Naviera mexicana financió compra de barcos para Pemex con empresas creadas por Mossack Fonseca

Conglomerado del magnate Ramiro Garza Cantú utilizó sociedades en cuatro continentes, para obtener préstamos por unos $1400 millones y comprar maquinaria que rentó a la petrolera estatal

La historia de Panama Papers muestra no solo la cara desconocida de cómo grandes fortunas de políticos, empresarios, narcotraficantes y artistas se escondieron alrededor del mundo, también sobre cómo operan legalmente los financiamientos de grandes maquinarias petroleras para compañías que firmaron contratos públicos.

PUBLICIDAD

En los 11.5 millones de documentos filtrados el año pasado del despacho panameño Mossack Fonseca, un ejemplo de este tipo de financiamiento es la naviera mexicana Grupo R, un gigantesco conglomerado que utilizó compañías creada por la firma panameña en cuatro continentes para obtener préstamos con bancos por al menos $1400 millones, para comprar maquinaria que le rentaron a la petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex).

La información contenida en los archivos del servidor de la firma filtrados el año pasado al periódico alemán Süddeutsche Zeitung e investigada por 109 medios del mundo, entre ellos Univision, muestra cómo la contratista mexicana propiedad del magnate Ramiro Garza Cantú usó a Mossack Fonseca para crear y administrar una compleja estructura de compañías y fundaciones en Seychelles, Hong Kong, Luxemburgo, Panamá, Gibraltar, Uruguay, Portugal, España y Reino Unidos.

Los documentos revisados como parte de la investigación global Panama Papers, coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), muestran que las sociedades están activas y son administradas por el despacho Igmasa Management, ubicado en el principado de Andorra.

Luego de las primeras revelaciones del nombre de sus empresas en Panama Papers, el conglomerado Grupo R anunció en un comunicado que “las estructuras no constituyen un acto ilegal, ni de evasión fiscal. Las acciones ilegales pueden darse en cualquier empresa constituida en cualquier jurisdicción”. Todas las operaciones revisadas por Univision Investiga parecen legales y se utilizaron para colocar bonos de deuda con los que se compraron plataformas petroleras para operar en México.

PUBLICIDAD

Un holding para comprar barcos

El Grupo R es una empresa familiar que ha liderado durante casi medio siglo Ramiro Garza Cantú, de 84 años, un empresario de Tamaulipas, un estado en la frontera con Estados Unidos, y su hijo Ramiro Garza Vargas.

El Grupo es considerado en México como la contratista más importante de Pemex para operaciones en tierra y en los últimos años se colocó como la principal también en la búsqueda de petróleo en aguas profundas, ya que renta tres de cuatro plataformas en operación para este tipo de yacimientos petroleros.

El empeño de encontrar petróleo viable comercialmente en el lado mexicano del Golfo de México se convirtió para los gobiernos de los últimos dos sexenios en un tema recurrente en la agenda.

Durante el gobierno del presidente de derecha Felipe Calderón, entre 2006 y 2012, el discurso político llamó al petróleo de aguas profundas como un “tesoro escondido en el Golfo”. Este mote fue la bandera de promoción de una reforma energética que buscaba abrir Pemex completamente a la inversión privada. Después de una fuerte oposición de grupos políticos y sociales, la reforma solo se aprobó en algunas de sus propuestas.

El gobierno de Calderón logró una reforma mucho menos agresiva hacia la apertura al capital privado, pero consiguió que se aprobaran los primeros contratos para explorar en aguas profundas.

En junio de 2007, Grupo R obtuvo un contrato por $975 millones (al tipo de cambio de esa fecha) para operar una plataforma que exploraría la existencia de petróleo a más de 10 mil pies bajo el nivel del mar. El contrato incluía tres años de plazo para que consiguieran el dinero para su fabricación, mandaran a construir la plataforma que terminó nombrándose Bicentenario, y la pusieran en operación en septiembre de 2010. Era la primera plataforma que México contrataba para explorar en las zonas más profundas del Golfo.

PUBLICIDAD

Al mismo tiempo, la petrolera noruega Larsen Oil and Gas ganó un contrato con Pemex, por 942 millones de dólares, para otra plataforma de características similares. En la primavera de 2010, poco antes de que comenzara el plazo de operación de la plataforma, Larsen anunció que no podría pagar los últimos $50 millones que necesitaba para construirla, así que la subastaría.

Grupo R ganó la subasta y compró oficialmente la plataforma en mayo de 2010. Para operar la compra obtuvieron dos créditos por $665 millones, tramitados con las subsidiarias que gestionó la firma panameña Mossack Fonseca.

El préstamo fue manejado por medio de dos compañías que gestionaba por la firma panameña: Tana Investment, registrada en 1999 en Panamá y Sabia Drilling, incorporada en 2009 en Seychelles, según documentos internos del despacho y calificaciones públicas de la calificadora de crédito Moody’s consultados por Univision Investiga.

El Grupo R creó compañías en distintos paraísos fiscales con las que financió maquinaria para contratar con Petróleos Mexicanos.
El Grupo R creó compañías en distintos paraísos fiscales con las que financió maquinaria para contratar con Petróleos Mexicanos.

En su respuesta pública a la implicación en Panama Papers, el director de planeación de Grupo R, Enrique Tovar, aseguró que la articulación de créditos para la compra de barcos mediante complejas estructuras financieras es algo normal.

“En un financiamiento bancario de una plataforma de perforación marina, detalló, se requiere, algunas veces, de la participación de más de 10 bancos internacionales y, en ocasiones, de bancos de desarrollo de diferentes países”, apuntó el comunicado difundido por el Grupo.

Los documentos indican que desde mayo de 2009 Tovar fue inscrito como vicepresidente de Cardalem, una empresa registrada en Montevideo, Uruguay. Cardalem es propiedad de otra empresa del Grupo llamada Galdar Drilling, en la que Ramiro Garza y su hijo son accionistas. Esta compañía uruguaya se ha utilizado como última beneficiaria de las compañías de distintos paraísos fiscales con las que el Grupo R consiguió préstamos para la compra de maquinaria.

PUBLICIDAD

Los créditos para la plataforma que Grupo R compraría a los noruegos se obtuvieron en marzo de 2010, después de una operación urgente que el despacho de Andorra Igmasa Management ordenó y fue operada por Mossack Fonseca.

Un correo electrónico de Ignasi Maestre, de Igmasa, apuntó a que “para una operación importante de compra de activo con un préstamo bancario sindicado (más de 600MM$US) necesitamos implementar con carácter urgente dentro de una estructuración de varias sociedades” (sic). Las sociedades eran Luntam Holdings, de Hong Kong, Wilemprom, de Bélgica y Sabia Drilling, constituida en la isla de Seychelles, en el Océano Índico africano.

Con este esquema menos de un mes más tarde, en marzo de 2010, Rubicon Drilling Services, con sede en la zona franca de Madeira, en Portugal, obtuvo un crédito por $225 millones con BBVA Bancomer y Deustche Bank y otro más de $270 millones con Deutsche Bank Trust Company Americas. Rubicon era una compañía propiedad de Sabia, la empresa de Seychelles, de acuerdo con los documentos filtrados.

El contrato con Pemex para la plataforma comprada a la petrolera noruega fue operado a través de un acuerdo de arrendamiento firmado con Wilenprom, una nueva sociedad también gestionada por Mossack Fonseca, esta vez en Bélgica. Wilenprom firmó el arrendamiento con Grupo R y la empresa mexicana luego alquiló la plataforma a Pemex, según un documento que localizó la revista mexicana Proceso en la base de datos como parte de la investigación global coordinada por ICIJ.

PUBLICIDAD

En 2012 Grupo R ganó un tercer contrato por $936 millones para renta durante ocho años una tercera plataforma de aguas ultraprofundas a Pemex, nombrada Muralla IV.

Agrupar las sociedades

Con el inicio de 2013 los operadores financieros de Igmasa y Mossack Fonseca crearon en Luxemburgo Offshore Drilling Holding, la subsidiaria que ahora ampara todas las tres plataformas que les contrataron para aguas profundas y otras cuatro que también darán servicios a Pemex.

Para iniciar su operación, Offshore Drilling Holding colocó en septiembre de 2013 un bono de deuda de $950 millones con Citigroup, Credit Suisse, Santander y Deutsche Bank.

En los meses siguientes, de acuerdo con el seguimiento de las sociedades realizado por la revista Proceso, varias de las compañías que el grupo tenía en Gibraltar y Seychelles fueron reagrupadas, primero hacia Madrid y luego vendidas a Cardalem, la compañía de Uruguay, propiedad de los Garza.

Después de operar durante casi 15 años únicamente mediante sociedades, los Garza se registraron como beneficiarios en 2014 y 2015 de cinco fundaciones: Grupo International, Carabou, Finandev, Lenar y Stock. Las fundaciones tienen como objeto la “posesión de activos”, aunque no se especifica en los documentos si fueron utilizadas para nueva maquinaria.

Grupo R ha sufrido los estragos de la caída en el precio del petróleo y el creciente endeudamiento de Pemex con sus proveedores, pero sus calificaciones de crédito han aguantado el temporal gracias a que en 2015 Pemex le extendió los contratos para aguas profundas por otros 124 millones de dólares, hasta 2017.

PUBLICIDAD

En 2015 le rentaron por adjudicación directa, sin un proceso de licitación, dos plataformas para aguas someras por $497 millones, que fueron fabricadas en Singapur y actualmente están en camino a México. Ambas serán administradas por Offshore Drilling Holding.