Reporte: el tramo del muro fronterizo construido con fondos privados podría derrumbarse
Un reporte que será presentado esta semana en una corte federal y que es dado a conocer por Propublica y The Texas Tribune halló numerosas deficiencias en las tres millas de muro fronterizo que fue construido este año con fondos recaudados —más de 25 millones de dólares— por la organización We Build the Wall Inc., cuyos miembros están ahora en medio de un litigio por fraude.
El informe es un análisis hecho por ingenieros al tramo en Sunland Park, Nuevo México, construido por la empresa de Dakota del Norte, Fisher and Gravel. Confirma que existen segmentos en riesgo de derrumbarse por la erosión del suelo si no son reparados y mantenidos oportunamente, algo que la constructora ha desacreditado al argumentar que se trata de daños normales.
La empresa accedió a que se realizaran inspecciones como parte de demandas que están en curso desde el año pasado por parte del National Butterfly Center y del International Boundary and Water Commission. Ambos intentaron —sin éxito— convencer a un juez federal para que detuviera la construcción del proyecto hasta que se pudiera determinar el impacto del muro en el Río Grande.
El presidente de Fisher, Tommy Fisher, quien con frecuencia es invitado en programas de entevistas en Fox News, catalogó en su momento a la pared como "el Lamborghini de los muros fronterizos". Presumió de que sus métodos de construcción podrían ayudar al mandatario a cumplir su promesa de campaña de alcanzar 500 nuevas millas de barrera en la frontera sur.
Pero para los ingenieros que revisaron los reportes para Propublica y The Texas Tribune, la pared es más un Toyota Yaris usado. "Parece que tomaron atajos por todos lados", dijo Alex Mayer, profesor de ingeniería civil de la Universidad de Texas, en El Paso. "No es un Lamborghini, es un carro usado de 500 dólares".
Mark Tompkins, ingeniero ambiental y experto en hidrología, dijo en su reporte que tras las fuertes lluvias de julio con el huracán Hanna, hubo una erosión generalizada, aunque para que se derrumbe aún haría falta que el Río Grande se desbordara.
"El muro construido con fondos privados por Fisher Industries se caerá por eventos como fuertes inundaciones", concluyó. “Eventos de flujo extremo de agua con sedimentos y escombros socavarían por completo los cimientos de la cerca, crearían un camino por debajo o harían que un segmento se cayera al río”, agregó.
Los expertos coinciden en que el muro vivirá una batalla de nunca acabar con la erosión por su proximidad al agua y por lo arenosa de la tierra. En el Valle del Río Grande, normalmente el gobierno federal construye las paredes fronterizas mucho más tierra adentro justo por estas mismas condiciones.
Un segundo reporte basado en una inspección geotécnica y estructural hecha por la empresa Millenium Engineers Group en Pharr, Texas, también contratada por el National Butterfly Center, concluyó que por ahora el muro es estable, pero que enfrenta una cantidad de problemas. Entre ellos, la erosión del suelo en el lado del río, que hay áreas con huecos de hasta tres pies de ancho, grietas en el concreto, fallas de construcción. La firma además concluyó que es posible que el material de construcción utilizado en los cimientos de la cerca sea deficiente.
Su conclusión: "La geografía de la zona en la que se construyó el muro (...) no es favorable para el desempeño a largo plazo".
Propublica y The Texas Tribune tuvieron acceso a una copia del plan de operaciones y mantenimiento que Fisher Sand and Gravel daría al muro así como los chequeos tras grandes tormentas. Explican que sembrarán grama para que fije mejor los márgenes arenosos del río y añadirían una capa de rocas para disminuir la erosión.
Para Tompkins, el plan de mantenimiento que considera Fisher es "completamente inadecuado" y una "aproximación poco profesional para un mantenimiento a largo plazo".
En julio, Fisher apareció en un podcast conducido por Steve Bannon, el exasesor del presidente Donald Trump. Cuando Bannon le preguntó por las dudas sobre la forma en la que fue construido el muro Fisher aseguró que eran un "absoluto sin sentido".
El tras cámara del muro
Fue en diciembre de 2018 cuando arrancó una campaña de recaudación de fondos para ayudar al presidente Donald Trump a construir su prometido muro fronterizo. Semanas después, esa iniciativa se convirtió en la corporación We Build the Wall Inc. Meses después se conoció por las autoridades que cientos de miles de dólares fueron desviados con la ayuda de intermediarios, una organización sin fines de lucro y una empresa de fachada.
Todo bajo el apoyo de un grupo liderado por Brian Kolfage, el veterano de Florida que tuvo la iniciativa de juntar los fondos para la valla, y el exestratega del presidente Steven Bannon, a quien Kolfage consideraba una guía, por lo que lo llamó para que le ayudara a gestionar el dinero acumulado en solo siete días.
Dos asociados de Kolfage, Timothy Shea y Andrew Badolato colaboraron con ellos en el presunto esquema de fraude desvelado a mediados de agosto por la fiscalía del distrito sur de Nueva York.
En principio, Kolfage quería donar el dinero recibido al gobierno para que lo usara en la valla fronteriza. Pero como era una suma tan grande, la página que albergaba la recaudación le exigió conseguir una organización sin fines de lucro a la que transferir el dinero o lo devolvería a los donantes. Poco después Bannon entró en acción. Tomó un "control significativo" sobre la recaudación y las actividades diarias, desde las finanzas hasta la operación en general.
Así lograron la transferencia de fondos e incluyeron una cláusula con la que garantizarían que Kolfage no tomara ni un solo dólar de ese dinero.
Bajo el acuerdo con la web, para que los millones de dólares fueran transferidos el grupo tenía que volver a recaudar los 20 millones. Casi todos los donantes dieron luz verde y así fue que alcanzaron los 25 millones de dólares.
La Fiscalía asegura que, por ejemplo, poco después de haber inscrito la compañía, Kolfage, Bannon y Badolato acordaron en secreto que al primero se le haría un pago inicial de 100,000 dólares y que todos los meses recibiría 20,000 dólares. Para mantenerlos en secreto usarían una organización sin fines de lucro controlada por Bannon.
Luego recibió más de 350,000 del dinero de los donantes a We Build the Wall con la ayuda de Bannon, Badolato y Shea. Según la acusación, los usó para costear bienes personales, incluyendo la renovación de su casa, los pagos de un bote, una camioneta SUV de lujo, un carro de golf, joyas, una cirugía plástica y el pago de deudas tributarias y de tarjetas de crédito.
En el caso de Bannon, su organización sin fines de lucro recibió más de $1 millón y, si bien una parte fue al pago del salario de Kolfage, el exasesor presidencial "utilizó una parte sustancial de esos fondos de los donantes en gastos personales y no relacionados con We Build the Wall", dice la fiscalía.
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