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El policía bueno y el policía malo: cómo mantener un balance

La madre de mi hija y yo ya estamos separados y el rompimiento fue difícil y muy prolongado. De todas formas, a pesar de nuestras diferencias como adultos, hemos tratado de presentar un frente unido ante nuestra hija, cuando se trata de su crianza. Aun cuando los padres sigan siendo pareja, a veces uno de ellos actúa como el disciplinario, y el otro tiene una actitud más indulgente y, muchas veces, ignora las reglas establecidas. Así es como empieza una dinámica parecida a la de el “policía bueno” y el “policía malo”.

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A continuación, detallo algunas cosas que he aprendido sobre la crianza compartida.

No muestren sus desacuerdos frente a los niños

Un mal hábito que yo tenía era que cada vez que estaba en desacuerdo con una decisión tomada por la madre de Madison sobre su crianza, discutía con ella en frente de Madison. Los niños son muy perceptivos y muy pronto comienzan a apelar las decisiones más estrictas tomadas por la madre o el padre, ocasionando un conflicto que anteriormente no existía. Si hay un desacuerdo, traten de tener una señal previamente acordada (o pueden enviarse mensajes de texto), de manera que puedan discutir el desacuerdo sin estar el niño presente. No se conviertan en el policía bueno y el policía malo.

Conversen sobre su política acerca de la crianza

Cada vez que mi hija se queja acerca de las recientes órdenes de su mamá, yo le pido que presente su caso. Es bueno dejar que los niños se sientan en libertad de expresarles sus opiniones a los padres, especialmente cuando piensan que se ha cometido un error con ellos, pero no se debe tomar una decisión final hasta que los padres hablen entre sí. De esta forma, si no estoy de acuerdo con alguna política sobre la crianza, puedo tener una conversación con la madre de Madison sin que se sorprenda al establecer reglas separadas para “la casa de mamá” y “la casa de papá”.

Establezcan algunas reglas que no son negociables

Aun para las parejas, para evitar desacuerdos, lo mejor es establecer, desde el principio, ciertas posiciones que no son negociables sobre la crianza antes que surja un problema, tales como a qué hora debe ir a dormir o cuándo puede tener un “smartphone”.  En lugar de estar inmutable sobre cualquier situación en particular, lo mejor es hablar entre los padres. Si así lo deseas, puedes hacer una investigación externa y que no exista una relación con algunas de las partes, para llegar a un compromiso que sea aceptado por ambos, pero, más importante aun, que sea para el bien del niño.

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Cuando se trata de la crianza de los hijos, lo mejor es que todos estén de acuerdo, en lugar de jugar “al policía bueno y el policía malo”.

¿Te has encontrado, sin proponértelo, haciendo el papel “del policía malo”?