Antes de Ken Bone fue el “tipo de la coleta”: así ve esta campaña el primer votante estrella de un 'town hall'

Denton Walthall, de Virginia, vivió en 1992 lo bueno y lo malo de llamar la atención con una pregunta en un debate presidencial. Entonces pidió una campaña más respetuosa. Ahora va a votar por Clinton.

Denton Walthall, votante indeciso preguntando en el debate presidencial de 1992.
Denton Walthall, votante indeciso preguntando en el debate presidencial de 1992.
Imagen C-SPAN

En 1992, cuando se celebró el primer debate presidencial con preguntas de ciudadanos corrientes, no había ni Twitter ni Facebook ni YouTube ni memes. Pero en aquel primer town hall en la Universidad de Richmond, en Virginia, un votante se hizo famoso por una pregunta que se sigue recordando en las campañas. El Ken Bone de 1992 fue apodado entonces “ ponytail guy” ("el tipo de la coleta").

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Su nombre es Denton Walthall. Trabaja para el Departamento de Justicia de Virginia como mediador de disputas familiares, su ocupación también entonces. En 1992, tenía 37 años. La pregunta que le hizo célebre era una petición de un debate más civilizado entre los contendientes: George H.W. Bush, Bill Clinton y Ross Perot.

“¿Podemos concentrarnos en los asuntos y no en las personalidades y en el barro?... ¿Pueden comprometerse ante los ciudadanos de Estados Unidos a atender nuestras necesidades?”, preguntó.

La llamada

Han pasado 24 años, pero Walthall recuerda bien la noche en la que sonó el teléfono en su casa para invitarle al primer debate que se hacía con votantes indecisos.

“En el trabajo, usaba mucho el teléfono y lo último que me apetecía era seguir hablando por teléfono”, me cuenta ahora. Respondió su esposa: era la firma de encuestas Gallup, pero ella no quiso contestar a las preguntas sobre intención de voto. Le pasó el auricular a Walthall, que no sabía entonces a quién votar y así lo dijo. Gallup lo invitó al town hall en Richmond.

Walthall había estudiado Políticas en la Universidad y siempre le había interesado el debate y la Historia de Estados Unidos. Sus padres eran republicanos y de niño había conocido de cerca el partido gracias a la política del condado local. En un anuario del colegio, los compañeros habían escrito que un día sería “senador para aprobar la legalización de la marihuana en Virginia”. Walthall nunca se había metido en política activa, pero le pareció una oportunidad y aceptó asistir a aquel primer town hall.

Durante los siguientes días pidió sugerencias a sus amigos de preguntas y acabó con una lista de unas 40 ó 50. Dice que decidió cuál sería la pregunta que haría la misma noche del debate, cuando al entrar vio una protesta de un grupo de personas que sujetaban pancartas y gritaban. “Pero no sabía que iban a elegir mi pregunta. Fue una absoluta sorpresa”, dice.

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Ese día conoció a Hillary Clinton. Estaba sentada detrás de él igual que las mujeres de Bush y Perot y le dio la mano.

Después de su intervención, Walthall recibió muchas reacciones. Le entrevistaron en la CNN, la NBC o la ABC. Y recibió comentarios en persona, por teléfono y por telegrama. En algunos casos, le criticaron por su pregunta por sugerir que los políticos tenían que atender a las necesidades de los ciudadanos como si fueran niños, trazando un paralelismo con su trabajo que consiste a menudo en mediar entre padres e hijos. Recibió llamadas indeseadas a casa.

“Me dijeron que era un votante plantado por los demócratas, creo que por mi coleta”, dice. Walthall se había dejado coleta, según cuenta, en memoria de su padre, que había muerto dos años antes. Su padre le había pedido que no se dejara crecer el pelo. “Sobre mi cadáver”, llegó a decir. Para Walthall, era una manera de recordarlo.

En la jerga electoral "el tipode la coleta" aún es sinónimo de votante crítico con los candidatos.

Los 15 minutos de fama

Ahora aquella campaña de 1992 parece suave en comparación con ésta. Walthall vio el debate del domingo “si es que eso se puede llamar debate”, según comenta él. “Un debate se supone que es un intercambio de ideas para saber más de la experiencia de los candidatos y de sus planes de acción, no es un foro para atacar y ridiculizar al otro”.

El segundo debate le pareció "deprimente" pero también vio el primero y hará una fiesta en su casa para ver el último, el 19 de octubre.

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El “tipo de la coleta” (que ya no tiene) siente empatía por los “15 minutos de fama” que está viviendo ahora Ken Bone, el votante que preguntó en el town hall sobre energía y que se ha hecho célebre en parte gracias a un jersey. “Pero al final, la realidad no es eso. La realidad es otra cosa, es tu trabajo, intentarlo hacer bien cada día y seguir con tu vida, tratar bien a tu perro y a tu vecino”, dice.

Ken Bone escuchando a Hillary Clinton en el debate presidencial de St. Louis.
Ken Bone escuchando a Hillary Clinton en el debate presidencial de St. Louis.
Imagen Reuters

A Walthall le gustó la pregunta de Bone, aunque su favorita fue la última, la del votante que pidió a los candidatos que dijeran algo bueno el uno del otro. “Yo les preguntaría qué harían si estuvieran juntos y solos en una isla desierta. ¿Se ayudarían o lucharían a ver quién se come el uno al otro?”. Como experto en mediación, a Walthall le gustaría ver más conciliación entre los candidatos.

En 1992, acabó votando por Bill Clinton y el 8 de noviembre lo hará por Hillary. Reconoce que no le emociona tanto como “el aire fresco” que traía Barack Obama pero aprecia sus “30 años de servicio público”.

Lo que le gustaría, si Clinton es elegida presidenta, es que mande un mensaje de que su gobierno es para todos los ciudadanos. “Que diga que todo es nuestra América. No hay una América demócrata y una América republicana. Es nuestra América”.