OAKLAND, California. – La administración de la alcaldesa Libby Schaaf salió en defensa de su ambicioso programa de ingreso universal con el que busca pagarles $500 mensuales a familias de color que vivan en pobreza en Oakland.
Ante críticas de racismo, Oakland defiende su plan para otorgar $500 mensuales a familias de color
El plan de ingreso universal en Oakland tiene como objetivo beneficiar a unas 600 familias negras, indígenas, latinas y pertenecientes a otras minorías, pero varios grupos conservadores lo han calificado de “racista” por excluir a las familias blancas pobres.

El plan tiene como objetivo beneficiar a unas 600 familias negras, indígenas, latinas y pertenecientes a otras minorías a lo largo de 18 meses para eliminar las disparidades raciales que afectan su estabilidad económica, pero varios grupos conservadores lo han calificado de “racista” por excluir a las familias blancas pobres.
Justin Berton, vocero de la alcaldesa Libby Schaaf, aclaró en un comunicado que cualquier familia puede participar, sin embargo, se le dará prioridad a las familias de color más golpeadas por la pandemia de coronavirus.
“No hemos cambiado el programa; hemos tenido que clarificar que si bien a ninguna familia se lee prohíbe solicitar los recursos, este programa piloto fue diseñado intencionalmente para apoyar a las familias BIPOC (negras, indígenas y de color)”, indicó el portavoz.
El plan de ingreso universal estará financiado en su totalidad por donaciones de organizaciones filantrópicas, lo que lo protege de cualquier reto legal que lo acuse de discriminar contra algún sector de la población.
Ian Rowee, miembro del American Enterprise Institute, le dijo al diario The San Francisco Chronicle que cualquier programa financiado con dinero de los contribuyentes que limite la participación con base en la raza sería una “violación descarada al Acta de los Derechos Civiles”.
La alcaldesa Schaaf, por su parte, le comentó al mismo medio que precisamente la idea es enfocarse en las familias afectadas por la brecha de riqueza racial.
Lo que sabemos del ingreso universal
Cuando los funcionarios de Oakland anunciaron el programa en marzo, una de los atractivos principales era que el dinero se entregaría sin condiciones, es decir, las familias beneficiadas lo podrían gastar como mejor les convenga.
“La pobreza que observamos hoy en día no es por fracasos personales, es por fracasos del sistema. El ingreso garantizado es una de las herramientas más prometedoras que hemos visto en décadas para cambiar el sistema, la equidad racial y la movilidad económica”, dijo entonces la alcaldesa Libby Schaaf.
El histórico programa piloto será uno de los más amplios en Estados Unidos y espera replicar los resultados de un esfuerzo similar llevado a cabo entre 2019 y 2020 en Stockton, California, donde los beneficiados con el pago pudieron obtener empleos de tiempo completo a una tasa dos veces mayor en comparación con individuos que no recibieron el ingreso universal.
Las familias BIPOC que busquen recibir el ingreso universal deberán tener al menos un hijo menor de 18 años, sin importar el estatus migratorio de sus miembros, lo que quiere decir que las familias con indocumentados podrán participar.
La mitad de los espacios (alrededor de 300) estarán reservados para familias que se encuentren en el umbral más bajo del índice de pobreza, lo equivalente a ingresos de $30,000 anuales para una familia de tres. Para el resto, podrán calificar las familias con ingresos alrededor de los $59,000 al año.
La oficina de la alcaldesa Libby Schaaf señaló que la meta es comenzar a dar la ayuda entre la primavera y el verano, por lo que en las próximas semanas estará disponible un formulario en línea que las familias interesadas deberán llenar si quieren ser elegidas.
Mientras tanto, en este sitio web se puede ingresar el nombre completo y una dirección de correo electrónico para seguir el desarrollo del programa.
Quienes sean elegibles para el ingreso universal serán seleccionados al azar y recibirán los $500 mensuales para usarlos a conveniencia, con la opción de participar en entrevistas periódicas sobre la forma en la que gastan esos recursos.

















