Poco después de que mi hijo cumpliera sus 7 años me atreví a dejarlo apenas 10 minutos solo en casa. Fue todo un operativo con telecomunicaciones instaladas para que en ese corto periodo de tiempo todo saliera bien.
Solo en casa: ¿Está listo tu hijo para quedarse sin supervisión?

No sólo le pedí a él que se quedara sentado en el sofá frente a la TV y junto al teléfono, sino que dejé la tableta encendida para también poder localizarlo vía Skype. Las razones de nuestra primera gran prueba era que yo debía comprar leche en el supermercado que queda justo frente al edificio donde vivimos. Era una diligencia que no me iba a tomar mucho tiempo y mi hijo no quería acompañarme, pues prefería quedarse en casa jugando. Y la verdad para él, que era su primera vez solo en casa, se sentía grande y muy emocionado con todo el asunto.
Apenas bajé al supermercado comencé a pensar la gran cantidad de riesgos que corre un niño sin supervisión en cualquier hogar y quizás a cualquier edad de la niñez, pero la realidad es que a partir de cierta etapa es posible, y muchos padres no tienen otra opción. Sin embargo, ¿cómo saber realmente cuando nuestros retoños están listos para permanecer 15 minutos o 3 horas solitos en casa?
Yo era muy chica cuando vi la ya clásica ET el extraterrestre. Ha sido una de mis películas favoritas hasta ahora. Pero nunca entendí por qué la mamá del protagonista dejaba tanto tiempo al niño sin supervisión. Para mí era impensable quedarme sola sin mis padres a los 8 o incluso a los 11 años de edad. Pero en la película, el niño se desenvolvía bastante bien sin la ayuda de ningún adulto, incluso podía ir solo a la escuela en su bicicleta.
Me crié en Venezuela donde se acostumbra a sobreproteger mucho a los hijos hasta ya entrada la adolescencia. Los temas de seguridad vial y los riesgos en mi país son mucho mayores que en otras regiones como Europa o muchas áreas de los Estados Unidos, especialmente suburbios o ciudades pequeñas donde hay mucha seguridad en todo sentido.
Así que no pude quedarme sola en casa, hasta después de los 15 años. Y aún así no pasaba más de unas horas sin la presencia de un adulto y nunca fui o regresé sola de la escuela.
La mayoría de las organizaciones de seguridad infantil advierten que la edad mínima en la que un niño podría quedarse solo en casa unas horas es 12 o 13 años. Sin embargo hay que evaluar muchos factores antes de dar este importante paso en la independencia de nuestros hijos.
Lo primero que yo tomaría en cuenta, llegado el momento o la necesidad, es si nuestros hijos se sienten seguros de quedarse sin adultos cerca. No creo que sea recomendable dejar a un niño o preadolescente que sienta miedo o inseguridad de quedarse a solas, ni mucho menos obligarlo. Una vez que sepamos que nuestros hijos no tienen problema en pasar unas horas en casa sin supervisión, debemos tomar en cuenta otros factores como qué tipo de comunicación tenemos con ellos. ¿Son nuestros hijos de los que cuentan todo al final del día? ¿Acostumbran a decir la verdad a sus padres? Son detalles muy importantes, pues un niño que tiene la madurez y la tranquilidad de contar todo a sus padres, ya merece un voto de confianza para ciertas responsabilidades.
Con los hijos todas las precauciones son pocas. Así que no es exagerado evaluar bien cada aspecto dentro y fuera de la casa. Si yo tuviera que tomar esa decisión, sin duda tendría algún vecino de confianza que pudiera entrar a la casa ante cualquier emergencia o falta de comunicación con nuestros hijos. Es probable que ellos no atiendan el teléfono o necesiten ayuda con algún contratiempo. Para esas situaciones debe haber alguien de confianza cerca.
También es imprescindible explicarle bien a nuestros hijos todo lo que deben hacer en determinada emergencia. Si se caen, si se va la luz, etc. Debemos dejar en casa junto al teléfono y al alcance de nuestros hijos una lista de números de emergencia y familiares cercanos que ellos puedan contactar en cualquier momento (además de los números de mamá y papá).
Creo que también es recomendable dejarles todo acondicionado para que ellos no tengan que hacer ningún tipo de labor riesgosa como cocinar, usar estantes altos, o conectar aparatos eléctricos. Aunque sean ya adolescentes, cualquiera de estos oficios puede representar un riesgo.
La libertad que damos a nuestros hijos es un gran reto para nosotros pero definitivamente para ellos va más allá. Es ganarse la confianza de papá y mamá, asumir nuevas responsabilidades y prepararse poco a poco para enfrentar el mundo por sí mismos.









