La salida de Paul Manafort de la campaña de Donald Trump supone la derrota definititiva de quienes pretendían controlar los impulsos del candidato presidencial republicano frente a los partidarios de dejar a Trump ser Trump.
Los tortuosos cinco meses de Paul Manafort, segundo líder de campaña de Trump que cae
El expresidente de campaña del candidato republicano ganó y perdió batallas durante su breve paso por el cuartel de campaña. Era partidario de profesionalizar la operación electoral y de poner en vereda a Trump.


Manafort presentó este viernes su renuncia sin dar un motivo, pero el abandono del presidente de campaña se produce en medio de una renovación del alto mando de campaña con la entrada el miércoles del populista Stephen Bannon, que venía de dirigir el sitio web nacionalista Breitbart. Trump había anunciado que Bannon ocupará el nuevo puesto de director ejecutivo o CEO.
Manafort, un veterano estratega de Washington y experto en lavar la imagen de líderes extranjeros, había sido contratado el 28 de marzo llegando a un equipo esquelético pero cuyo candidato lideraba las primarias republicanas. Su entrada fue vista como un intento de profesionalizar una operación en que había pocos empleados con experiencia.
Las intrigas en la Torre Trump, el cuartel de campaña en la Quinta Avenida de Nueva York, han sido una constante desde hace meses. Manafort ganó temporalmente su lucha de poder contra Corey Lewandowski, quien dirigió inicialmente la campaña del magnate, pero la llegada de Bannon suponía un descenso en la jerarquía para él.
El expresidente de campaña también estaba siendo objeto de una controversia creciente. Esta misma semana se conoció, gracias a una investigación de la agencia AP, que trabajó como cabildero secreto del partido pro-ruso que gobernó Ucrania hasta 2014. Ese tipo de trabajo para un gobierno extranjero sin estar inscrito en un registro está penado con hasta cinco años de cárcel.
- La pelea por mantener a los delegados rebeldes: La llegada de Manafort a la campaña de Donald Trump fue en las primarias, el 28 de marzo, cuando el candidato no tenía asegurados los delegados necesarios para ganar la nominación republicana y estaba teniendo problemas para conquistar la fidelidad de estos. El hombre tenía un objetivo claro: ejercer presión como lo había hecho en 1976 con los delegados del expresidente Gerald Ford, que finalmente pudo conservarlos en la última convención republicana que fue negociada. Pero el papel de Manafort como negociante de cara a la Convención Nacional se desdibujó cuando en mayo Trump llegó a la cifra necesaria de 1,237 delegados para ser el candidato. Dos semanas después fue nombrado presidente de campaña y jefe de estrategia.
- Su duelo victorioso contra Lewandowski. Las fricciones dentro de la organización del magnate han sido noticia a lo largo de toda la campaña. Y una de las más resonantes eran las que Paul Manafort tenía con Lewandowski. Durante las primarias, llegó a estar involucrado en dos episodios de supuestas agresiones durante eventos del candidato. Lewandowski fue el jefe de campaña de Trump desde los inicios y era partidario de dejar que el temperamento de Trump fluyese, algo opuesto a la visión más convencional de Manafort. El resultado de estos choques, sumado a la influyente opinión de la familia Trump que se inclinaba por renovar la campaña con un estilo más ‘presidencial’ resultó en una victoria para Manafort que provocó la salida de Lewandowski el 21 de junio.
- Los intentos frustrados de "domar" a Trump. Manafort adoptó un plan muy distinto al de Lewandowski. Intentó controlar sin éxito a Trump, tratando de limitar sus intervenciones en medios y defendiendo el uso del teleprompter en sus intervenciones de campaña. Un ejemplo de estos intentos frustrados se conoció esta semana. Huffington Post reportó que el día que Trump tuiteó su almuerzo del Taco Bowl, el 5 de mayo, Manafort se encontraba en la oficina con el candidato y su familia y desaconsejó ese tuit porque podría ser visto como un falso intento de congraciarse con los hispanos. Trump sin embargo, acabó tuiteando y jactándose de la polémica consiguiente, según el Huffington Post.
- La polémica conexión con Ucrania: El trabajo de Manafort para el autoritario exlíder pro-ruso de Ucrania, Viktor Yanukovych, había sido cuestionado desde su entrada en la Torre Trump, pero en la última semana se conocieron informaciones que comprometen seriamente al expresidente de campaña de Trump. Manafort, diseñó un plan de cabildeo secreto en Washington en favor del partido pro-ruso que gobernó Ucrania hasta 2014 y para el que trabajó como consultor. Ese tipo de actividad está penado con hasta cinco años de cárcel. Las revelaciones surgen tras numerosas críticas contra Trump por sus actitudes amistosas hacia Vladimir Putin, presidente de Rusia.
- El triunfo del Trump indomable: Los cambios de esta semana en la cúpula de la Torre Trump reafirmaron que el estilo incendiario dominará lo que resta de campaña. Kellyanne Conway, nueva jefa de campaña, y Stephen Bannon, director ejecutivo, son dos fieles a Trump, críticas con los republicanos percibidos como moderados y dadas al ataque. Se trata de dos asesores que servirán para animar al núcleo duro de los seguidores del aspirante republicano, pero difícilmente ayudarán a atraer a votantes indecisos.
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