“Querido gobernador Greg Abbott: le escribo para invitarlo al entierro de mi madre, Isabelle Odette Papadimitriou. Ella es una de las 525 residentes del condado de Dallas que han muerto hasta ahora por covid-19. Pese a que tenía una hermosa familia y muchos amigos, murió sola después de haber dado positivo por coronavirus. Tenía 64 años. Murió el 4 de julio, el Día de la Independencia”.
"Mi madre estaría viva si el gobernador hubiera ordenado antes que todos usaran cubrebocas"
Los hijos de una terapeuta respiratoria de Dallas afirman que la negligencia de los políticos al no dar "instrucciones claras" para mitigar la pandemia causó la muerte de su madre. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó el uso de tapabocas casi cuatro meses después de declarar la pandemia.
Así comienza la carta que Fiana Paulette Garza Tulip envió al gobernador de Texas para invitarle al funeral de su madre, quien trabajaba como terapeuta respiratoria en un hospital de Dallas. La ceremonia ha sido la tarde de este jueves.
Desde el fallecimiento de su madre, los muertos hasta el 23 de julio en Dallas ya son 579. Cincuenta y cuatro personas más.
“Su muerte, como la de cientos de miles, pudo haber sido prevenida”, reza un obituario en su memoria publicado en el Dallas Morning News. Sus hijos, Richard Isaac Elizondo y Fiana Garza Tulip, dicen ahí que el mejor homenaje a su madre no es enviar flores, sino que la gente use una mascarilla.
“Su inmerecida pérdida se debe al descuido de políticos que siguen jugando con la vida de trabajadores por su falta de liderazgo, que se niegan a admitir la severidad de esta crisis, y que no han tenido habilidad ni voluntad de dar instrucciones claras para reducir los riesgos del coronavirus”, escribe su familia.
"Ella no tenía la opción de quedarse en casa a ver Netflix"
Su hija Fiana, en la víspera del funeral, fue más directa. “Mi madre seguiría viva si el gobernador [de Texas, Greg Abbott] hubiera ordenado el uso de mascarilla antes”, dijo al periodista Don Lemon, en una entrevista con la cadena CNN. “Mi madre era una trabajadora en primera línea y no tenía la opción de quedarse en casa a ver Netflix y descansar”.
Isabelle Odette Papadimitriou, a quien su familia y amigos llamaban “Obie”, tenía raíces hispanas. Sus hermanos se apellidaban Hernández. En una de las páginas que han puesto para el recuerdo de sus seres queridos, su hija escribió que un día contaría a su nieta Lua que su “abuelita Obie” había dado su vida para salvar la de otros.
El gobernador Greg Abbott dictó la orden del uso obligatorio de mascarillas en Texas hasta el 2 de julio, hace tres semanas, casi cuatro meses después de haber declarado la emergencia por la pandemia en el estado y dos días antes del fallecimiento de “Obie”.
Su familia no se ha quedado en las palabras a la hora de pedir que la gente use mascarillas en memoria de su madre. Abrieron una página en GoFundMe para pagar sus gastos funerarios y ayudar a las familias de otros trabajadores de salud que, como ellos, han sufrido el embate del coronavirus. Hasta ahora han recaudado 18,000 dólares.
“Nos encantaría continuar recaudando ayuda para apoyar a las familias de otros héroes que están en primera línea y que han sido marcados por la covid-19”, escriben ahí. Usan dos hashtags #markedbyCovid (marcados por covid) y #maskonformom (ponte una mascarilla por mamá).
Still hard to believe my dear friend is gone. 🙏 #MaskOnForMom #BeatCOVID19 https://t.co/cbnsKtoFka
— Letty Fernandez (@LettyFer) July 16, 2020
El funeral de Isabelle Odette Papadimitriou fue la tarde de este jueves en la Iglesia Griega Ortodoxa Trinity Church, en Dallas. Solo su familia más cercana pudo asistir. En la transmisión se observa menos de una decena de personas, contando al sacerdote y al personal funerario. Era madre de dos hijos, Isaac y Fiana y abuela de Lua, de solo 10 meses de edad.
En la página de Facebook que le rinde homenaje hay fotos de una mujer sonriente, vestida con una bata médica, rodeada de amigos, elevando los brazos en el trabajo, un video en que juega con una silla en su lugar de trabajo mientras ríe y una fotografía en la que posa sacando la lengua.
Decenas de sus amigos no pudieron asistir a su funeral, aunque al menos 215 personas vieron su despedida a través de YouTube .
El gobernador Abbott tampoco asistió.















