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S.O.S: ¡Descubrí a mi hijo adolescente viendo pornografía!

Es un hecho: más del 90% de los adolescentes vio pornografía al menos una vez. Empiezan a actuar las hormonas masculinas y femeninas, el cuerpo cambia, aparece un interés por el atractivo físico del otro, se manifiestan las pulsiones sexuales y, en medio de esta vorágine de cambios que enfrenta, el joven siente curiosidad—quiere saber. Por eso, si descubres que tu hijo adolescente ve pornografía, no te enfades ni le recrimines: aprovecha la ocasión para hablar abiertamente de sexualidad.

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Hay una fuerte contradicción de nuestra sociedad actual porque por un lado, el adolescente tiene—como nunca antes—acceso fácil a la pornografía y a distintos materiales de contenido sexual. Ya no es como antes que conseguir una revista Playboy era una tarea osada y para nada sencilla, sino que hoy, con sólo un clic, se puede ver de todo: no sólo imágenes de mujeres desnudas como en las revistas, sino también videos por de más explícitos. En el otro extremo de la contradicción está el hecho de que los adultos aún temen hablar de sexo con sus hijos; el sexo sigue siendo un tema tabú en muchas familias. Entonces, es contradictorio que el adolescente tenga en Internet plena libertad y oferta de pornografía y que, sin embargo, en casa no se hable de sexo.

Como padre, debes luchar contra esa contradicción y hablar. La sexualidad para tus hijos es una fase más de su desarrollo y es importante que hablen. Si descubres a tu hijo adolescente viendo pornografía, es clave que actúes con naturalidad y que le ayudes a superar la vergüenza que puede llegar a sentir por haber sido descubierto: tener curiosidad sexual no es vergonzoso. Demuéstrale que hablar de sexo con él no te da miedo y que puedes responder a cualquier pregunta que tenga. Al mismo tiempo, respeta si no quiere hacerte ninguna, pues es parte de su intimidad. En ese caso puedes dejarle “a la mano” un libro sobre sexualidad destinado a adolescentes para que actúe en parte de vocero tuyo.

No castigues ni prohíbas—explica. Dile que la pornografía vende una imagen distorsionada del sexo, que trata a la sexualidad como mercancía y que no representa al sexo en la vida real. Ayúdale a reconocer que en lo que mira en Internet no hay afecto ni sentimientos, sino una cosificación de un acto que, con amor, puede ser muy bello. Explícale que para tener sexo hay que estar preparado y hay que encontrar a la persona correcta y que—de tener experiencias sexuales—no debe compararlas con las de los videos donde sólo hay encuentro físico exacerbado.

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A los padres les cuesta pensar en sus hijos como seres sexuales, pero negarlo es complicarles aún más un período (la adolescencia) que ya es de por sí algo difícil de atravesar. Si tu hijo adolescente ve pornografía, lo mejor que puedes hacer es hablar e impartir educación sexual.

Y tú, ¿hablas de sexo en casa?