La violencia intrafamiliar o violencia doméstica se presenta cuando hay abuso físico, sexual o emocional causado o infringido en un hombre o mujer por su compañero. Esto ocurre con mucha frecuencia, pues se dice que una de cada cuatro mujeres podría sufrirla. En aquellos hogares donde está presente la violencia doméstica, los niños también son afectados, sea que presencien los incidentes o porque son golpeados o maltratados. Además, pueden presentar consecuencias físicas como dolores en el vientre, incontinencia urinaria, no pueden dormir con facilidad, tienen pesadillas y bajo rendimiento escolar, están irritables, malgeniados, se comportan como si fueran más pequeños, podrían ser más agresivos, no obedecen o usan la violencia para solucionar sus problemas. Los niños mayores podrían buscar un escape en el cigarrillo, el alcohol o las drogas.
La violencia intrafamiliar afecta irreversiblemente a los niños.

Así no sean maltratados física ni psicológicamente, los niños también son afectados al darse cuenta de la situación. Pueden sentirse culpables e involucrar sus afectos y emociones en la problemática familiar. Así sean pequeños, ellos se dan cuenta y detectan los problemas. No solo mamá o papá son víctimas del abuso, también lo son los niños.
Algunos expertos afirman que aquellos niños que han sido víctimas de maltrato, responden ante ciertos estímulos como los soldados que han sufrido experiencias bélicas traumáticas porque su cerebro ha sido afectado. Se ha venido promoviendo la idea que al educar a los niños no debemos hacerlo usando la violencia o a través de castigos. Aunque las cachetadas o las nalgadas siguen siendo defendidas o usadas por algunos padres en todo el mundo para corregir a sus hijos.
Los niños maltratados desean protegerse y se mantienen en alerta, activos y pendientes de todo aquello que pueda amenazarlos o representan peligro, lo que causa un desgaste emocional, cognitivo y eleva los niveles de ansiedad en los pequeños. Estos niños tienen mayor probabilidad de desarrollar ansiedad, disociación, depresión y estrés.
A largo plazo un niño que ha presenciado la violencia intrafamiliar, podría replicar lo que vive y convertirse en abusador en el futuro o ser víctima de abusos por parte de su pareja.
Se puede conseguir ayuda. Hay asociaciones, profesionales y centros que dan información y apoyan estos procesos para liberar a la familia de este grave problema. Acogiendo a la víctima o víctimas, dando apoyo psicológico, económico, protección en todo sentido para cambiar esta situación.
No hay que esperar a que sea tarde, hay que buscar ayuda y ayudar a otros que estén pasando por violencia intrafamiliar.









