La lucha contrarreloj de Bernie Sanders con las matemáticas para ganar delegados

Para ganarle a Hillary Clinton, el senador por Vermont enfrenta una lucha por votos y delegados que si bien es matemáticamente posible, políticamente puede serle mucho más difícil.

Sanders debe lograr nuevas "avalanchas" para seguir con opción de triunfo
Sanders debe lograr nuevas "avalanchas" para seguir con opción de triunfo
Imagen AP

Por Antonieta Cádiz.

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Contra el pronóstico de muchos, Bernie Sanders, el senador de Vermont que pocos conocían a comienzos del 2015 cuando salió a disputarle la nominación presidencial por el partido Demócrata a Hillary Clinton, sigue en la pelea por la candidatura.

Pasados dos intensos meses de primarias, Sanders no ha sido aplastado por Clinton y su campaña goza de un buen “momentum”, tras una seguidilla de avasalladores triunfos en varios estados del oeste del país.

Sin embargo, el senador necesita ganar cerca del 78% de los delegados que están en juego en la próxima ronda de elecciones primarias si quiere ganarle a Clinton.

¿Será posible?, es la primera pregunta. ¿Lo logrará, es la segunda que surge inmediatamente?

Su campaña asegura que sí con el argumento simple de que, partiendo de la nada, casi de cero, han logrado mantenerse hasta entrado el tercer mes de las primarias. Pero puede que no sea tan simple.

2,383

El número mágico en la contienda demócrata es 2,383. El candidato que primero alcance esa cifra de delegados, gana automáticamente la nominación del partido, ya que tendrá los votos suficientes para imponerse en la Convención Nacional de julio que seleccionará al candidato.

La cantidad de delegados para esa convención varía dependiendo de la población de cada estado y, en el caso de los demócratas, se adjudican proporcionalmente según los resultados en las primarias.


Además están los llamados superdelegados, esos notables del partido que son miembros de la convención y que no se someten a elección ni tienen compromiso previo de votar por ningún candidato.

Hasta el momento la ex secretaria de estado Hillary Clinton cuenta con 1,243 delegados que han resultado de elecciones primarias y con 469 de esos superdelegados

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Sanders cuenta con 979 delegados, asignados en primarias, y 29 superdelegados.

La cuenta final entonces 1,712 a favor de Clinton y 1,011 a favor de Sanders. Una diferencia de 704 delegados. Tres dígitos que gráficamente no se pueden disfrazar.

Todavía quedan 22 estados por realizar sus primarias, lo que se traduce en un total de 1,742 delegados y 104 superdelegados pendientes.

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¿Por qué no?

Para muchos el camino de feel the burn ("siente la quemazón", su lema de campaña que hace juego con su nombre, Bernie) está escrito y eventualmente dejará de sentirse apagado por el avance de Clinton.

La campaña del senador parece confiada en un cambio en el juego y en unas matemáticas más favorables.

“Partimos de la nada y hemos ganado en estados donde perdíamos con márgenes de dos dígitos”, dijo el director de campaña Jeff Weaver en una comunicación telefónica con periodistas esta semana.

Entre los estados por definir sus primarias hay áreas claves como Nueva York, Maryland, Pennsylvania, California y Nueva Jersey.

La mayoría son estados más bien liberales, un punto a favor de Sanders. Sin embargo, Clinton tiene una base sólida en estas regiones y no le será fácil arrebatársela.

Según el escritor y profesor en ciencia política de la Universidad Johns Hopkins, Benjamin Ginsberg, no existe ninguna posibilidad de que Sanders gane los delegados necesarios para derrotar a Clinton.

“Sanders nunca fue un candidato serio, sino más bien un compañero de práctica para el candidato principal, en este caso Hillary. Él ha tenido mejores resultados de los que cualquiera esperaba, pero eso refleja lo débil de la candidatura de Clinton y no la fortaleza de Sanders”, explicó.

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Matemáticamente difícil

La campaña de Sanders necesitaría ganar en estados claves y por avalancha, algo que dicen que harán con una estrategia combinada de triunfos en ciertos estados y el apoyo de suficientes superdelegados, algunos de los cuales tratarán de influenciar para que cambien de opinión.

“Bernie es un candidato más fuerte que Hillary, tiene la capacidad de entusiasmar a la base y llevarlos a las urnas y eso es algo que los superdelegados deben considerar”, aseguró Weaver.

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La tesis de la campaña de Sanders es que ningún candidato ganará la nominación sólo con los delegados que se asignan a través de las primarias y necesitará sumar los superdelegados.

Pero expertos como Ginsberg ven ese escenario como imposible. “No darán vuelta a los superdelegados. Aunque muchos de ellos están preocupados con la debilidad de Clinton, la ven como un candidato más fuerte para la elección general en comparación con Sanders”, dijo.

El único escenario donde esto sería posible según el experto, es si Clinton es imputada por la investigación de sus correos electrónicos, un caso de sus tiempos como secretaria de Estado cuando usó una cuenta de correo electrónico privado que, al quedar fuera del escrutinio público, puede haber violado normas de seguridad nacional.

Abril decisivo

En otra llamada con periodistas uno de los asesores principales de la campaña de Clinton, Joel Benenson, aseguró que la ex primera dama definirá la contienda a finales de abril cuando gane estados decisivos como Pensilvania y Maryland.

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Luego de su triunfo reciente en Washington, Alaska y Hawaii, el senador de Vermont está apostando por Wisconsin el próximo martes 5 de abril para fortalecer su recta final.

De allí confía en mantener el impulso para tratar de obtener una buena tajada de los 291 delegados que reparte Nueva York, un desafío difícil.

Sanders nació y vivió en el estado, pero Clinton lo representó en el Senado y cuenta con su oficina central en Brooklyn, justo la zona donde nación su contrincante.

La fundación de su esposo Bill tiene sede en Harlem, en otra zona de la llamada Gran Manzana, por lo que el vínculo de los Clinton con la principal ciudad del estado está muy arraigado y puede ser un factor en su favor.

Por ahora las matemáticas de “Bernie” son esquivas, complejas, impredecibles, como en todo buen juego político.

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