Quince veces necesitó presentar Kevin McCarthy en enero su postulación para presidente de la Cámara de Representantes hasta alcanzar los votos necesarios entre la bancada republicana, algo no visto desde antes de la Guerra Civil. La suya fue una presidencia que empezó golpeada por la propia gente que debía apuntalarlo.
Por qué Kevin McCarthy no puede darse el lujo de hablar mal de Donald Trump
La posibilidad de McCarthy de mover la agenda republicana en la Cámara de Representantes y hasta su permanencia en la presidencia del cuerpo puede depender los mismos factores conservadores radicales del partido que tanto le complicaron llegar al cargo en enero.

Seis meses más tarde, el representante republicano por California sufrió un traspié declarativo al poner en dudas la viabilidad de una nueva candidatura presidencial de Donald Trump y se reavivó la incertidumbre sobre su capacidad de mantenerse en el cargo.
Los dos últimos republicanos que ocuparon la presidencia de la Cámara de Representantes, John Boehner y Paul Ryan, terminaron abandonando el puesto de manera similar en 2015 y 2018, ante las continuas presiones del ala más radical de su bancada.
La pregunta es si logrará McCarthy imponerse donde sus predecesores republicanos no pudieron y hacer valer su autoridad sobre el llamado Freedom Caucus.
¿Qué dijo McCarthy sobre Trump para generar ese problema?
Durante una entrevista con la televisora MSNBC, McCarthy la semana pasada no saber si Trump era el candidato republicano más fuerte para las elecciones presidenciales de 2024.
“¿Puede él ganar la elección? Sí, puede ganar la elección. La pregunta es ¿es él el más fuerte para ganar la elección? No sé esa respuesta”, dijo.
Ante el enfado inmediato del exmandatario y su entorno, McCarthy tardó escasas horas en gestionar una entrevista con el medio conservador Breitbart para decir que “Trump es hoy más fuerte de lo que era en 2016”.
Y, de hecho, ahora las encuestas lo colocan favorito para hacerse con la nominación republicana, mientras a estas alturas de las primarias, en 2015, la de Trump era una candidatura por la que pocos apostaban.
Bryan Lanza, un excolaborador de Trump, lo explicó en la BBC diciendo que McCarthy “no puede darse el lujo de lucir que no apoya lo suficiente a Trump, o pierde la presidencia de la Cámara de Representantes”.
A pesar de haber sido imputado en dos procesos distintos, Trump se mantiene como el favorito entre los precandidatos presidenciales republicanos. Una encuesta de NBC mostró la semana pasada que un 51 por ciento de los votantes republicanos lo apoya, un aumento respecto al 46 por ciento registrado en abril.
Entre los más fervientes defensores de Trump dentro del Congreso está precisamente los miembros del Freedom Caucus, por lo que las declaraciones del ‘speaker’ recordaron la desconfianza que sienten hacia McCarthy.
La precariedad de esa relación se hace más marcada por el hecho de que McCarthy aún no ha anunciado su apoyo a la candidatura presidencial de Trump, aunque tampoco a ninguno de los varios contendientes que tiene el expresidente para lograr la nominación republicana.
No es el primer encontronazo de McCarthy con Trump y los suyos
Tras el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021, McCarthy dijo en el pleno de la cámara que Trump “tiene responsabilidad”, pero no tardó mucho en hacer las paces y visitarlo en Mar-a-Lago una semana después de que dejara la Casa Blanca.
Ambos posaron tras el encuentro en la residencia de Trump en el sur de Florida exhibiendo amplias sonrisas, como dando por terminada cualquier diferencia. Eran los días en que se preparaba la batalla por las elecciones de mitad de período de 2022 y McCarthy necesitaba proyectar unidad para apuntalar la victoria que la estadística histórica siempre concede al partido que no está en la Casa Blanca en esos comicios parlamentarios.
El resultado fue que los republicanos retomaron el control de la Cámara Baja, aunque no fue la marea roja que algunos presagiaban, y McCarthy pudo cumplir su aspiración de ser el 'speaker', aunque tuviera que hacer muchas concesiones a los elementos más radicales del partido
Superado ese arranque traumático, la tarea más importante que tiene McCarthy en la segunda mitad del 2023 es alcanzar un acuerdo con la Casa Blanca para aprobar el presupuesto del gobierno federal a partir del próximo año fiscal, que empezará el 1 de octubre.
Pero antes de sentarse a negociar con los demócratas una docena de proyectos presupuestarios por un valor total superior al billón de dólares, requerirá poner de acuerdo a los dos extremos de su bancada de 222 miembros: los centristas y los ultraconservadores, cuya prioridad es reducir el gasto público.
Freedom Caucus: un grupo radical que puede parar el Congreso
Los once republicanos ultraconservadores apelaron el mes pasado a un reglamento de la Cámara Baja para detener los debates en el pleno durante una semana entera, con la meta de forzar a McCarthy a reducir los niveles de gasto.
El pleno volvió a funcionar normalmente, pero el grupo de los 11 quiere una mayor participación en las negociaciones venideras sobre el financiamiento gubernamental.
Están molestos porque McCarthy apeló a votos demócratas, y no de su propia bancada republicana, para aprobar en mayo un proyecto de ley acordado con la Casa Blanca sobre el techo de la deuda, que anuló la posibilidad de que Estados Unidos incurriera en impagos por primera vez en su historia.
Tras la parálisis de una semana creada por el grupo ultraconservador, la presidenta de la comisión de presupuesto, Kay Granger, dijo que elaborará los proyectos presupuestarios por debajo de las cantidades acordadas con la Casa Blanca en mayo.
La concesión a ese sector radical del GOP promete complicar la negociación con los demócratas para aprobar el presupuesto gubernamental para el año fiscal 2024, suscitando la posibilidad de un cierre del gobierno federal si no hay fondos aprobados el 1 de enero de 2024.
“Estamos de nuevo en la situación normal donde el presidente la Cámara de Representantes tiene que preocuparse de este grupo”, dijo al The New York Times Brendan Buck, ex colaborador de Boehner y de Ryan.
“Estos tipos quiere ser relevantes más que cualquier cosa. Encuentran una manera de insertarse en la conversación”.
McCarthy, con la mirada de Gaetz sobre su espalda
Matt Gaetz, representante por Florida que encabeza el grupo rebelde, fue uno de los que bloqueó el proceso para elegir McCarthy como sucesor de Nancy Pelosi en enero pasado.
De hecho, Gaetz votó “presente” en aquella última ronda de negociaciones, dejando claro que su jefe de bancada no puede dar por sentado que cuenta con su respaldo.
En la actual coyuntura, Gaetz considera que su prioridad es forzar a McCarthy para que decida si desea aprobar leyes con apoyo demócrata o con apoyo de los ultraconservadores.
“Lo vamos a forzar a una relación monógama con uno o con el otro”, dijo Gaetz durante el podcast moderado por Stephen Bannon, el ex estratega jefe de Donald Trump y considerado uno de los artífices del movimiento radical conservador que ha cambiado la dinámica dentro del Partido Republicano.
“Lo que no vamos a hacer es compartir con él cinco meses y luego verlo cómo se pasa al asiento trasero con Hakeem Jeffries”, dijo Gaetz haciendo referencia al jefe de la bancada demócrata.







