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CityLab Medio Ambiente

Los residentes más vulnerables de una ciudad son los más afectados por el ruido

Una nueva investigación demuestra que la contaminación acústica en las ciudades de Estados Unidos se concentra en las comunidades pobres y de minorías.
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12 Oct 2017 – 12:29 PM EDT
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Bajo las líneas del Loop del Metro de Chicago, en Illinois. Crédito: Franck Michel / Flickr.com

La mayoría de los estadounidenses piensa que las ciudades son lugares ruidosos, pero algunas partes de las ciudades de Estados Unidos son mucho más ruidosas que otras. A nivel nacional, los vecindarios con mayores índices de pobreza y mayores proporciones de residentes de raza negra, hispanos y asiáticos tienen niveles más elevados de ruido que otros vecindarios. Además, en las ciudades racialmente más segregadas, las condiciones de vida son más ruidosas para todos, independientemente de su raza u origen étnico.

Como investigadores de la salud ambiental, estamos interesados en aprender cómo las exposiciones ambientales diarias afectan a los diferentes grupos de población. En un nuevo estudio, detallamos nuestras conclusiones sobre la contaminación acústica, la cual tiene repercusiones directas sobre la salud pública.

Los científicos han documentado que los peligros ambientales, como la contaminación atmosférica y los sitios de desechos peligrosos no están uniformemente distribuidos en distintas poblaciones. A menudo, los grupos socialmente desfavorecidos, como las minorías raciales, los pobres, y aquéllos con menores niveles de educación sufren los niveles más altos de exposición. Estas dos situaciones de estrés pueden representar un doble peligro para las poblaciones vulnerables.

Nuestra investigación muestra que, al igual que la contaminación atmosférica, la exposición al ruido puede seguir un gradiente social similar. Esta carga desigual puede contribuir, en parte, a las disparidades de salud observadas entre distintos grupos en Estados Unidos y en otros lugares.

Niveles de decibelios de fuentes comunes de ruido (Ciudad de Albuquerque, Nuevo México).

Trazando un mapa de los sonidos de la ciudad

En 2015, nos topamos con un artículo de la Smithsonian Magazine sobre el mapa de sonidos del Servicio de Parques Nacionales. Las estimaciones de sonido representan los niveles promedio de ruido durante un día o una noche de verano. Se basan en 1.5 millones de horas de mediciones de sonido en 492 lugares, incluyendo zonas urbanas y bosques nacionales y en modelos basados en la topografía, el clima y la actividad humana. Los colegas del Servicio de Parques Nacionales compartieron su modelo y colaboraron en nuestro estudio.

Al vincular el modelo de ruido con los datos de población nacional de Estados Unidos, hicimos algunos descubrimientos interesantes. En primer lugar, tanto en zonas urbanas como en rurales, las comunidades prósperas eran más tranquilas. Los vecindarios con ingresos anuales medios por debajo de los 25,000 dólares eran casi 2 decibelios más ruidosos que los vecindarios con ingresos superiores a los 100,000 dólares por año. Y en todo el país, las comunidades con un 75% de habitantes negros tenían niveles promedio de ruido nocturno de 46.3 decibelios, 4 decibelios más fuertes que las comunidades sin residentes negros. Un aumento de 10 decibelios representa una duplicación en el volumen de un sonido, de modo que existen grandes diferencias.

¿Por qué preocuparse por el ruido?

Un creciente cuerpo de evidencia vincula el ruido de varias fuentes, incluyendo el transporte aéreo, ferroviario y por carretera, el tráfico y la actividad industrial con los resultados de salud adversos. Los estudios han revelado que los niños que asisten a la escuela en áreas más ruidosas tienen más problemas de comportamiento y peores rendimientos en los exámenes. Los adultos expuestos a elevados niveles de ruido reportan mayores niveles de molestias y trastornos del sueño.

Los científicos teorizan que, dado que la evolución programó el cuerpo humano para responder a los ruidos como amenazas, la exposición al ruido activa nuestra respuesta natural de huir o luchar. La exposición al ruido provoca la liberación de hormonas del estrés, lo que puede elevar nuestro ritmo cardíaco y la presión sanguínea, incluso durante el sueño. Las consecuencias a largo plazo de estas reacciones incluyen la alta presión sanguínea, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el bajo peso al nacer.

Al igual que con otros tipos de contaminación, varios factores contribuyen a explicar por qué algunos grupos sociales están más expuestos al ruido que otros. Los factores incluyen una débil aplicación de las regulaciones en los vecindarios marginales, la falta de capacidad para participar en las decisiones de uso de suelo, y a las políticas ambientales que no protegen adecuadamente a las comunidades vulnerables. Esto puede conducir a la ubicación de las instalaciones industriales, autopistas y aeropuertos generadores de ruido en las comunidades más pobres.

Un mapa de la división racial y étnica en Detroit, basado en los datos del censo estadounidenses de 2010, cortesía de Eric Fisher. Los puntos rojos representan los residentes blancos, los puntos azules representan los residentes negros, los puntos verdes representan los residentes asiáticos, los puntos naranjas representan los residentes hispanos, y los puntos amarillos representan otros grupos. Cada punto representa 25 residentes (Eric Fischer).

Las comunidades segregadas son más ruidosas

También encontramos niveles de ruido superiores en áreas metropolitanas más segregadas racialmente, como Milwaukee, Chicago, Cleveland, Trenton, y Memphis. Esta relación afectó a todos los miembros de estas comunidades. Por ejemplo, los niveles de ruido en las comunidades compuestas enteramente de estadounidenses blancos en las áreas metropolitanas menos segregadas eran casi 5 decibelios menores que en los vecindarios compuestos enteramente por personas blancas en las áreas metropolitanas más segregadas.

La segregación en las áreas metropolitanas de Estados Unidos es un proceso que une espacialmente a las comunidades de color y a los residentes de la clase obrera a través de la concentración de la pobreza, la falta de oportunidades económicas, el desarrollo excluyente de viviendas, y las políticas crediticias discriminatorias. Pero, ¿por qué incluso los vecindarios compuestos enteramente por personas blancas en ciudades altamente segregadas son más ruidosos que en otros lugares? Aunque no hemos encontrado pruebas concluyentes, creemos que esto sucede porque en las ciudades altamente segregadas, el poder político a menudo se distribuye desigualmente a lo largo de grupos raciales, étnicos y económicos.

Estas diferencias pueden permitirles a algunos residentes administrar los usos de suelo indeseable en formas que sean beneficiosas para ellos, por ejemplo, obligando a la construcción de autopistas a través de las comunidades más pobres. Este escenario puede conducir a mayores niveles de riesgos ambientales en general que los que ocurrirían si el poder y la carga de desarrollo se distribuyeran más equitativamente en toda la comunidad.

La segregación puede también separar físicamente los vecindarios, los lugares de trabajo y los servicios básicos, obligando a todos los residentes a conducir más y viajar más lejos. Estas condiciones pueden aumentar la contaminación atmosférica y, potencialmente, los niveles de ruido en toda el área metropolitana.

Frenar la contaminación acústica

El gobierno estadounidense ha hecho relativamente poco para controlar los niveles de ruido desde 1981, cuando el congreso detuvo bruscamente la financiación de la Ley de Control del Ruido de 1972. Sin embargo, el congreso no derogó la ley, por lo que los estados tuvieron que asumir la responsabilidad del control del ruido. Muy pocos estados lo han intentado y ha habido muy poco progreso. Por ejemplo, de 2013 a 2014 la ciudad de Nueva York recibió una queja por ruido aproximadamente cada cuatro minutos.

Sin financiación, ha sido difícil llevar a cabo investigaciones sobre el ruido. Hasta hace poco, Estados Unidos aún no tenía mapas actualizados de ruido a nivel nacional. En contraste, varios países europeos han trazado mapas de ruidos, y la Comisión Europea financia planes de comunicación y reducción de ruidos y estudios de salud.

En 2009, la Organización Mundial de la Salud publicó un informe donde detalló las directrices sobre ruido nocturno para Europa. Recomendaron reducir los niveles de ruido cuando fuera posible y reducir el impacto del ruido cuando los niveles no pudieran moderarse. Por ejemplo, en las directrices se recomienda ubicar los dormitorios en la parte tranquila de la casa, lejos del tráfico de la calle, y mantener los niveles de ruido por debajo de 40 decibelios para proteger la salud humana. El organismo alentó a todos los estados miembros a esforzarse por alcanzar estos niveles a largo plazo, con un objetivo a corto plazo de 55 decibelios por la noche.

Sin embargo, las desigualdades en la exposición al ruido siguen existiendo en Europa. Por ejemplo, en Gales y Alemania, las personas más pobres han reportado mayores niveles de ruido en los vecindarios.

Los esfuerzos de reducción de ruido más exitosos en Estados Unidos se han centrado en el sector de las aerolíneas. Impulsado por la introducción de nuevos motores más eficientes y silenciosos y promovido por la Ley de Ruido y Capacidad de Aeropuertos de 1990, el número de estadounidenses afectados por el ruido de los aviones disminuyó en un 95% entre 1975 y 2000.

En el futuro, nuestros hallazgos sugieren que se necesitan más investigaciones sobre la relación entre el ruido y la salud de la población en Estados Unidos, datos que podrían conformar las regulaciones de ruido. La financiación y la investigación deberían centrarse en las comunidades más pobres y las comunidades de color que parecen soportar una carga desproporcionada de ruido ambiental.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en The Conversation. Lea el artículo original aquí.

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