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Los exes: La dificultad de cerrar ciclos

Exparejas, exnovios, exmaridos, Dios los hace y ellos se juntan.

Mujer pensativa sentada en ventana
Mujer pensativa sentada en ventana
Imagen iStock

Por Valeria Villa

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A lo largo de 15 años he escuchado cientos de historias sobre esos personajes que habitan en la memoria del corazón: las exparejas, exnovios, exmaridos, ex amantes, ex amigos con derechos, ex cualquier derivado de las clasificaciones hasta hoy conocidas que aparecen por montón con cada nueva generación.

Creencias populares

Los más ingenuos creen que después de terminar una relación que fue importante, es posible cerrar un ciclo para siempre. Claro que creo que a muchos no les quedó ni un miligramo de interés en volver a ver o contestarle siquiera el teléfono a una expareja; pero cerrar un ciclo es un proceso que ocurre imperceptiblemente y en buena parte ajeno a la voluntad. Me refiero por supuesto a la vida afectiva, al mundo de los sentimientos, que de ningún modo puede ser controlado, extirpado o erradicado como si se tratara de un tumor maligno.

Las cosas se cierran cuando pasa el tiempo y de pronto usted descubre que hace muchísimo que no pensaba o se acordaba o soñaba con él o la ex. Simplemente ocurre.

Por supuesto que ayuda cortar la comunicación, dejarse de ver, suspender el texteo o el emaileo o cualquier otra forma de vigilancia que le permita seguir los pasos de esa persona sobre la que alguna vez pensó era una parte fundamental de su presente y de su futuro, y que hoy solo es uno más de los habitantes de este planeta, que alguna vez estuvo cerca de su órbita.

¿El amor acaba?
¿El amor acaba?
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Más selectivos

Quizá todos deberíamos de ser más escrupulosos cuando nos involucramos con alguien. Dejarse arrastrar por la atracción sexual, la química o la insoportable soledad, a veces desemboca en situaciones que jamás se hubiera imaginado: siendo la amiga con derechos de un hombre que no le gusta nada, o volviéndose el novio de una mujer que le produce aburrimiento, o aventurándose a salir con ese hombre al que le dan ganas de amordazar porque padece el mal de la verborrea.

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De pronto el ático o el sótano de sus recuerdos se ve plagado de exes, muchos de los cuales debería haberse ahorrado.

Porque por intrascendente que sea una relación, aunque se trate de un intercambio estrictamente sexual, todas las experiencias se quedan, de algún modo y en alguna medida, en la mente, en el cuerpo y en el corazón.

Dios los hace

Si usted tuvo un ex que era una mala persona, no descarte tener núcleos de maldad significativos que la unieron durante un tiempo a una persona así. Si tiene una larga lista de exes que necesitan ser salvadas de algo, valdría la pena que revisara su vocación de súper héroe, que muy seguramente, como patrón de relación, lo drena más que hacerlo feliz.

Somos nuestros exes. Unos más que otros, porque claro que no se les quiere a todos con la misma intensidad. Es más: es común estar en la cama con alguien después de tener sexo y sentirse muy solo, muy incomprendido o con ganas de huir. No todos los exes fueron sus íntimos. La intimidad es un tesoro que debería compartirse con una élite de 2 o 3 amores importantes. Esos a los que se les abren todas las puertas con confianza.

Sé que sabes que sé que sabes...
Sé que sabes que sé que sabes...
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Fantasmas

Un ex se puede convertir en un fantasma que lo persiga a todas horas y en todas las siguientes relaciones que establezca.

Insisto: sería sano que fuera selectivo y hasta un poco insoportable antes de darle el sí a alguien. Recuerde que somos nuestras relaciones y que hay que pensar que la gente que uno tiene cerca, forma parte de nuestros recuerdos, de nuestra historia sexual y de la comprensión clara o muy confusa que alcancemos sobre el amor.

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