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Emprendedores Hispanos

Quieren salir de la esclavitud los vendedores ambulantes de NYC

La falta de licencias por parte de la Ciudad, los mantiene presos del mercado negro.
24 Abr 2016 – 05:57 PM EDT
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Evelia alquila un permiso para evadir el asedio de la policía. Crédito: Gerardo Romo

QUEENS, Nueva York. - En la zona metropolitana de la Ciudad de Nueva York trabajan, al menos, 20,000 vendedores ambulantes, de los cuales sólo una tercera parte tiene licencias para operar porque es el límite impuesto por el gobierno. Y el resto, ¿cómo lo hace?

Muchos de ellos son esclavos del mercado negro que surgió ante la poca oferta y amplia demanda. Actualmente, la licencia expedida por la Ciudad tiene un costo de $200 y los veteranos de guerra tienen prioridad. De los 5,100 que en total la reciben, algunos terminan alquilándola por $300 a la semana, o entre $20,000 y $30,000 cada dos años, que es cuando se renueva.

Esa transferencia o el alquiler del permiso es ilegal, según las normas del Departamento de Salud. Además, de que oprime el bolsillo de quienes buscan generar ingresos de forma honrada, con su trabajo.

Por eso, este 26 de abril, los vendedores ambulantes se manifestarán en Broadway, para que el gobierno acelere un proyecto que otorgaría mayores licencias, dando muerte al negocio ilegal con esos permisos.


EVELIA, LA “SEÑO” DE LOS TAMALES

Un oficial acercándose a su puesto de tamales fue la pesadilla cotidiana que la mexicana Evelia Coyotzi vivió por años. Sonrojada, admite que corría para ocultarse en los negocios cercanos y así evitar un arresto o las multas exorbitantes.

“Abandonaba mi puesto sabiendo que la policía terminaría por tirarme todo a la basura. Lloraba de angustia y de frustración”, recordó Evelia, quien se dedica al comercio ambulante desde el 11 de septiembre de 2001. “El restaurante en el que trabajaba cerró cuando ocurrieron los atentados. Lo único que podía hacer era vender en la calle. La economía se puso mala y no había empleo”.


Agobiada por el asedio de la policía, Coyotzi buscó auxilio en el mercado negro de las licencias. Día y noche trabajó la madre de un adolescente para alquilar un permiso por $15,000 al año, pero el precio no es fijo. La comerciante explicó que el propietario lo incrementa a su antojo.

“Muchos compañeros han sido estafados. Les prometen permisos que no existen o que nunca les entregan. La Ciudad debe parar esto ahora”, dijo la comerciante, quien está establecida en la esquina de la Avenida Roosevelt y Junction Boulevard, en Queens.

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Tamalera clama por licencia para trabajar en las calles de NYC


Mientras acomodaba los tamales humeantes en una vaporera, Evelia pidió a las autoridades mirar el rostro humano detrás del mercado negro de los permisos. La mujer contó lo que es ganarse la vida “cargando una cruz de obstáculos legales, miradas criticonas y un clima desalmado”.

“Empiezo a la una de la mañana a preparar los tamales y el atole, porque a las cinco hay que abrir el puesto para los muchachos que trabajan en construcción”, expresó.


“No hay vida cuando te dedicas a vender en la calle”, aseguró. “Trabajo los siete días porque no hay otra forma de juntar dinero para el alquiler del permiso”.

El poco tiempo que le queda libre se lo dedica a su hijo, quien llegó de México hace seis meses.

“Las circunstancias me pusieron a vender en la calle. Tenía que buscar la forma de mandarle dinero a mi muchacho, trabajo duro para que no le falte nada”, dijo. “No estoy pidiendo que me paguen la renta o que me den cupones de comida. Quiero que me dejen trabajar con dignidad”.

EN LUCHA POR LO CORRECTO

Pese a que la venta de tamales la consume, Evelia se las arregla para participar en las acciones del Proyecto Vendedores Ambulantes del Centro para Justicia Urbana. Hace cuatro años se acercó a la organización para resolver multas pendientes, pero ponto se entregó a la lucha por los permisos y licencias.

“No voy a quedarme con las manos cruzadas quejándome y lamentándome. Somos trabajadores con el derecho a ser reconocidos”.


En lo que vendía tortas de tamal, conocidas en México como guajolotas, Evelia distribuía entre sus clientes panfletos de la protesta de vendedores que se realizará el 26 de abril frente al 250 Broadway.

“La gente puede apoyarnos. Muchos clientes nos prefieren porque somos una opción económica en una ciudad donde la comida es carísima”.

Aunque el Concejo Municipal planteó un proyecto de ley para terminar con el mercado negro y proveer licencias a los vendedores, la medida parece estar estancada y los comerciantes pedirán durante la protesta que la Ciudad agilice la regulación.

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