Con el cierre del gobierno federal a punto de cumplir un mes, el segundo más largo de la historia, Donald Trump está de viaje por Asia, destacando sus logros en política exterior y tratando de llegar a un acuerdo que modere la guerra comercial en la que entró con China. Eso, a pesar de que muchos quisieran que el presidente use su liderazgo para impulsar negociaciones para acabar con la crisis que tiene a decenas de miles de empleados públicos sin trabajo y sin sueldo.
Se agrava el cierre del gobierno y Trump "no tiene planes" para intervenir en esa crisis
Con el cierre del gobierno sin final a la vista, ni siquiera negociaciones en marcha, los demócratas y algunos republicanos piden que el presidente Trump se involucre en negociaciones para acabar con el impasse que mantiene a cientos de miles de empleados públicos sin paga y con el sistema federal de asistencia alimentaria para los más pobres a punto de colapsar por falta de fondos.
Cada día que pasa el cierre del gobierno empieza a dejar sentir su efecto, porque los funcionarios no pueden hacer frente a sus gastos regulares o porque ayudas alimenticias como el programa de SNAP quedarán sin fondos y agravará el problema de alimentación para las familias más pobres que dependen del plan. Sin embargo, no hay negociaciones formales en marcha.
De hecho, los demócratas, que siguen sin ceder a sus exigencias de que se extiendan los subsidios a Obamacare y se reviertan otros recortes por la reforma de gastos e impuestos que firmó Trump, dicen que solo negociarán si el presidente respalda esos acercamientos con los republicanos.
"Tenemos que llegar a un acuerdo con Donald Trump", dijo el senador demócrata de Virginia y excandidato a la vicepresidencia, Tim Kaine.
En el Capitolio, los líderes del Congreso destacaron principalmente los desafíos que enfrentan muchos estadounidenses como resultado del cierre. Sin embargo, no hay avances hacia negociaciones para superar el impasse por culpa de un argumento circular que oscila entre el "queremos que el presidente se involucre" de los demócratas, al "solo lo hará cuando se reabra el gobierno" con el que responden los republicanos.
Es poco probable que eso cambie. Trump no tiene planes de negociar un acuerdo con los demócratas, según un alto funcionario de la Casa Blanca citado por la agencia AP, quien prefirió el anonimato para hablar de conversaciones privadas.
Reabrir primero el gobierno: la condición republicana
La Cámara de Representantes aprobó una resolución continua a corto plazo el 19 de septiembre para mantener la financiación de las agencias federales. El presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, republicano por Louisiana, ha mantenido a la Cámara fuera de sesión legislativa desde entonces, argumentando que la solución es que los demócratas simplemente acepten ese proyecto de ley.
Sin embargo, el Senado no ha logrado los 60 votos necesarios para aprobar la medida. Los demócratas insisten en que cualquier proyecto de ley para financiar al gobierno también debe abordar los costos de la atención médica, en particular el aumento vertiginoso de las primas de seguro médico que millones de estadounidenses enfrentarán el próximo año con los planes ofrecidos a través del mercado de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.
Pero los republicanos insisten en que no entablarán negociaciones sobre la atención médica hasta que el gobierno reabra.
El vicepresidente JD Vance tenía previsto asistir a un almuerzo republicano en el Capitolio el martes. Pero con el presidente Donald Trump de viaje por Asia y los líderes del Congreso aferrados a sus posiciones, un acuerdo rápido parecía improbable.
En las últimas semanas, Trump parece haber estado enfocado exclusivamente en temas internacionales, como el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamas que él mismo lideró, o redoblar su presión sobre Rusia para que acepte negociar la paz con Ucrania.
Cuando la semana pasada le preguntaron si estaba dispuesto a utilizar su experiencia como negociador para abordar el cierre, Trump pareció desinteresado.
"Bueno, mire, lo único que queremos es simplemente extenderlo. No queremos nada, solo queremos extenderlo, vivir con el acuerdo que tenían", dijo en un intercambio con periodistas en el Despacho Oval y criticó las demandas demócratas como "descabelladas".
Que Trump negocie: la exigencia demócrata
Y si bien los demócratas quieren a Trump en la mesa de negociaciones. Los republicanos prefieren que se mantenga al margen.
"El presidente Trump no habla. Ese es el problema", dijo el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders, en un cabildo abierto realizado recientemente en CNN al explicar por qué, en su opinión, el diálogo estaba cerrado.
Los demócratas parecen conscientes del estilo de liderazgo de Trump, que permite que poco ocurra en el Congreso sin su aprobación. Esta vez, los líderes republicanos que controlan la Cámara de Representantes y el Senado se resisten a cualquier presión para que Trump intervenga.
Algunos republicanos admiten que poco sucede en el actual Congreso sin la dirección de Trump.
La senadora republicana Lisa Murkowski reconoció que para que las cosas avancen Trump debería involucrarse más: "Creo que es una parte importante".
"Creo que hay gente en su administración a la que le gusta el hecho de que el Congreso realmente no tiene ningún papel en este momento (…) No me gusta. No me gusta en absoluto", dijo Murkowski, citada por la agencia AP.
Otros republicanos temen que involucrar al presidente abriría la puerta para que los demócratas usen la misma táctica en futuras batallas legislativas. "No se puede negociar cuando alguien tiene un rehén", aseguró el senador de Dakota del Sur, el republicano Mike Rounds.
Trump ha seguido esa línea. Tras haber dicho previamente que estaría dispuesto a negociar con los demócratas sobre los subsidios al seguro médico, se retractó después de que los líderes republicanos sugirieran que se había expresado mal.
Cuando el presidente ignora al Congreso
En su segundo mandato, Trump ha adoptado un enfoque verticalista, dejando poco espacio en el Congreso para actuar sin su aprobación.
"Lo que me parece obvio es que Mike Johnson y John Thune no hacen mucho sin que Donald Trump les diga qué hacer", declaró el senador demócrata Mark Kelly, de Arizona.
La influencia del mandatario es particularmente fuerte en la Cámara de Representantes, dominada por el Partido Republicano, donde Johnson debe su puesto a Trump y se apoya en su influencia para impulsar difíciles batallas legislativas.
Cuando los republicanos han retenido votaciones sobre las prioridades de Trump en el Congreso, este los ha llamado por teléfono o los ha citado a su oficina para influir directamente en ellos. Cuando esto no funciona, ha prometido desbancarlos en las próximas elecciones.
Esto ha llevado a muchos demócratas a creer que la única vía para un acuerdo pasa por la Casa Blanca y no con los líderes republicanos en el Congreso, porque quieren garantías de la Casa Blanca de que no darán marcha atrás en lo que hayan acordado.
A principios de este año, la Casa Blanca eliminó por completo el poder legislativo con un recorte de 4,900 millones de dólares a la ayuda exterior en agosto, mediante un proceso legalmente cuestionable conocido como "rescisión de gastos", mediante el cual el ejecutivo puede negarse a usar fondos de la manera como el legislativo los autorizó por ley.
Incluso antes de asumir el cargo, Trump y su aliado Elon Musk hicieron estallar un acuerdo de financiación bipartidista que ambos partidos habían negociado.
Las exigencias del sindicato de empleados públicos
Con el presidente ausente y la presión sobre el Congreso para que tome medidas, el mayor sindicato de empleados federales del país exigió que apruebe de inmediato un proyecto de ley de financiación que garantice que los trabajadores reciban su salario completo.
Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales, afirmó que ambos partidos políticos han dejado claro sus puntos de vista.
"Es hora de aprobar una resolución clara y continua y poner fin a este cierre hoy mismo. Sin medias tintas ni maniobras fraudulentas", declaró Kelley, cuyo sindicato tiene un peso entre los legisladores demócratas.
Si bien el Congreso ha estado paralizado por el cierre, Trump ha actuado con rapidez para implementar su visión del gobierno federal.
Su jefe de presupuesto, Russ Vought, ha aprovechado para retener miles de millones de dólares para proyectos de infraestructura y despedir a miles de empleados federales, lo que indica que las reducciones de personal podrían volverse aún más drásticas.
Además, ha actuado unilateralmente para financiar las prioridades de Trump, incluyendo el pago a los militares, con lo que alivió la presión sobre lo que podría haber sido uno de los plazos principales para poner fin al cierre.
Algunas de estas medidas, en particular los despidos y las transferencias de fondos, han sido criticadas por ser ilegales y enfrentan impugnaciones judiciales. Un juez federal impidió temporalmente que la administración despidiera a trabajadores durante el cierre, dictaminando que los recortes parecían tener motivaciones políticas y se llevaron a cabo sin justificación suficiente.









