Un paraje desierto en Burke, estado de Nueva York, justo en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, fue el lugar que Karen Mahoney y Brian Ray escogieron para unir sus vidas.
Cuando el amor lo puede todo: se casan justo en la línea fronteriza para evitar restricciones de la pandemia
Un paraje desierto en Burke, Nueva York, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, fue el lugar que Karen Mahoney y Brian Ray escogieron para unir sus vidas ante las restricciones por el coronavirus.

La extraña decisión tenía una fuerte razón de fondo: que familiares y amigos cercanos en ambos países pudieran asistir al encuentro nupcial de la pareja para compartir el importante momento.
La abuela de Mahoney, de 96 años y residente en Canadá al igual que sus padres, eran las personas que ella quería ver a como diera lugar el día más especial de su vida.
" Ella es mi única abuela viva y la única a la que he conocido, así que para mí era muy importante que ella estuviera ahí como testigo del día más feliz de mi vida", dijo Mahoney a una cadena filial de CNN.
"La parte más importante del día para nosotros fueron las promesas que nos hicimos y queríamos que mis padres y mi abuela fueran testigos de eso", expresó la novia de Brian Ray.
Reunir a la familia por sobre todas las cosas
La pareja, que ahora vive en Cadyville donde ambos son instructores de esquí, se conoce desde hace décadas.
Ambos habían estado casados durante 19 años, se divorciaron respectivamente y se reencontraron en una jugada del destino, el mismo que ahora les ponía un nuevo reto: unir a la familia para su boda.
Covid-19 restrictions kept her family from attending her wedding, so she got married on the Canadian border
— 🔴Mohammad Mohammad (@MohammadMohaaa) September 29, 2021
Karen Mahoney and Brian Ray they met 35 years ago. Mahoney said there was really only one thing that mattered to her: having her parents & grandmother at the wedding. pic.twitter.com/eDRo88tlYR
"Todos los meses estábamos atentos [sobre el estatus de las restricciones de cruce en la frontera], pero solo escuchábamos: 'El cierre se extiende. Las restricciones continúan'. Cruzábamos los dedos de las manos y los pies, pero el 21 de agosto anunciaron que todo estaba cerrado", contó Mahoney.
Esta situación los llevó a tomar una decisión que cambiaría los planes originales de boda, pero les daría la posibilidad de cumplir su deseo de tener a sus seres queridos cerca, por lo que pusieron 'manos a la obra'.
Mahoney contactó a un amigo que trabaja para la Patrulla Fronteriza, quien apoyó a la pareja para pemitirles reunirse en un punto de la frontera que había permanecido cerrado pero que lograron habilitar para su boda 'callejera'.
El contacto de la Patrulla Fronteriza ayudó a la pareja, no sin antes asegurarse de que todos los invitados cumplieran con todos los protocolos de seguridad y se mantuvieran del lado de sus respectivas fronteras durante el evento y sin establecer contacto físico.
De esta manera, el acuerdo fue que los padres de Mahoney permanecieran del lado canadiense y la pareja y su oficiante de bodas estuvieran del lado estadounidense, así como la fiesta que posteriormente realizarían.
"El ministro les preguntó a mis padres si aceptaban que Brian me amara por el resto de nuestras vidas, y si lo aceptaban en la familia Mahoney, a lo que ellos respondieron: 'Sí, lo aceptamos'. Eso fue sumamente emotivo", dijo la novia.
De esta manera, la boda pudo celebrarse en ese cruce fronterizo donde apenas sí había un letrero que mostraba el nombre de los países que colindan, pero sin vayas ni algún otro obstáculo físico, como ocurre en la frontera con México.
Mira también:








