¿Usted le echaría un kilo de azúcar al cerebro de sus hijos o peor aun, le daría una dosis de heroína?
Usted puede salvar a sus hijos de la adicción silenciosa al 'Fortnite'
Según los especialistas, estos videojuegos, diseñados para crear adicción, pueden hacer tanto daño al cerebro como las drogas.

Según un estudio de la Universidad de Harvard, eso es exactamente lo que pasa cuando ellos juegan el popular videojuego, Fortnite.
La maestra chilena, Carolina Pérez, dedicada a crear conciencia sobre los daños que ocasiona el videojuego y el acceso a los dispositivos electrónicos en general, realizó una maestría en la Universidad de Harvard, donde pudo analizar el estudio, cuyos resultados son alarmantes.
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“Todos estos juegos de video están diseñados para generar adicción. Generan tal chorro de dopamina y tal contra reacción del cortisol (la hormona del estrés) que el cerebro deja de poder hacer bien su trabajo, no llegándole sangre a la corteza prefrontal, por lo que las hormonas no se conectan”, comentó Pérez.
En tan solo un año y medio de haber sido lanzado, Fortnite alcanzó 250 millones de jugadores en el mundo. La cantidad de niños y adolescentes que lo practican, además, ha conseguido que, como en el caso de las drogas, se ejerza una presión social hacia el que no lo juegue.
La doctora Rachel Rohandy, psiquiatra especialista en adicciones, explica que estos juegos se pueden comparar con las drogas, pues se trata de una inundación completa de dopamina (la hormona del placer).
“Cuando uno quita ese azúcar, el niño se queda preguntando, ‘¿dónde está mi placer?’ y entonces nada le gusta”, explica Rohandy.
Muchos padres de familia dicen que para sus hijos ha sido tan adictivo que éstos no quieren comer, ni bañarse, ni salir, por quedarse jugando. Además, en sus gestos notan cómo se llenan inmediatamente de ansiedad.
Otros reaccionan poniéndose agresivos. Pero los expertos recomiendan a los padres que estén atentos sobre todo a síntomas como el insomnio, la pérdida de apetito, ansiedad, malhumor, aislamiento o no querer separarse de la pantalla, y que, de notarlos, intervengan de inmediato.
Y la mejor manera de intervenir, dice la maestra Carolina Pérez, es leyéndoles un cuento, sacándolos a hacer actividades al aire libre o un deporte, que interactúen con otras personas y, en general, manteniéndolos ocupados con actividades que los alejen de las pantallas. Mucho más, de un videojuego en el que la meta es matar a los demás participantes.
Hoy en día 1 de cada 8 niños tiene adicción a los videojuegos y la Organización Mundial de la Salud ya informó que se trata de un problema mental.
En manos de los padres está, apartar a sus hijos de una actividad que según, los expertos, es tan destructiva.




















