En la mayoría de las aulas de pre-escolar y de kínder tienen por lo menos un niño que prefiere jugar con sus amigos imaginarios que con sus compañeros de aula. Yo era esa niña.
Las verdaderas implicaciones sobre los amigos imaginarios

A mi mamá y a mi abuela les encantaba contarme historias de cuando no podían sentarse sin que yo rompiera a llorar y a gritar porque habían aplastado a Tucker. Cuando yo tenía entre 3 y 7 años, más o menos, Tucker era mi mejor amigo.
Tucker era amable, inteligente y gracioso… y yo era la única que lo podía ver.
Le puse Tucker porque era el nombre de un amigo muy querido de la familia. Yo tenía una muñeca de trapo, grande, fea y extraña que la llamaba Tucker, cuando necesitaba darle más sustancia a mi amigo. Después de todo, los amigos imaginarios son difíciles de abrazar.
Aunque Tucker no era el único, era, definitivamente, el líder, pues yo tenía otros dos amigos invisibles, Sally y Jason. Eran gemelos.
De acuerdo a “Psychology Today”, el 37% de los niños tienen amigos imaginarios. A pesar de lo que mucha gente piensa, las investigaciones muestran que los niños con amigos imaginarios generalmente no son solitarios ni infelices, y típicamente no tienen problemas interactuando con sus compañeros. De hecho, crear un amigo imaginario ayuda a los niños a procesar y lidiar con los eventos traumáticos de la vida.
Los niños mayores, hijos únicos y niños que no ven mucha televisión tienen más tendencia a imaginar amigos. Esto quizás sea el resultado de tener tiempo y espacio para ser creativo e involucrarse en juegos imaginativos.
La hija mayor de mi amiga Carrie acaba de cumplir 8 años. Ella ha llevado el fantasear con amigos imaginarios al próximo nivel: tiene un esposo imaginario. Ella tiene una muñeca y la trata como si fuera su bebé. Gracias a los avances de la tecnología, su esposo imaginario puede comunicarse con ella a través del teléfono celular. Carrie le hace preguntas a su esposo imaginario sobre el cuidado del bebé, mientras ella se toma un descanso de las responsabilidades de ser esposa y madre.
Diviértete con la imaginación de tu hijo o hija. Síguele la corriente cuando sea apropiado. Después de todo, los amigos imaginarios tienen la tendencia a desaparecer por sí mismos.
Mi abuela disimulaba estar totalmente mortificada cuando yo le gritaba que le había caminado por encima a Tucker. Ella estaba de acuerdo que Tucker necesitaba su privacidad cuando iba al baño y me urgía a hacer un letrero para la puerta del baño para que todos supieran que había alguien usándolo.
Ella estimulaba mi creatividad y me mantenía ocupada por un rato con papeles y crayolas. ¡Qué mujer más sabia!
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