para criticar las políticas medioambientales y la presencia de personal transgénero en las fuerzas armadas, a la vez que elogiaba a Trump y a sí mismo.

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La declaración oficial de la "guerra cultural" dentro del Pentágono

Desde que empezó su gestión en el Pentágono, el secretario Hegseth ha despedido varios mandos por considerarlo beneficiarios de las políticas DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) que se propuso erradicar o por tener una visión "woke" o liberal de las Fuerzas Armadas. Es un proceso en el que mujeres y personas de color se han visto desproporcionadamente afectados.

En ese sentido, ña multitudinaria concentración de generales y almirantes venidos de todas partes del mundo en Quantico de este martes sirvió para darle un escenario a lo que puede interpretarse como la oficialización de la declaración de "guerra cultural" en el estamento armado.

La semana pasada Hegseth anunció la dissolución del Comité Asesor de Defensa sobre la Mujer en las Fuerzas Armadas, argumentando que dicho comité se centraba en promover una agenda feminista divisiva que perjudica la capacidad de combate.

La disolución de este comité, creado en 1951, es la última medida en los cambios adoptados por Hegseth, quien en en abril dio por terminado el programa "Mujeres, Paz y Seguridad" del Departamento de Defensa, calificándolo de "otra iniciativa progresista, divisiva y de justicia social impulsada por Biden".

Este programa, diseñado para que los comandantes consideraran el impacto del género en las poblaciones locales y las fuerzas militares al planificar las operaciones, fue implementado por el presidente Trump durante su primer mandato y promovido por su hija, Ivanka Trump.

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Hegseth también ha despedido o reemplazado a varias mujeres en puestos de liderazgo en una amplia purga de personal militar, incluyendo a la exjefa de operaciones navales, la almirante Lisa Franchetti, la primera mujer en formar parte del Estado Mayor Conjunto, a quien calificó de "contratación por diversidad" en su libro de 2024; a la vicealmirante Yvette Davids, la primera mujer en dirigir la Academia Naval; y a la vicealmirante Shoshana Chatfield, representante militar de EE. UU. ante la OTAN. La administración Trump también removió del cargo a la almirante Linda Fagan, la primera mujer en dirigir la Guardia Costera.

Video Polémico mensaje de Trump al mando militar: usar "ciudades peligrosas" como campo de entrenamiento