Un gran jurado federal en Virginia imputó este jueves al exjefe del FBI James Comey por presunta obstrucción a la Justicia y por supuestamente haber dado declaraciones falsas ante el Congreso, en medio de una fuerte presión del presidente Donald Trump para que su Departamento de Justicia actuara en contra de personas que ve como adversarios.
Imputan al exjefe del FBI James Comey en medio de la presión de Trump
La noticia llega apenas días después de que Trump emplazara a su fiscal general, Pam Bondi, a actuar contra personas que considera adversarios políticos, como Comey.

La decisión fue tomada apenas unos días después de que el presidente emplazara públicamente a la fiscal general, Pam Bondi, a que actúe contra personas que considera oponentes políticos como Comey, el senador demócrata por California, Adam Schiff, y la fiscal general de Nueva York, Letitia James.
Tras la imputación, Comey aseguró ser inocente y dijo que él y su familia sabían que algo así podría suceder por plantarle cara a Trump. "Se me rompe el corazón por el Departamento de Justicia, pero tengo gran confianza en el sistema judicial federal (...) Soy inocente, así que tengamos un juicio y mantengamos la fe", dijo en una publicación en Instagram. "El temor es la herramienta de un tirano", añadió citando a su hija, Maurene Comey, fiscal echada recientemente por el gobierno.
El caso fue presentado en el Distrito Este de Virginia, la fiscalía cuyo control acaba de asumir una de las abogadas personales de Trump después de que su predecesor, Erik S. Siebert, fuera obligado a renunciar por la Casa Blanca tras no poder presentar cargos contra dos de los percibidos enemigos del presidente.
Es más que probable que esta causa penal aumente la preocupación de que el Departamento de Justicia bajo la dirección de Bondi, una figura leal a Trump, esté siendo utilizado como arma para investigar y, ahora, procesar a figuras públicas que el presidente considera sus enemigos políticos.
"Nadie está por encima de la ley. La imputación de hoy refleja el compromiso de este Departamento de Justicia de responsabilizar a quienes abusan de posiciones de poder por engañar al pueblo estadounidense. Seguiremos de cerca los hechos de este caso", escribió Bondi en X, sin mencionar el nombre de Comey.
Notas Relacionadas
La fiscalía evaluaba si el exjefe del FBI mintió al Congreso durante un testimonio realizado en septiembre de 2020, relacionado con la investigación sobre los vínculos entre Rusia y la campaña presidencial de Trump en 2016, cuando afirmó que nunca autorizó a nadie a servir como fuente anónima para un periodista sobre la investigación.
El plazo de prescripción de cinco años para presentar una acusación vencía el próximo martes.
La acusación convierte a Comey en el primer exalto funcionario del gobierno en ser procesado en relación con el caso de la interferencia rusa en los comicios estadounidenses.
Trump y sus partidarios han ridiculizado durante mucho tiempo dicha investigación, calificándola de "engaño" y "cacería de brujas", a pesar de que múltiples revisiones gubernamentales demuestran que Moscú interfirió a favor de la campaña del republicano.
Serias preocupaciones por la influencia de Trump en el Departamento de Justicia
Este caso se presenta en un momento en que la Casa Blanca ha tomado medidas para ejercer una influencia sin precedentes en las operaciones del Departamento de Justicia, difuminando la línea entre la ley y la política para una agencia donde la independencia en la toma de sus decisiones fiscales es un principio fundamental.
Comey fue despedido meses después del inicio del primer gobierno de Trump y, durante mucho tiempo, ha sido un blanco frecuente para los partidarios del republicano que buscan represalias.
De hecho, el exjefe del FBI fue mencionado explícitamente en una publicación en redes sociales de Trump el pasado sábado, en la que se quejaba directamente a Bondi de que aún no había presentado cargos en su contra. Al día siguiente, el presidente criticó en otro mensaje dirigido a la fiscal general que las investigaciones del departamento no habían dado lugar a procesamientos.
Además, Trump anunció que nominaría a Lindsey Halligan, asistente de la Casa Blanca, para ejercer como fiscal federal para el Distrito Este de Virginia en el que se presentó el caso de Comey. Se trata de una de las abogadas personales de Trump y no tiene experiencia como fiscal federal.
"No podemos demorarnos más, está destruyendo nuestra reputación y credibilidad", escribió Trump, haciendo referencia al hecho de que él mismo había sido acusado y sometido a juicio político en múltiples ocasiones. ¡¡¡HAY QUE HACER JUSTICIA YA!!!", agregó.
La oficina del Distrito Este de Virginia se vio sumida en el caos la semana pasada tras la renuncia del fiscal jefe Siebert, presionado para presentar cargos en una investigación de fraude hipotecario contra otra persona en la mira de Trump, la fiscal general de Nueva York, Letitia James.
Recién llegada a su nuevo cargo, Halligan se apresuró a presentar el caso ante un gran jurado esta semana. El impulso para avanzar en el caso se produjo incluso pese a que los fiscales de la oficina habían detallado en un memorándum su preocupación por la búsqueda de una acusación formal.
¿De dónde viene la mala relación entre Trump y Comey?
Comey ha sido durante años un importante antagonista de Trump. Fue un alto funcionario del Departamento de Justicia durante el gobierno del republicano George W. Bush y elegido por Barack Obama para dirigir el FBI en 2013, en cuyo puesto se mantenía cuando la agencia abrió la investigación sobre Rusia.
La relación de Comey con Trump fue tensa desde el principio y se agravó cuando Comey se resistió a una petición de Trump, durante una cena privada en la Casa Blanca, de que jurara lealtad personal al presidente. Esta propuesta inquietó tanto al director del FBI que la documentó en un memorando.
Trump despidió a Comey en mayo de 2017, una acción que posteriormente investigó el fiscal especial Robert Mueller por posible obstrucción a la Justicia.
Tras su despido, Comey autorizó a un amigo cercano a compartir con un periodista el contenido de un memorando no clasificado que documentaba una solicitud de Trump desde la Oficina Oval para cerrar una investigación del FBI sobre su primer asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
Trump y sus aliados posteriormente tildaron a Comey de filtrador, y el presidente incluso lo acusó de traición. El propio Comey ha calificado a Trump de "egocéntrico" y lo ha comparado con un capo de la mafia.
Durante el primer mandato del republicano, el Departamento de Justicia se negó a procesar a Comey por la gestión de sus memorandos.
El inspector general del departamento emitió un informe muy crítico en 2019, que afirmaba que Comey había violado las políticas del FBI, incluyendo no devolver los documentos a la agencia tras su despido y compartirlos con sus abogados personales sin autorización del FBI.
A principios de este año, el departamento despidió a la hija de Comey, Maurene Comey, de su puesto como fiscal en el Distrito Sur de Nueva York. Desde entonces, ha presentado una demanda, alegando que el despido se llevó a cabo sin explicación alguna y por motivos políticos.
Mira también:
