Los niños en edad preescolar tienden a morderse las uñas, pero los padres nos preocupamos cuando vemos a los chicos haciéndolo. Con mi hija, me he dado cuenta que en ocasiones no se las muerde, simplemente se lleva las manos a la boca como una señal de que se siente incómoda. Pero solo de pensar que tiene esa manía (considerado un hábito nervioso) y que puede hacerse daño, me molesta mucho.
No soporto que se muerda las uñas

Creo que todo comenzó cuando ella quería que le pintara las uñas y con tal de que se las volviera a pintar más a menudo se quitaba el pinta uñas con los dientes. Entonces, ahora me invento otras cosas que hacer cuando me pide que se las pinte, pero se que le encanta y la hace sentir femenina y admirada, pues no hace sino mostrarle a todos su manicure. También he visto que imita a otros niños en su clase y que posee cierta timidez y ansiedad ante el público, algunos adultos o distintas situaciones.
Las razones pueden ser ansiedad, nerviosismo, miedo, como una forma de aliviar estrés, imitación, cansancio, aburrimiento o simplemente siente curiosidad. Esta costumbre se puede prolongar hasta la edad adulta y normalmente no hay que preocuparse demasiado, pero como padres podemos ayudar a los pequeños a controlar y superar estos malos hábitos.
No debemos regañarlos, castigarlos, o presionarlos demasiado pues es un comportamiento que no podemos evitar y lo hacen de manera inconsciente. Mucho ojo con dejar que las emociones ganen y la irritación sea inmanejable. Hay que tratar de que tengan las uñas cortas, sin piel a la vista para que no caigan en la tentación de quitarlas, también las manos limpias, pero sobre todo hay que mantenerlos ocupados, que su atención esté enfocada en otras cosas como jugar o aprender.
Los recursos y formas son variadas, preciso a algunas niñas les funciona pintar sus uñas con su color favorito, pero otros chicos en cambio usan pegatinas, pero si has pensado en ponerle algo en sus uñas para que no se las muerda (amargo, picante, con mal sabor) deberías hablar primero con tu peque sobre esto y decirle por qué lo hacen, para que no se sientan castigados y mucho más presionados ya sabes “el remedio puede resultar peor que la enfermedad”.
Lo mejor es hacer el intento por saber la causa de esta situación, ayudarlos cuando ya no quieran hacerlo más y seguro que hay muchas técnicas para alcanzar esta meta. Si el tiempo pasa, lo hacen hasta sangrar y no pueden controlarlo, es mejor buscar ayuda profesional y visitar un psicólogo.
Por ahora, lo que yo hago con mi hija es que respiro profundo, le hablo suave y la ayudo a calmar su ansiedad. Tengo la fe en que será algo pasajero.









