Los abuelos: los tesoros de nuestras vidas

 
Cuando hablamos de mis abuelos, automáticamente aparece una sonrisa en mi cara. Recuerdo junto a ellos las mejores anécdotas, los mimos más lindos (hasta con pellizcos particulares), los consentimientos a toda hora los 365 días del año, algunas ricas comidas, los gestos más originales y un vestuario único que los pueden caracterizar, ¡es una bendición tener abuelos y hay que disfrutarlos!

Para poder guardar anécdotas y disfrutar a los abuelos, es necesario que conservemos su rol dentro del sistema familiar.

Es importante conocer y compartir algunas funciones relevantes de este maravilloso rol, que vale la pena transmitir.

Nuestros abuelos…

Nos transmiten las mejores historias: Nos pueden contar cómo fue su vida, cómo emigraron de su país natal, cómo era su infancia, recetas disparatadas, brindando un sentido de pertenencia y coherencia dentro de la historia familiar que no te puedes perder.

Nos brindan amor incondicional: Son esas personitas significativas que siempre nos brindan afecto y confianza todo el año, aunque tengas un proyecto disparatado o difícil en tu cabeza. Siempre están para escucharte y lo más extraño que ante la mirada de ellos, “siempre somos los mejores”.

Tienen un eslogan muy particular: ¡No hay feriados ni cansancio para recibir a sus nietos, con los brazos abiertos, alguna infusión o receta particular y una sonrisa!

Te hacen conectar con las pequeñas cosas de la vida: La sabiduría de la experiencia y el rol dentro de la trama generacional, los lleva a disfrutar de esos momentos simples y grandiosos que tiene la vida. Disfrutan de mirar estrellas, de pintar o dibujar, de compartir sonrisas o carcajadas, de guardar secretos, de bailar, de tomar un café…

Son extraordinarios mensajeros: Los abuelos nos transmiten con la luz de su mirada, sus regalos y sus gestos “ese algo” que no tiene explicación racional, pero el nieto puede codificar de manera particular.

Bendigo y abrazo a todos los abuelos del mundo que pueden disfrutar de este rol sanamente y en especial a los míos… ¡LOS QUIERO!

Me encantaría leer tus anécdotas y recuerdos junto a tus abuelos.