Maryland: dos hispanos, dos partidos y un mismo rechazo a Donald Trump

En este supermartes del 26 de abril, dos latinos con preferencias políticas distintas dicen estar de acuerdo en una cosa: no van a votar por el controversial multimillonario.

Simpatizante de Trump sostiene cartel de campaña
Simpatizante de Trump sostiene cartel de campaña
Imagen Getty Images

Por Milli Legrain desde Maryland

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“Yo voto para Hillary Clinton porque fue gracias a una ley de Bill Clinton que obtuve mis papeles” dice con una sonrisa de oreja a oreja Rommel Sandino, un votante en la ciudad de Hyattsville, Prince George’s County, Maryland.

Este padre de familia de 31 años, activista por los derechos de los inmigrantes, lo tiene claro. Votará para Hillary Clinton, no solo porque, según él, es la que más probabilidades tiene de llegar a la Casa Blanca, sino porque fue gracias al Nicaraguan Adjustment and Central American Relief Act (NACARA), firmado por la administración Clinton en 1997, que hoy es ciudadano estadounidense.

En 1989 con sólo 4 años de edad, Sandino, pariente lejano del líder revolucionario nicaragüense del mismo apellido, llegó indocumentado a los Estados Unidos, junto con su madre y su hermano. “La guerra estaba terminando y Nicaragua estaba muy mal. La comida estaba racionada…”

Tras pasar 7 meses de su niñez en detención en el sur de los Estados Unidos y estar sin papeles durante 22 años debido a un error de su abogado, obtuvo por fin su residencia en el 2011 bajo la aplicación de NACARA antes de conseguir su ciudadanía estadounidense en mayo del 2015, hace apenas un año.

Así, el martes votará por primera vez en una elección presidencial, en este caso las primarias de Maryland.

Aunque la historia de Rommel Sandino tiene un final feliz, hoy en día el tema migratorio es uno de los que más le importa. “Mi cuñado es indocumentado y por eso sigo luchando”, explica.


A pesar de que Barack Obama haya deportado a más inmigrantes que George W. Bush, Sandino confía en que Hillary Clinton vaya más allá de los esfuerzos del actual gobierno para amnistiar a 5 millones de indocumentados, una medida que el gobierno federal pelea actualmente ante la Corte Suprema.

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Pocos pero importantes

Rommel Sandino no es el único que recuerda a Bill Clinton a la hora de votar por su mujer. NACARA es una iniciativa que benefició a migrantes y solicitantes de asilo de Nicaragua, Cuba, Guatemala, El Salvador y la ex Unión Soviética. Y en un estado con un 10% de hispanos (556 mil latinos, de los cuales 199 mil pueden votar) la participación hispana puede ser influyente.

Aunque en el 2008 Hillary Clinton perdió en Maryland contra Barack Obama por casi 25 puntos, al día de hoy Clinton y Trump lideran los sondeos en Maryland. En un estado tradicionalmente demócrata, 95 delegados se repartirán de manera proporcional entre los candidatos por ese partido.

Del lado republicano, el ganador se llevará cada uno de los 38 delegados. Aunque los delegados en juego sean pocos, en una contienda apretada, cada voto cuenta.

Maryland tiene varias elecciones ese día: una primaria demócrata por el Senado y dos primarias demócratas para la Cámara de Representantes, donde se presentan dos latinas: Joseline Peña-Melnyk (distrito 4) y Ana Sol Gutiérrez (distrito 8).

Todo esto puede aumentar el número de votantes en las urnas. De hecho la alta participación en el periodo de votación temprana así lo sugiere. Según The Washington Post, 260 mil personas, o un 7.5% del electorado del estado ya votaron por adelantado. Esta participación triplica la de la votación temprana en las últimas elecciones primarias presidenciales del 2012.

En cuanto a Donald Trump, Sandino opina que “Los candidatos republicanos no están conectando con nuestra comunidad. Trump está bien loco en decir que va a deportar a tanta gente”.

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Todavía con Marco Rubio

En esto está de acuerdo otra votante latina de Maryland: Ilse Padrón, nacida en Caracas y madre de dos hijos nacidos en los Estados Unidos.

En Germantown, Montgomery County, esta venezolana que obtuvo “con facilidad” la ciudadanía estadounidense en 1992 y que trabaja en bienes raíces, ha tomado la decisión insólita de votar por Marco Rubio.

Aunque éste dejó de hacer campaña en marzo pasado, las leyes del GOP permiten que los candidatos que se hayan retirado como Jeb Bush, Ben Carson, Carly Fiorina y Marco Rubio todavía figuren en la papeleta de votación.

“Mi voto va a ser por Marco Rubio porque tengo que dejarle entender al partido republicano que hay mucha gente que no está de acuerdo en cómo se está desarrollando esta elección”, dice Padrón.


Al igual que Sandino, el tema migratorio influye en su voto pero desde otra perspectiva. Ve los actuales flujos migratorios como “secuela de las males economías y las malas decisiones que han tomado los líderes [de algunos países]. Estados Unidos no puede solucionar los problemas a todas estas personas”, puntualiza.

Esta adepta del presidente Ronald Reagan está convencida de que una política económica basada en el libre comercio a nivel regional debe ser la solución en ese sentido. Mientras tanto, opina que “Hay que tener medidas drásticas para parar el flujo de migrantes que siguen cruzando e infringiendo la ley”.

Padrón también se ve representada por el mensaje positivo que ofrece Rubio. “Oímos a Trump decir que todos los latinos se tienen que ir, que hay que poner una pared. Pero hay que darles motivación a los latinos que están aquí, a salir adelante a educarse y mostrar que somos importantes. Sin nosotros muchas cosas no funcionarían”.

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“Veo a Marco Rubio como un muchacho que le puede hacer saber al latino que sí se puede. Sus padres vinieron de la nada y él se educó y mira donde está ahora, sentado en el Senado de los Estados Unidos”, concluye con entusiasmo.

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