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¿Cuándo debe llegar el primer amor?

Un compositor venezolano llamado Simón Díaz escribió en una de sus canciones más famosas que el amor es un sentimiento que “no tiene horario ni fecha en el calendario”. Es difícil saber cuándo y qué momento es propicio para que llegue el primer amor, y como padres, es aún más difícil saber cuándo debe llegar el anhelado primer romance a la vida de nuestros hijos.

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El sentimiento más grande conocido por la humanidad, o al menos así lo demuestran siglos de literatura, arte y tantas manifestaciones en su honor, es sin duda el amor. El amor tiene muchas caras y yo particularmente cuando pienso en amor pienso también en el amor de una madre o un abuelo. Amor es también lo que se siente por el país o por la profesión que escogemos, pero en este caso, hablemos del amor como ese arrebato indescriptible de locura que sentimos por alguien que de pronto aparece en nuestras vidas.

¿Cómo saber cuál es el mejor momento en la vida de un jovencito para que conozca y descubra su primer amor, o al menos su primer sentimiento de atracción física y emocional por otra persona? Seguramente casi todos suspiramos cuando recordamos este sentimiento, incluso si luego nos trajo sufrimiento y decepción. El primer amor es inolvidable porque está lleno de ilusiones y expectativas sobre algo que no hemos experimentado nunca antes, pero también coincide con una etapa en que se experimentan innumerables cambios a nivel biológico, físico, intelectual y emocional.

La realidad es que en la adolescencia se unen casi todos los cambios y experiencias trascendentales que vivimos y que quizás nos marcarán por muchos años. Si un jovencito en su temprana adolescencia se enamora o se ilusiona mucho por alguien es probable que sea algo inocente, y a medida que están un poco más desarrollados y maduros estas primeras experiencias pueden ir más allá y convertirse en algo más serio.

Estoy segura de que la primera reacción de muchos padres cuando ven que su hijo puede estar enamorado, puede ser de rechazo y de angustia. Entonces, ¿cómo podemos ayudar a que esta experiencia sea para ellos algo hermoso y lo menos traumático posible? Todos pasamos por ahí y sabemos que mientras más grande es la ilusión, más fuerte puede ser la decepción. Y al recordarlo quisiéramos evitar que nuestros hijos pasaran por lo mismo. Pero es probable que no podamos hacer mucho al respecto, y es importante también que ellos vivan por sí mismos estas experiencias con resultados buenos o malos, pues es parte de la vida.

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El diálogo y la comunicación con ellos es muy importante. Sabemos que un adolescente puede sentirse incómodo hablando de temas como la sexualidad en casa con los padres, pero es algo que debe hacerse desde muy temprana edad, incluso antes de la adolescencia para que ellos no se cohíban de tocar estos temas en casa. Así, cuando ya estén experimentando estos cambios les será mucho más fácil poder compartir estas experiencias con la familia.

La mayoría de los expertos asegura que es más sano siempre hablar en familia que guardar estas experiencias en silencio y no sacar los miedos, dudas o decepciones. Durante mi juventud me ayudaba mucho conversar sobre mis primeras ilusiones amorosas con mi mamá, pues al sacarlos de mi cabeza y contarlo resultaba todo más simple y me hacía sentir mejor.

Tratemos como padres de evitar el sermón y el aleccionamiento continuo, pues esto puede alejarnos de nuestros hijos en lugar de acercarlos. Seamos un poco sus cómplices y consejeros pero no la autoridad máxima. Podemos mantener los valores en familia pero dejar que al final ellos tomen la decisión y estén conscientes de las consecuencias.

La adolescencia y el primer amor también traen consigo la primera experiencia como adultos. Una relación de amor en la adolescencia es también una linda oportunidad de madurar y crecer. Si es demasiado temprano o un poco tarde, lo importante es que como padres aprendamos a disfrutar un poco esta inolvidable vivencia de nuestros hijos.