Funcionarios robaban autos, joyas y dinero a personas fallecidas en California y ahora se enfrentan a la justicia

Trabajadores de una oficina de gobierno se apropiaron indebidamente de los bienes de varias personas fallecidas, los cuales debían resguardar mientras los entregaban a los herederos. Obtuvieron más de 120,000 dólares vendiendo objetos valiosos en internet y casas de empeño.

Relojes se exhiben en una casa de empeño de Estados Unidos.
Relojes se exhiben en una casa de empeño de Estados Unidos.
Imagen Spencer Platt/Getty Images

LOS ÁNGELES, California.- Una investigación de la Fiscalía de Fresno, California, descubrió en 2015 que ocho empleados del gobierno robaron miles de dólares durante cinco años a clientes que jamás se quejaron: muertos cuyos bienes fueron administrados temporalmente por el condado debido a que sus testamentos estaban pendientes.

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Dinero en efectivo, cheques, vehículos, joyas, monedas de oro, diamantes, relojes, armas de fuego y valiosos objetos de colección que pertenecieron a varias personas fallecidas terminaron en posesión de un grupo de trabajadores de la Oficina del Administrador Público del condado de Fresno, reveló la Fiscalía.

En su página de internet, dicha oficina indica que resguarda las propiedades de los difuntos que dejaron herencias pendientes o no designaron albaceas. También actúa cuando el heredero no vive en Estados Unidos. En esos casos, todos los bienes quedan por un tiempo bajo control del gobierno del condado hasta que se distribuyan adecuadamente.

Este escándalo se divulgó en 2015, después de que la exesposa de uno de los acusados lo denunció ante la Policía. Cinco años después, el caso está a punto de cerrar en un tribunal de Fresno: ha comenzado el proceso penal contra los últimos tres sospechosos que se enfrentan a la justicia.

El presunto líder de la banda, Noé Jiménez, quien tenía el cargo de asistente de administrador en dicha agencia, se declaró culpable de seis cargos de malversación de fondos por parte de un funcionario público, otro de perjurio y uno más de conspiración para cometer un delito. Cuatro cómplices suyos también han confesado sus delitos o no se han opuesto a las acusaciones de la Fiscalía de California.

Ninguno ha sido sentenciado. Se espera que un juez les imponga un castigo una vez que termine el juicio contra los últimos inculpados: Susan Nesbitt, Terrence Ward y William Stoutingburg.


La acusación señala que los investigadores registraron la casa de Noé Jiménez, donde encontraron 30 diamantes y piedras preciosas. Y al revisar sus cuentas bancarias descubrieron que sus ingresos se triplicaron en 2012 gracias a depósitos de cheques y dinero en efectivo, cuya procedencia no parecía lícita. Entonces su salario y el de su esposa sumaban unos 65,000 dólares anuales, pero en ese tiempo llegaron a tener más de 200,000 dólares disponibles en el banco.

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Su sueldo tampoco coincidía con otras posesiones y su estilo de vida: él tenía seis autos registrados a su nombre y en su teléfono celular había fotografías de lujosas vacaciones a Europa.

Según los fiscales, él y sus cómplices vendían los artículos robados en sitios de internet y en casas de empeño.

Varios recibos de estos negocios confirmaron que Jiménez obtuvo casi 40,000 dólares por empeñar collares de oro, joyas con diamantes, relojes y monedas antiguas. Esa cifra no incluyó los vehículos, ni el dinero en efectivo que se apropió ilegalmente.

Cuando fue interrogado por los detectives, Jiménez confesó que lo hizo para pagarle a prostitutas.

Los fiscales alegan que otros inculpados vendieron más de dos docenas de armas de fuego y algunos obtuvieron hasta 9,000 dólares en casas de empeño. Se quedaron con los artículos que les gustaban. En total, los ocho acusados robaron más de 120,000 dólares, de acuerdo con documentos judiciales.

Los otros acusados son Kiersten Paxton, Desiree Robledo, Marty McClue y Ree Bruce.

En el teléfono de Susan Nesbitt también encontraron imágenes de un viaje por Europa y se descubrió que la empresa de su esposo recibió más de 35,000 dólares por limpiar las casas de los fallecidos. Ella trabajó de manera coordinada con Jiménez, según mensajes de texto utilizados como evidencia.

En una ocasión, Nesbitt le escribió a Jiménez: “Encontramos un poco más (artículos) en la sala”.

Él le respondió: “Genial. ¿Metimos gol?”

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