Una nalgada por aquí, otra por allá y los hijos terminan pagando doble los efectos del ‘spanking’. Tras 50 años de investigación, los expertos advierten que los niños que reciben nalgadas son más propensos a desafiar a sus padres y a experimentar problemas de conducta, a ser más agresivos, antisociales y a tener problemas de salud mental y cognitivos.
Spanking: tras 50 años de investigación revelan los peligros detrás de las nalgadas
Un alto porcentaje de padres admite darle nalgadas a sus hijos, pero la gran mayoría desconoce los riesgos de este tipo de disciplina.


Las nalgadas no solo duelen al momento, sino que tienen su efecto negativo muchos años después, asegura este análisis hecho por expertos de la Universidad de Texas, en Austin y de la Universidad de Michigan.
Según Unicef, cerca del 80 por ciento de padres en todo el mundo le dan nalgadas a sus hijos, pero la gran mayoría desconoce los potenciales riesgos de este tipo de disciplina. Peor aún, en Estados Unidos, hay escuelas primarias que aún permiten a las nalgadas como castigo por mala conducta, empezando por niños de hasta 3 años.
Cincuenta años detrás de las nalgadas
El estudio, publicado en el Journal of Family Psychology, evalúa 50 años de investigaciones sobre los efectos del ‘spanking’. Durante cinco décadas se evaluaron a más de 160 mil niños y los efectos del castigo físico.
Según los investigadores, muchos padres que le dan nalgadas a sus hijos no saben realmente las consecuencias de este tipo de castigo, ni tienen la intención de perjudicar la vida de sus hijos de esa manera, pero que las nalgadas pueden tener un efecto negativo de impacto a corto y largo plazo.
“ Las nalgadas tienen como resultado algo opuesto a los que los padres están buscando al dárselas a sus hijos”, explica el doctor Andrew Grogan-Kaylor, profesor asociado de la Universidad de Michigan y coautor del estudio.
La investigación de cinco décadas concluye que cuanto más los niños recibieron nalgadas, más propensos eran a tener conductas antisociales y a tener problemas de salud mental. También eran más propensos para pasar este tipo de castigo a sus propios hijos, perpetuando el ‘spanking’ generación tras generación.
Las nalgadas, si bien no son consideradas por los expertos como ‘abuso infantil’ tienen, según las investigaciones, consecuencias negativas similares, solo que en menor proporción.
Los autores del estudio esperan que los resultados de este estudio ayuden a los padres a optar por otras formas de disciplina que no incluyan ‘spanking’ y que las familias sepan los potenciales efectos negativos de este tipo de castigo.
Otros estudios, resultados similares
El estudio de la Universidades de Texas y de Michigan ratifica el resultado de otros estudios anteriores, difundidos en la última década, los cuales también mencionan las consecuencias negativas en el desarrollo físico y emocional de los niños que reciben nalgadas en forma frecuente.
Uno de los estudios divulgado en el 2008 reveló que los niños que recibían nalgadas en forma regular (al menos una por mes durante tres años) tenían menos materia gris en ciertas áreas del cerebro, lo que estaba vinculado a depresión, adicciones y otros problemas de salud mental.
En el 2010, un reporte publicado en la Revista Pediatrics advirtió que las nalgadas frecuentes aumentaban el riesgo de que los niños se tornaran violentos a medida que crecían y que tuvieran problemas cognitivos y de desarrollo emocional.
En el 2013, Murray Straus, profesor emérito de Sociología de la Universidad de New Hampshire, publicó un libro en el que asegura que las nalgadas contribuyen a debilitar la relación entre padres e hijos y a incrementar las posibilidades de que los niños golpeen a otros chicos y a sus propios padres, y que, de adultos, golpeen a sus parejas. Las nalgadas también están asociadas, según el autor, con un menor desarrollo mental y con peores resultados en la escuela.









