La sombra de la mafia y tumbas vacías: el caso de Emanuela Orlandi, la adolescente que desapareció hace cuatro décadas en el Vaticano
El nombre de Emanuela Orlandi engloba, quizá, uno de los mayores misterios de la Santa Sede.
Un documental recientemente lanzado en Netflix, titulado “Vatican girl” (o “La chica del Vaticano”), ha vuelto a poner el foco sobre uno de los mayores misterios no solo para el Vaticano, sino para la sociedad italiana.
Orlandi era una ciudadana vaticana –su padre era un empleado de la Santa Sede– y desapareció el 22 de junio de 1983 con 15 años, cuando volvía a casa tras tomar clases de música en Roma.
Su misteriosa desaparición ha aparecido una y otra vez en el debate público. Nadie conoce su paradero y sobre el hecho existen acusaciones en contra de la mafia, servicios extranjeros de inteligencia e incluso la propia Curia Romana.
El caso de Orlandi ha implicado a jerarcas católicos, a Ali Agca, el extremista turco que atentó contra Juan Pablo II en 1981 e incluso a mafiosos de la "Banda de la Magliana".
El hermano mayor de la joven, Pietro Orlandi, sostuvo en la televisión pública RAI su deseo de que "se pueda empezar desde el principio" con las indagaciones que tengan en cuenta las últimas pruebas e indicios que han surgido en los últimos tiempos.
La familia de Emanuela Orlandi lleva desde 1983 buscando de forma incansable a la muchacha y las autoridades vaticanas han accedido en los últimos tiempos a abrir ciertos espacios en busca de eventuales restos, aunque sin éxito alguno.
Su padre, Ercole Orlandi, murió en 2003.
¿Cómo fue la desaparición de Emanuela Orlandi?
Emanuela Orlandi salió de su casa el miércoles 22 de junio de 1983 para asistir a clases de piano, canto y solfeo en el Istituto Tommaso Ludovico da Victoria, en las cercanías de la plaza Navona romana.
La última vez que habló con su familia fue por teléfono, al salir de clase, cuando le dijo a uno de sus hermano que había recibido unos folletos para vender productos cosméticos Avon.
Salió de la escuela, acompañada junto a su compañera Raffaela Monzi, quien después contó que le preguntó: “¿Espero o me voy a casa?”. Hacia las 7.20 de la tarde, Raffaela tomó un autobús y Emanuela se quedó sola en la parada.
Su hermana Cristina la esperaba a las 7.30 de la tarde, y al ver que no regresaba, salió a buscarla.
El padre de la joven, Ercole, denunció en la comisaría de Trevi la desaparición de su hija, pero los oficiales la desestimaron entonces porque, dijeron, había pasado poco tiempo y argumentaron que se trataba de una ciudadana vaticana y no italiana.
La sombra de la mafia y tumbas vacías
En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, el jefe de la "Banda de la Magliana", la mafia de Roma durante los años setenta y ochenta.
En julio de 2019, la Santa Sede abrió las tumbas de dos princesas alemanas en el cementerio teutónico del Vaticano después de que la familia recibiera una carta anónima con una foto del panteón y el mensaje "busquen donde apunta el ángel". Las tumbas estaban vacías.
Meses antes, también se analizaron algunos restos óseos en el sótano de la nunciatura (embajada) de la Santa Sede en Roma pero finalmente se determinó que eran más antiguos.
Justo en 2019, el hermano de la joven, Pietro, reiteró que no podía descansar sin encontrar a Emanuela. "No podré estar en paz hasta que esté resuelto", dijo entonces.