Los Juegos Olímpicos son una fuente de inspiración aún para los más ‘duros’ o escépticos. En cada disciplina afloran las emociones y cada competencia es una muestra de lo que hace años de trabajo en equipo, disciplina, pasión y fortaleza
Río 2016: tres atletas latinas cuyas historias son inspiración para nuestras niñas
Con la ayuda y guía de sus padres y entrenadores, estas jóvenes han logrado superar obstáculos y han llegado donde realmente soñaban, dándonos a todos, en especial a nuestras niñas, lecciones de disciplina, constancia y mucha inspiración.


Millones de niños en el mundo encuentran inspiración en los atletas olímpicos y no solo en aquellos que se llevan la medalla.
En este 2016, cada atleta tiene una historia personal digna de compartir. Sus luchas, logros y caídas y todo lo que han trabajado para estar hoy en los Juegos Olímpicos.
De esas historias queremos destacar tres, que corresponden a adolescentes y jovens latinas, criadas en Estados Unidos, que desde pequeñas, y con la ayuda y guía de sus padres y maestros, han logrado superar obstáculos y han llegado donde realmente soñaban, dándonos a todos, en especial a nuestras niñas, lecciones de disciplina, constancia y mucha inspiración.
Laurie Hernández (Gimnasia Olímpica)
Laurie Hernández no es solo la atleta más joven de su equipo, sino que además es la segunda latina (y primera puertorriqueña) en representar a Team USA en la historia de esta disciplina. Con tan sólo 16 años, Laurie se ganó un puesto en el equipo gracias a su maravillosa presentación en los eventos clasificatorios, siendo la viga de equilibrio su mejor evento
Laurie es una adolescente, pero su vida es muy diferente a las de las chicas de su edad. Ella pasa unas 36 horas a la semana entrenando y estudia desde su casa. Poco tiempo tiene para ir a cazar pokemons, ir al mall o salir de paseo con sus amigas.
Durante la ronda clasificatoria, la sonrisa y ternura de Laurie encantó a miles de seguidores que le declararon su apoyo a través de las redes sociales. Laurie es una inspiración para nuestras hijas porque en lo que hemos visto de ella, siempre está sonriente, bien dispuesta, su equipo la adora y nos ha enseñado que aún, en los momentos de más tensión y nerviosismo, su buena actitud y predisposición hacen que todos quieren que ella triunfe.
Brenda Martínez (Atletismo)
Brenda Martínez es una luchadora y así lo demuestra en la pista a diario. Esta atleta de 28 años tiene una asombrosa carrera con varios altos y bajos. Hiperactiva, Martínez enloquecía a sus padres con tanta energía, por lo que decidieron enrolarla en un club de atletismo en California. Su increíble habilidad para correr largas distancias la convertirían luego en una maravillosa corredora de fondo con una carrera olímpica, pero Brenda no siempre la tuvo fácil. De hecho cuando empezó a correr profesionalmente no tenía cómo pagar sus zapatillas.
Su mamá, que ya tenía dos trabajos, buscó otro para poder pagar el club y su padre buscaba desesperado rebajas para poder encontrar zapatillas de correr para su hija.
Los sacrificios dieron fruto, pues este deporte convirtió a Brenda Martínez en un All-American en tres ocasiones durante su carrera universitaria en UC Riverside, donde también conoció a su esposo (y ahora entrenador) Carlos Handler quien apoyó sus sueños olímpicos a pesar de que fue rechazada dos veces por equipos de desarrolladores de atletas olímpicos.
Estuvo a punto de no clasificar al equipo olímpico este año luego de que un roce en los 800 metros disminuyera su velocidad, pero sin darse por vencida, corrió los 1500 metros y terminó ganándose el puesto con el que tanto soñó.
Además de correr, Brenda se dedica a comprar zapatillas para niños que quieren dedicarse al atletismo como ella.
Melissa González (Hockey)
Sus compañeras reconocen en Melissa al alma del equipo. La eterna bromista en quien les brinda risas cuando los entrenamientos no van tan bien, escondiendo pasaportes y secuestrando ositos de peluche. González se inició en el deporte en el que encontró un refugio luego de la muerte de su padre Félix cuando ella tenía 16 años.
Ambos eran fanáticos del fútbol pero practicar ese deporte le traía demasiadas memorias por lo que el hockey resultaba perfecto, igual de exigente que el fútbol, González podría seguir corriendo sobre la hierba metiendo goles de otra forma.
La menor de cuatro hermanas asegura que se lo debe todo a su familia, pues ellas y su madre la apoyaron a lo largo del camino para cumplir su sueño olímpico. Ella recuerda que cuando todavía era una niña, su padre le dijo que estaba seguro que iría a las olimpiadas a pesar de no saber en qué disciplina. Félix, su padre y fuente de inspiración, la acompaña siempre pues tiene un tatuaje en su honor: un corazón con la palabra AMOR.
González encontró fortaleza en el dolor, concentrándose en sus entrenamientos lo que ha resultado en medallas de oro en los juegos panamericanos de 2011, la segunda ronda de los liga mundial del 2014 y los juegos panamericanos del 2015 entre otros eventos. Ahora nos inspira con su presencia en Río.









