LIMA, Perú.- En sus 82 años de vida, Clorinda Ripamonti asegura que no había visto un proceso electoral tan plagado de faltas de respeto entre los contendores y con tan poco debate de propuestas. Esta maestra jubilada dice sentir pena porque se está haciendo costumbre en el país tener que votar por “el mal menor”. “Esto es reciente, antes eran menos candidatos y era diferente, otro nivel. No sé qué va a pasar acá. Me da pena. Yo digo: pobres mis nietos que están formándose por salir adelante ¿Qué van a hacer? ¿Qué les espera?”, dice mientras alista sus cosas antes de salir a hacer ejercicios en un barrio acomodado de Lima.
Perú define quién peleará la presidencia con Keiko Fujimori
Los peruanos votan este domingo en unas elecciones en las que la duda parece ser quién acompañará a Keiko Fujimori en la segunda vuelta. La hija del polémico expresidente aparece como favorita en las encuestas seguida del exministro Pedro Pablo Kuczynski y la congresista Verónika Mendoza.


Pese a que por su edad está exonerada de sufragar, Clorinda sí acudirá a su centro de votación este domingo cuando cerca de 23 millones de peruanos tendrán que elegir a un nuevo presidente entre los 10 candidatos que lograron llegar hasta el tramo final. En una carrera llena de sobresaltos, siete postulantes se retiraron, la mayoría de ellos para no perder la inscripción de sus partidos por las bajas votaciones que podrían obtener. Otros dos postulantes, que en su momento eran considerados favoritos, quedaron excluidos por la autoridad electoral provocando desconfianza e incertidumbre entre la población.
Los colegios electorales de Perú abrieron en punto de las 8:00 am hasta las 16:00 locales, para elegir al presidente, a dos vicepresidentes, 130 congresistas, y 15 representantes para el Parlamento Andino. Al cierre de las mesas en un total de 5,354 locales de votación se conocerán las primeras encuestas a pie de urna hechas por encuestadoras privadas y hacia las 21:00 locales y con el 30 % del escrutinio realizado, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dará el primer avance oficial.
La exclusión de candidatos del proceso ha dominado la agenda de campaña hasta el punto que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, aseguró que el sistema de inhabilitación no ofrece garantías y reclamó medidas para “restablecer los derechos de participación política de todos y evitar elecciones semidemocráticas”.
“Nunca se ha visto este tipo de cosas, que incluso a una semana de la elección la gente no se sienta segura de quién está participando y quién no. Es más, todavía se especula y se dice que podrían retirarse candidatos a último minuto y la gente se está preguntando ¿qué es de las cédulas de sufragio? Las cédulas ya se imprimieron hace rato y mucha gente se va a confundir porque aparecerán candidatos que ya se retiraron y el voto se extravía”, apunta Javier Castillo, un ingeniero de sistemas de 41 años de la ciudad de Chiclayo, a 800 kilómetros del norte de Lima. Él, al igual que su grupo de amigos, siente que aún no tiene un candidato que lo represente.
Batalla por el segundo lugar
Las preferencias electorales las encabeza Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. La hija del expresidente Alberto Fujimori, actualmente preso por delitos contra los derechos humanos y corrupción, tiene una intención de voto de 34.4 por ciento, según una encuesta de Ipsos el pasado domingo, lo que asegura su pase a una segunda vuelta. La interrogante es quién será el candidato con el que dispute la presidencia del país.

La batalla por el segundo lugar se ha acentuado en los últimos días. Dos candidatos están prácticamente empatados: el exministro de Economía y favorito del mercado, Pedro Pablo Kuczysnki, de Peruanos por el Kambio (PPK), y la socióloga y congresista Verónika Mendoza, del socialista Frente Amplio (FA), que ha sorprendido por su rápido avance en las encuestas.
Ambos han logrado captar los votos que dejaron en el camino los candidatos Julio Guzmán y César Acuña, excluidos el mes pasado del proceso: el primero por irregularidades en la inscripción de su postulación y el segundo por haber entregado dádivas. Por este último motivo, hubo recientes pedidos de exclusión de las candidaturas de Fujimori y Kuczynski ,pero no fueron aceptados.
Pero en el Perú no se vota por ideologías, sino que los ciudadanos buscan soluciones a sus problemas cotidianos. "A la gente no le importa si es de derecha o de izquierda. La desesperación de ver que cada día muere gente en la calle, que cada día la asaltan, le piden plata para agilizar trámites, que es más difícil comprar medicinas. Esa desesperación, a pesar del crecimiento económico, hace que la gente busque esperanza, no importa el rostro, ni el origen”, dijo el analista político Enrique Castillo a Univision Noticias.
Antifujimorismo
Y, según mostró la última encuesta de Ipsos, aún hay un 15,5 por ciento que no ha decidido a quién votará.
“No sé si voy a votar por Verónika o por PPK. Cuando vaya a votar, cuando esté frente a la cédula, recién definiré”, asegura Jesús Tinco, quien a sus 66 años se gana la vida limpiando vehículos y casas. Lo que Jesús sí tiene claro es que no va a votar por Keiko Fujimori pues no tiene buenos recuerdos del gobierno de su padre. Él nació en Ayacucho, cuna del grupo rebelde Sendero Luminoso, y tuvo que abandonar su tierra debido a los ataques cruzados de militares y militantes. Asegura que vio los excesos que ambas partes cometieron, la mayor parte de ellas ocurridas durante el gobierno de una década de Fujimori.
Pese a que la intención de voto de la hija del expresidente ha crecido, también lo ha hecho el rechazo a su candidatura, como se ha reflejado en las manifestaciones de las últimas semanas, especialmente la del 5 de abril en Lima que congregó a más de 50,000 personas en el 24 aniversario del autogolpe que se dio Alberto Fujimori al cerrar el Congreso y censurar a los medios de comunicación.

“El antifujimorismo ha empezado a crecer y eso me ha sorprendido. En las próximas semanas podría ponerse más fuerte. Los opositores a Keiko se van a aglutinar alrededor del que pase a segunda vuelta con ella, eso va a ser inevitable en el balotaje”, dijo a Univisión Noticias el analista Luis Benavente, de la consultora Vox Populi.
El panorama después de las elecciones del domingo no es promisorio. La polarización podría aumentar hasta junio, cuando se prevé que se realice la segunda vuelta que definirá al nuevo presidente peruano.
“Vamos a tener una situación bien delicada. Lo que le espera al Perú son meses terribles de un enfrentamiento radical entre dos puntos de vista, con cero inversión”, proyectó el analista Castillo.
La campaña electoral se podría intensificar aún más en golpes bajos e insultos que se han difundido profusamente en las redes sociales y la prensa local.
“Es lo peor que he visto. Esta campaña ha sido tan grosera y tan vulgar, con carteles, pancartas con cosas muy violentas, insultando, denigrando. Se puede no tener la misma opinión, pero no actuar de esa manera, no insultando, eso no me ha agradado en nada”, afirma Josefa Ranno, una ama de casa de 72 años que vive en Pimentel, un puerto del norte del Perú.
Capacidad de asombro a prueba
Hasta la Iglesia Católica, muy influyente en el país, se ha mojado en una campaña subida de tono con declaraciones como las de Javier del Río Alba. El arzobispo de Arequipa pidió durante una misa no votar por la candidata Mendoza, ni por Alfredo Barnechea, cuarto en las intenciones de voto, por estar a favor del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo. Por su parte, el ex presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y obispo emérito de Chimbote, Luis Bambarén, aseguró que “no votaría nunca por Keiko” Fujimori.
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Uno de los temas de conversación de la campaña más cometados entre los peruanos es la postulación al parlamento de una prostituta que quiere “convertir al congreso en un burdel respetable”. Angela Villón tiene 50 años y dice ser además activista de los derechos humanos y representante de las minorías.
Pero si hubo un asunto que llamó la atención durante la campaña fue la presencia del postulante Gregorio Santos, un exgobernador preso acusado por corrupción, que participó en el debate electoral de la semana pasada gracias a un permiso especial para abandonar la cárcel. En esa discusión televisada de un par de horas se conoció poco de los planes de gobierno, pero brillaron los ataques al expresidente Alan García, quien tienta un tercer gobierno aunque sin el apoyo suficiente en las encuestas para lograrlo. Además, Keiko Fujimori se comprometió a no repetir los mismos errores que su padre.
El hastío de algunos ciudadanos es tanto que Luis Ferrete, un arquitecto de 47 años dice preferir pagar una multa que tener que votar en un proceso con candidatos con los que no se siente identificado. "Prefiero eso a que me sigan manipulando”, sostiene.
De llegar a la segunda vuelta, como apuntan las encuestas, sería la cuarta elección consecutiva que va a balotaje. En los comicios generales del 2001, Alejandro Toledo se impuso a Alan García, que arrastraba los pasivos de su desastroso primer gobierno. En 2006, García se impuso a Ollanta Humala, quien se mostró más radical en sus propuestas que en el siguiente proceso del 2011, cuando venció a Fujimori, que tenía un mayor porcentaje de rechazo que el actual.
Investigaciones periodísticas destaparon una serie de actos de corrupción que salpicaron a los expresidentes Toledo y García, e incluso ya se anunciaron investigaciones contra Humala apenas deje el poder.
"Cuando se dice ‘más de lo mismo’, está diciendo algo negativo, más de lo negativo y por eso han tenido acogida candidatos como Guzmán, Mendoza o Barnechea, porque uno de los ejes de la campaña era el cambio, el rostro nuevo y otro era el antifujimorismo”, afirmó el analista Benavente. “El voto en el Perú es por una conexión emocional, es un voto de malestar, de rechazo, de fastidio, y más que eso es de furia, de rabia, contra el sistema político, por la corrupción”.







