El error de cálculo de Putin: la "operación especial" en Ucrania que se convirtió en una brutal guerra sin fin
Las imágenes de un masivo convoy militar ruso de más de 35 millas avanzando hacia Kiev recorrieron el mundo. La caída de la capital ucraniana parecía inminente. Sin embargo, días después, el convoy apenas había conseguido moverse; problemas logísticos, falta de suministros, accidentes, ataques o baja moral de la tropa hicieron mella en su avance y lo dejaron estancado y vulnerable durante toda una semana hasta que hace unos días empezó a reorganizarse nuevamente y replegarse a zonas boscosas. Pero la capital sigue en manos ucranianas.
Este gran convoy militar parece ser una metáfora del lento y costoso avance de las fuerzas rusas en una "operación militar especial" en Ucrania que pensaron que sería cuestión de días y que ya se adentra en la cuarta semana.
La invasión rusa, además de mostrar su falta de planificación, ha sido brutal contra la población civil y solo los bombardeos ininterrumpidos, especialmente a objetivos civiles, han hecho de esta guerra uno de los acontecimientos más violatorios del derecho internacional humanitario en las últimas décadas, comparable solo a los conflictos en Yemen, Siria y Palestina.
En un resumen de la guerra en Ucrania de este jueves, el Ministerio de Defensa británico concluyó que "la invasión rusa está en punto muerto en todos los frentes". Aunque esto no quiere decir que no se mantengan moviéndose y atacando, el avance ruso se ha visto mayormente frenado, a pesar de la virulencia cada vez más letal de sus ataques.
Este desenlace ha tomado por sorpresa a muchos analistas internacionales y a los propios rusos, incluido a Putin, quien se había jugado la carta de la guerra convencido de tener la mano ganadora, con unas fuerzas armadas ampliamente superiores a las ucranianas y el mayor arsenal nuclear del mundo como principal fuerza disuasora.
Pero sus tanques, su gran número de tropas, su poderosa artillería y su gran poderío por aire, una de las principales joyas del Kremlin, que ha invertido gran parte de su gasto militar en crear misiles avanzados y de nueva generación, no han logrado concretar una victoria clara y rápida en el país vecino. De hecho, aunque humeantes y con zonas reducidas a escombros, a un costo humano descorazonador, las principales ciudades ucranianas siguen sin estar bajo control ruso.
El principal error de cálculo de Putin ha sido el subestimar la resistencia y resiliencia de los ucranianos. El líder ruso también sobreestimó sus propias fuerzas y no contó con la respuesta automática y unificada que han dado Estados Unidos y Europa.
Errores de Putin: subestimar a la resistencia ucraniana
Putin confió en que el pueblo ucraniano recibiría a los rusos como liberadores y que las fuerzas armadas del país vecino no se enfrentarían al Ejército ruso, algo similar a lo que ocurrió cuando tomó Crimea en 2014.
Algunos analistas aseguran que asesores de Putin, así como algunos expolíticos ucranianos afines al Kremlin le vendieron al presidente una versión distorsionada y complaciente de la realidad.
Según destaca Borys Kormych, académico ucraniano,"las unidades del Ejército ruso entraron en el territorio de Ucrania en formaciones de marcha cerradas, como si planearan tomar territorio sin encontrar resistencia". Además, señaló en una publicación para el Instituto Kennen de EEUU, "los grupos del Ejército ruso atacante que se desplazaron hacia Kiev y Járkov fueron seguidos por unidades de Rosgvardia, la Guardia Nacional, con equipamiento de policía antidisturbios para controlar de inmediato las ciudades ocupadas", lo que evidencia que Putin pensaba que tomaría las principales ciudades en cuestión de días y sin resistencia.
El líder del Kremlin parece también haber subestimado la preparación militar de Ucrania, que actualmente cuenta con entrenamiento y armas que le han enviado países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Otro error de Putin: sobreestimar sus propias fuerzas
A la vez que el líder ruso subestimó la posible respuesta de país vecino, parece también haber sobreestimado sus propias fuerzas. La modernización del poder militar ruso ha sido uno de los programas estrella de Putin, buscando rescatar la gloria de los años de la era soviéticos.
Rusia desplazó aviones a la frontera desde el inicio de las maniobras militares y su poderío por aire era claramente superior, con lo cual se entendía que alcanzarían una rápida victoria en el plano aéreo que no se ha concretado frente una defensa aérea de ucrania que se ha mostrado eficaz, reforzada con armamento de los países occidentales.
Moscú también puede haber asumido que sus fuerzas especiales jugarían un papel importante, ayudando a dar un golpe rápido y decisivo, como los paracaidistas Spetsnatz y VDV, "para eliminar un pequeño número de defensores y eso sería todo", según dijo un alto funcionario de inteligencia occidental a la cadena británica BBC News.
En general, los primeros días de invasión mostraron que el estado real del Ejército ruso era bastante peor del que presume su propaganda y del que estimaban los expertos, dando muestras de corrupción, exceso de verticalismo y falta de preparación.
Putin no contaba con la respuesta de Europa y EEUU
Otro error de cálculo del jefe del Kremlin fue no contar con la respuesta que ha recibido de Europa y Estados Unidos, que ha sido unificada y tajante, como no lo fue en 2014, cuando Rusia invadió Crimea.
Esta vez, Occidente se ha unido enviando armas y ayuda a Ucrania a la vez que imponiendo durísimas sanciones contra Rusia, que se ha quedado completamente aislada en el escenario internacional y enfrenta una fuerte presión económica interna, lo que amenaza a su vez la propia estabilidad el país.
Entre el armamento suministrado a Ucrania hay misiles antitanque NLAW y Javelin, que han causado importantes estragos a la infantería rusa. Ucrania también ha recibido drones TB2 turcos, que están dando dolores de cabeza a la defensa aérea rusa, así como misiles antiaéreos Stinger, fabricados en EEUU.
“Esta podría ser una batalla larga y difícil”, dijo Biden este miércoles al anunciar $800 millones adicionales en drones, sistemas antiaéreos, armas pequeñas, chalecos antibalas y otro tipo de armamento y apoyo a Ucrania. Entre estos armamentos se incluye el famoso 'Switchblade', un pequeño dron "kamikaze" también desarrollado en EEUU y que se puede llevar en una mochila antes de ser lanzado y explotar contra objetivos en tierra.
Invasión a Ucrania: Problemas logísticos juegan en contra de Rusia
Uno de los problemas internos más serios que ha estado enfrentando el Ejército ruso es el de la logística. En ese aspecto, Rusia ha dado un espectáculo que deja bastante que desear y pone en tela de juicio el rigor y la integridad de las fuerzas armadas rusas.
La falta de combustible, alimentos y municiones ha sido frecuente y la causa de que muchos convoys de blindados se hayan quedado varados y expuestos a los ataques ucranianos. Además, algunos vehículos de combate o transporte se han averiado y los soldados rusos los han abandonado.
En las redes sociales circulan varios videos de columnas de soldados rusos desplazándose a pie, tras abandonar los vehículos que los transportaban por estar averiados o varados en el lodo, en un suelo que comienza a derretirse tras el fin del invierno, agregando otro problema logístico. En muchos casos Ucrania ha recuperado luego estos vehículos para su uso.
Funcionarios occidentales han sugerido que Rusia podría estarse quedando sin algunas municiones para lo cual le estarían tocando a las puertas a China.
A esto se une la falta de agua y alimentos para la tropa.
Este viernes, en una llamada con su contraparte Xi Jinping, Biden le advirtió que habría consecuencias si China apoya a Rusia. Según un comunicado de La Casa Blanca, ambos mandatarios acordaron mantener una línea de comunicación abierta para discutir el rol que los dos países deben jugar ante la invasión rusa a Ucrania.
Sin embargo, expertos advierten que Putin podría recrudecer aún más sus ataques. Los intensos bombardeos contra ciudades ucranianas muestra que la invasión está entrando en una nueva fase aún más cruenta, con ataques aéreos y de artillería contra zonas densamente pobladas en un intento por coartar la moral ucraniana y acelerar la rendición a costa de un gran número de bajas civiles.
De hecho, este sábado, Rusia marcó un hito militar mundial al lanzar por primera vez en combate un arma hipersónica: un misil Kinzhal, contra un almacén de Ucrania.
Golpe a las fuerzas rusas: pérdida de moral y gran número de bajas
Funcionarios occidentales hablan de una pérdida de moral entre las fuerzas rusas. Se han publicado entrevistas a combatientes rusos capturados, algunos de los cuales, evidentemente muy jóvenes, han dicho incluso que no sabían que iban a la guerra y pensaban que se trataba de otra maniobra militar. Su desgaste viene desde meses antes de la propia invasión, desplegados en maniobras en Rusia y Bielorrusia, cerca de la frontera con Ucrania.
“Hemos recogido indicaciones anecdóticas de que la moral no es alta en algunas unidades”, dijo a la prensa esta semana un alto funcionario de defensa de EEUU. “Creemos que parte de eso se debe a un liderazgo deficiente, la falta de información que las tropas están recibiendo sobre su misión y objetivos, y creo que la desilusión por haber sido resistidos tan ferozmente como lo han sido”.
Otro elemento que incide directamente en la baja moral de las tropas rusas, poco preparadas sicológicamente para lo que están enfrentando, es el alto número de bajas, si bien no existen cifras fiables, ya que mientras Ucrania afirma haber matado a más de 14,000 soldados rusos, los informes estadounidenses fijan la cifra en menos de la mitad. Incluso si fueran menos de 7,000, esa cantidad ya excede el número de personal militar estadounidense muerto en las guerras de Irak y Afganistán, juntas.
En uno de sus discursos, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, aseguró que los soldados enemigos eran en su mayoría jóvenes, muchachos, que no sabían a donde los habían mandado. El Kremlin, por su parte, niega estar enviando reclutas a la guerra, aunque esto parece ser una verdad a voces.
Entre las bajas, Rusia también ha perdido a varios generales de alto rango. Este tipo de reveses parecen haber enfurecido a Putin, que había buscado chivos expiatorios entre quienes lo rodean y según reportes, ha puesto a altos jefes de su inteligencia bajo arresto domiciliario.
Mientras, a Rusia le está costando buscar más tropas para reemplazar las bajas, a pesar de estar sumando a mercenarios chechenos y probablemente de Siria, además de fuerzas especiales y reservistas de todos los puntos del país.
“Rusia continúa enfrentando dificultades para reemplazar sus pérdidas en combate y busca cada vez más aprovechar las fuerzas irregulares, incluidas las corporaciones militares privadas rusas y los combatientes sirios”, dijo este miércoles a CNN un funcionario de inteligencia de la OTAN.
Tras estos errores de cálculo iniciales, Putin ahora solo tiene dos cartas para jugar, según Doug Klain, subdirector del Centro de Eurasia del Atlantic Council, un centro de estudios estadounidense bipartidista sobre asuntos internacionales. "O apuesta todo escalando su causa perdida y garantiza su propia caída final, o tira los dados y termina la lucha", declaró. "Su legado ahora está irremediablemente empañado por los horrores de las últimas tres semanas, pero aún podría aferrarse al poder y potencialmente allanar el camino para una salida más digna en los próximos años si cancela su invasión criminal".