Mucho se habla de la creatividad. Es valiosa para el ser humano como individuo y como ser social. Su aplicación en la escuela, la empresa y el mundo científico es imprescindible. Cultivar la imaginación de los niños y su capacidad creativa les aporta muchísimas herramientas para ser felices y tener una autoestima alta.
Creatividad en familia y cómo favorecer la creatividad de los niños

Pero, ¿Qué podemos hacer en familia?
¿Cómo podemos ayudar para que la creatividad, que en los niños es una capacidad natural y espontánea, no sólo no disminuya, sino que continúe desarrollándose? ¿Qué aspectos de todas las teorías puedo YO realmente poner en práctica en mi familia? ¿Cómo debería ser el entorno familiar que potencie los cuatro puntos básicos para favorecer la creatividad?
Mi lugar en el mundo, mi elemento:
Los niños deben desarrollarse como personas independientes y plenas. Los padres debemos ser guías y acompañantes de nuestros hijos en el camino de la vida, nunca intentar que sean lo que somos, o lo que quisimos ser. Nuestra tarea es abrirles las puertas del mundo para que se asomen y conozcan las opciones que el mundo les ofrece; para que puedan elegir (música, deporte, naturaleza, ciencia, …). Pero deben ser ellos quienes atraviesen el umbral.
Para que el niño pueda encontrar ese lugar en el que va a brillar de manera especial, la familia debe respetar ese impulso natural que el niño va a mostrar en algún aspecto. A veces nos empeñamos en que continúen con el piano (al que aborrecen) en lugar de apuntarles a basketball, que es lo que realmente les apasiona. Esto no quiere decir que no realicen sus tareas, claro está, pero es importante que los padres estén atentos y observen con qué asiduidad y ganas ese niño habla de pintar, o muestra deseos de jugar al basketball, para brindarle la oportunidad, comprándole unos pinceles, llevándole a un museo o apuntándole a entrenamientos.
Mi pasión:
Todos sabemos que cualquier persona desarrollará mejor algo que le apasiona que algo que simplemente tiene que hacer, incluso aunque se le dé muy bien. La pasión es el motor de la vida, la energía que nos impulsa, el motivo para hacer las cosas también con alegría. Esta emoción y actitud vital nos lleva a ser felices y plenos y es necesaria para el desarrollo saludable de nuestro yo emocional. Cuando realizamos algo con pasión y alegría, no sólo no nos agota, sino que nos “carga las pilas” y se nos “pasa el tiempo volando”. Dejarnos contagiar por la alegría y demostrar la nuestra propia a nuestro hijo ayudará a mantener alto el grado de motivación.
Mi esfuerzo:
La familia debe ayudar a cultivar la capacidad de esfuerzo y de tolerancia a la frustración. Debe enseñar a los más pequeños que las cosas hay que terminarlas—un dibujo, una lección, una excursión en familia. Tenemos una situación privilegiada de cercanía para mostrar este duro aspecto con mucho cariño. Si empezamos a cocinar un bizcocho, lo terminamos. Si hemos prometido hacerle un regalo al abuelo lo realizamos, lo envolvemos y lo entregamos con cariño. Y si quiero jugar al baloncesto deberé asistir a los entrenamientos, los partidos, conocer las reglas de juego, y hacer todo lo necesario para profundizar en mi elemento y llegar a dominarlo.
Y es que por mucho elemento ideal en el que nos encontremos, por mucha pasión que tengamos, siempre habrá un punto más difícil, una caída, un experimento fallido, un boceto mal hecho—y tendremos que saber insistir, levantarnos o repetirlo tantas veces como sea necesario para continuar aprendiendo.
El apoyo de mi familia:
En el seno de la familia creativa se respetan las ideas; se escucha a los niños desde bien pequeños, para que sientan la seguridad de que su opinión es válida. Puede ser diferente, puede dar lugar a discusión, pero siempre será escuchada. ¿Cómo va a tener alguien seguridad para expresar sus ideas y después defenderlas y proponerlas si en su propia familia no se le hace caso? Hay que animarle a arriesgarse. Patinando sobre hielo debe saber que puede caerse, pero también levantarse. Jugando al football puede perder, pero vale la pena ir al partido lleno de entusiasmo, y eso no va a disminuir nuestra opinión de él, pues sabremos que es un valiente que afronta los retos aunque sean difíciles.
La familia creativa debe ayudar a su hijo a encontrar SU elemento. Al permitir esta elección contribuirá a que el niño sienta pasión y alegría en el desarrollo de la actividad. Pero una vez elegida dicha actividad tendrá que esforzarse para llevarla a cabo, aunque a veces sea duro, y que finalmente deberá defender su arte, proyecto científico, poema o tocar en un concierto frente al MUNDO, con la seguridad de que será escuchado y respetado, tal y como lo fue desde pequeño en el seno de su familia.









