Las redes sociales se convierten en la farmacia de los venezolanos

“Necesito urgente Lexotanil (ansiolítico)”. “Necesito Benicar (antihipertensivo) 20 mg y 40 mg. ¿Quién tiene para cambiar? ¿Qué pide a cambio?”. “Tengo Calcibon (calcio) natal. Lo cambio por hierro o ácido fólico”. Los anteriores son mensajes publicados en redes sociales por venezolanos que buscan desesperadamente medicinas que no consiguen en las farmacias debido a la aguda escasez de medicamentos en el país.
En Facebook, por ejemplo, se han creado grupos de trueque de medicinas por alimentos, también escasos. Hay otros que se forman para ayudar a ubicar tratamientos y hay quienes los venden por la misma vía.
Indira Calzadilla ya perdió la cuenta de los grupos a los que se ha unido para conseguir medicinas y productos para su recién nacido. “Pertenezco a todos los grupos de intercambio que existen”, dice a Univision Noticias. “Trueques fáciles” y “trueques, ventas y otros”, son algunos de los nombres.
En uno de ellos consiguió una persona que pedía cuatro desodorantes a cambio de dos latas de leche materna. “¿Qué iba a pensar yo que iba a estar cambiando desodorantes por fórmulas lácteas?”, lamenta. Al final, la madre solo tenía tres desodorantes y negoció con el joven la segunda leche a cambio de sumar un kilo de azúcar.
La Federación Farmaceútica de Venezuela (FFV) calcula que en el país petrolero escasean 8 de cada 10 medicamentos. Faltan hipertensivos, tratamientos para pacientes diabéticos y oncológicos, instrumental médico de todo tipo, anticonvulsivos, antigripales, analgésicos, anticonceptivos. “La situación es crítica”, denuncia Freddy Ceballos, presidente de la federación.
En Venezuela, que vive un estricto control cambiario desde 2003 y que compra en el extranjero la mayor parte de los productos que consume, los importadores deben recorrer los pasillos de las oficinas del gobierno para obtener divisas.
En los últimos cuatro años, los pagos a los proveedores se retrasaron, las líneas de crédito se redujeron y aumentó la escasez.
El gobierno ha ido acumulando una deuda con la industria farmaceútica que en 2016 alcanzó 6,000 millones de dólares, según cálculos de la FFV. Ceballos asegura que al ritmo actual “no hay mañana”.
Una sobreviviente
Elizabeth Cabrera sabe poco de redes sociales. La esposa de su nieto la ayudó a publicar en Twitter la medicina que urgentemente buscaba.
“Se necesita con urgencia NOLVADEX 20 mg comprimido”, se lee en la cuenta de Twitter Servicio Público Venezuela (@spvzla).
A sus 70 años, Cabrera se recupera de un tumor en el seno que le extirparon hace dos años y medio. Para evitar que el cáncer regrese debe tomar Nolvadex, al menos por los próximos 10 años.
Ya buscó el tratamiento en farmacias. Visitó varias y no lo consiguió. Antes se las regalaba el hospital gubernamental donde era atendida. “Con la escasez, comenzaron a cambiarme la marca y me cayó muy mal. Me daban muchos dolores”, dice al teléfono. “Pero de un tiempo para acá ya no hay nada”.
La abuela tiene tratamiento para tres meses. Una amiga que vive en España le mandó una caja de alimentos a su madre en noviembre y, en ella, iban las pastillas.
Pero aunque en su caso, tomar el Novaldex es de vida o muerte, asegura que cuando se le termine el tratamiento, si no lo consigue, “no lo tomaré más”.
El caso de Cabrera es apenas uno de los que inunda las redes sociales con hashtags como #medicinas, #ServicioPublico, #SOSsaludVe o #MedicinasVenezuela.
La prensa venezolana incluso reseña las historias de otros pacientes que no han tenido suerte en la búsqueda, ni siquiera a través de las redes sociales, y han fallecido.
Maikel Mancilla Peña, de 14 años, murió esta semana luego de cinco días de epilepsias por la falta de medicamentos anticonvulsivos como Diazepan y Lamotrigina.
Ricardo Medina, un pequeño de tres años, también falleció en diciembre de 2015 por un cáncer de pulmón. Su familia esperaba Cardioxane, una medicina que protege al sistema cardiovascular durante tratamientos de quimioterapia.
Incluso en un hospital en San Cristóbal, estado Táchira (occidente), a principios de febrero murieron decenas de recién nacidos prematuros por falta de medicamentos con los que atender su condición.
Todos los nombres
Indira Calzadilla además de madre es médico, así que vive la escasez de medicinas desde ambos lados de la barrera.
Desde que inició la crisis de salud, al recetar a sus pacientes lo hace escribiendo toda la gama de nombres con la que se conozca un mismo compuesto médico. " Estoy haciendo récipes con todos los nombres posibles, incluso con tercera opción", cuenta.
Aún así, los pacientes la llaman para consultarle algún nombre más por no conseguir la medicina.
" Hay que pedirle a Dios no enfermarse", asegura.
Ante la problemática, la Federación Farmaceútica asegura que continuará negociando con el gobierno el pago de la deuda. "No estamos dispuestos a que sigan muriendo más pacientes por falta de medicamentos".