EEUU “nos necesita más que nunca”, dice un dreamer paramédico que atiende enfermos de covid-19
Las salas de emergencias en los hospitales de Houston, Texas, ya experimentaban jornadas ajetreadas antes de que el mundo se enfrentara al coronavirus. Ahora, además de responder a los típicos casos de accidentes automovilísticos e infartos, los paramédicos atienden con extrema precaución a los enfermos de covid-19.
Jesús Contreras, un dreamer de 26 años, es parte del personal médico que está más expuesto. El virus se extiende cuando este joven lleva cuatro años como paramédico de una agencia de gobierno en Houston y en medio de la batalla legal en la Corte Suprema buscando que casi 700,000 beneficiarios de DACA conserven sus permisos de trabajo.
El gobierno de Trump insiste en eliminar el programa. Pero eso significaría perder en este momento a casi 14,000 dreamers que trabajan en el sector médico principalmente en estados golpeados por el virus: Nueva York, California, Texas, Illinois y Arizona. Esos cinco estados hay más de 45,000 personas contagiadas y más de 600 muertes.
“La gente de Estados Unidos nos necesita más que nunca, los migrantes estamos en la primera fila combatiendo el coronavirus”, dijo Contreras en una entrevista con Univision Noticias.
Este joven no duda en señalar que si la Corte Suprema ya hubiera cancelado DACA, miles de dreamers estarían en sus casas, en vez de atendiendo y transportando a los enfermos a las clínicas.
“Tendríamos una emergencia más grave, porque Estados Unidos necesita en este momento más doctores y paramédicos. ¿Quién estaría respondiendo a las llamadas de emergencia? Ahora ven que somos una parte integral y estamos comprometidos a ayudar a este país”, reflexiona.
Las últimas semanas han sido particularmente agotadoras para este joven que emigró a EEUU cuando tenía seis años. Sus jornadas de 24 y 32 horas consecutivas se enfocan en responder llamadas al 911 hechas por personas que creen tener síntomas del coronavirus. A veces son resfriados a simple vista, pero aún así el personal médico no baja la guardia.
Antes llegaban a una casa portando guantes y gafas. En estos días no salen de la ambulancia sin un traje especial desechable y un cubrebocas. Solo un paramédico atiende al paciente para no exponer al resto del personal y ahorrar el escaso equipamiento. Al inicio del brote usaban trajes más resistentes de color azul, pero ya solo les quedan trajes blancos que ofrecen menos protección.
“Somos afortunados porque todavía tenemos esos trajes. Desde que empezó esto tomamos el problema como algo serio”, dice González, refiriéndose a la falta de material médico en otros estados y países.
Un trabajo de alto riesgo
El desabasto ya cobró una vida: esta semana murió un enfermero del hospital Mount Sinai de Nueva York, donde el personal médico usaba bolsas de basura como una medida desesperada.
A lo largo de EEUU cientos de doctores, enfermeros y asistentes médicos se encuentran en cuarentena, aislados de sus seres queridos para poder seguir atendiendo a pacientes.
Poco después de que se declaró emergencia nacional, solo el 55% de los enfermeros del país respondió que sus hospitales tenían cubrebocas especiales tipo N-95, según una encuesta que el sindicato National Nurses United (NNU) publicó el 20 de marzo.
En otros países la situación es peor. Centros médicos en varias partes del mundo han colapsado por la enorme cantidad de enfermos y los están colocando en el piso por la falta de camas.
González dice que en Houston monitoreaban el avance del virus antes que se volviera una emergencia en EEUU. Advierte, sin embargo, que no podrían seguir respondiendo de la misma manera si continúa la curva ascendente de la enfermedad en Texas y el resto del país.
“Todavía falta que llegue el día en que tengamos que escoger a qué llamadas respondemos primero. Ojalá eso no pase”, dice este dreamer.
El sistema sanitario se satura cada día más porque hay personas con influencia o gripe que llaman al 911 temiendo lo peor. Lo confirman días después de que los hospitales les realizaron pruebas.
“Si alguien está enfermo y tiene síntomas leves, les pedimos que se queden en casa y monitoreen su fiebre, que tomen Motrin (analgésico) y beban bastantes líquidos, como si fuese una influenza. Es para que tengamos camas disponibles en los hospitales para los pacientes graves”, explicó Contreras.
El paramédico recomienda que antes de marcar al 911, las personas llamen a su médico para recibir una evaluación y dejar el servicio de ambulancias para quien realmente lo necesite.
Carta a la Corte Suprema
Un grupo de dreamers de Nueva York pidió a la Corte Suprema que, antes de emitir un fallo sobre el futuro de DACA, tenga en cuenta la pandemia y el aporte de centenares de jóvenes que trabajan en el sector salud y asisten a enfermos que con trajeron el covid-19.
En una carta dirigida a los magistrados, The Jerome N. Frank Legal Services Organization, de Nueva York, advierte que la determinación del Departamento de Justicia (DOJ) de cancelar DACA el 5 de septiembre de 2017 “debe ser anulada porque, entre otras razones, no evaluó adecuadamente los intereses de confianza relevantes”, y que la actual crisis de salud pública pone de relieve la “importante contribución de los destinatarios de DACA” para contener el avance de la pandemia.
La misiva señala además que la eliminación del programa en estos momentos traería consecuencias negativas para el país, al rechazar el trabajo esencial que llevan a cabo unos 27,000 beneficiarios del programa que trabajar en el sector salud, entre ellos enfermeras, dentistas, farmacéuticos, asistentes médicos, personal de atención médica domiciliaria, ayudantes y técnicos, así como casi 200 estudiantes de medicina y residentes en todo EEUU.
“El país no está preparado para cubrir la pérdida que resultaría si los beneficiarios de DACA fueran excluidos de la fuerza laboral de atención médica”, puntualizaron.
La Corte Suprema se pronunciará sobre el futuro del programa en cualquier momento de aquí al verano. DACA protege de la deportación a unos 700,000 jóvenes que entraron al país antes de cumplir los 16 años y se les conoce como soñadores (dreamers). También les otorga una autorización de empleo renovable cada dos años.
El programa se mantiene vigente tras el fallo favorable de tres tribunales federales y una corte de apelaciones, que abrió la puerta para que el gobierno acudiera al tribunal supremo.
“Estamos dispuestos a dar la vida”
Contreras emigró de su natal Tamaulipas en 1999, debido a la violencia del narcotráfico. Su familia se estableció en Texas y siendo estudiante de preparatoria tomó un curso como técnico médico en emergencias (EMT), por el cual colaboró con paramédicos de Houston. Así se enamoró del oficio.
Gracias a DACA se graduó en 2016 del programa de paramédicos en Lonestar College. Tuvo que ponerle una pausa a su sueño, porque antes de que el programa entrara en vigor en 2012 no tenía licencia de manejo ni número de seguro social.
Este joven habla durante su día de descanso. Dice que jamás ha dudado en ponerse su uniforme. “No siento miedo, pero tomo precauciones. Lo último que quiero es enfermarme”, menciona.
“Aunque el covid-19 es un gran dolor de cabeza por el número de personas contagiadas y porque aún no hay una vacuna, es otra infección y nosotros estamos preparados”, afirma.
Su principal temor es llevar el virus a casa. “Enfermar a alguien siempre es una preocupación”, dice.
DACA fue eliminado por la administración Trump en 2017, aunque está vigente por órdenes de jueces federales. Sigue en vilo: la Corte Suprema no ha emitido un fallo por el coronavirus. Trump no quita el dedo del renglón y en noviembre calificó a los dreamers de “criminales”.
Nada más lejos de la realidad. Un perfil de los beneficiarios de DACA que en 2017 elaboró el Migration Policy Institute (MPI) concluye que varios están en industrias ahora consideradas esenciales.
Por ejemplo, hay 59,500 en el sector de alimentos; unos 54,000 en ventas al menudeo (incluyendo trabajadores de supermercados) y casi 40,000 en la agricultura, transporte y otros oficios importantes.
Contreras reclama que estos dreamers no están en la retórica de Trump. Él mismo pone su vida en riesgo cada vez que se sube a una ambulancia. “Nosotros estamos listos para dar la mano, e stamos dispuestos a dar la vida por los demás”, subraya.
. Jorge Cancino contribuyó en la elaboración de esta nota.