Bueno, por fin llegó el día. Hasta este punto, había escuchado sólo mitos e historietas, pero el día por fin ha llegado—el día en que mi hija comenzó a probar sus límites, para ver cuán lejos podía llegar, así que ahora la disciplina se ha convertido en un problema. Ya había percibido los comienzos de este inminente destino problemático, pero yo no quería aceptarlo—bueno, ¡ahora ya mi cabeza está fuera de la arena! Como padres de hijos de convicciones férreas pueden atestiguar, el momento en que los hijos se dan cuenta de que tienen una “voz” y que sus “opiniones” deben ser escuchadas, es un día que tímidamente recibimos con anticipación. Como es de esperarse, mi hija cruzará esa línea y habrá que lidiar con esa situación, pero al pedir consejos a otros padres cuando se trata de la mejor manera de disciplinar a un niño, puede llegar a ser un tema de conversación un tanto delicado y divisivo.
Cómo aprendí a usar la disciplina en lugar del castigo

Yo jamás trataría de decirle a otro padre cómo disciplinar a sus hijos, cada uno tiene su opinión, pero recientemente, durante una de esas crisis con mi hija, encontramos un gran pensamiento de L.R. Knost. Ella, muy elocuentemente dice, “La disciplina ayuda al niño a resolver un problema. El castigo hace que el niño sufra por tener un problema. Para criar a los hijos de manera que se conviertan en personas capaces de resolver problemas, debemos de enfocarnos en la solución y no en la retribución.” ¡Esta cita me pegó como una tonelada de ladrillos! Todo este tiempo, mientras trataba de ajustar el comportamiento de mi hija con castigos (o consecuencias como decimos en mi casa), yo la estaba degradando y, en muchos casos, inhibiéndola, cuando ella sólo quería abordar sus problemas.
Como adultos, estamos conscientes de que nuestra sociedad necesita personas que puedan resolver problemas, pero, ¿cuántos de nosotros estamos conscientes de que se debe aprender a resolver problemas a una edad temprana? Cualquiera que sea tu filosofía al criar a tus hijos, espero que el deseo de todo padre sea que sus hijos sean personas ajustadas, y que tengan la capacidad de resolver un problema, lo cual es un componente clave en el desarrollo de nuestros hijos. Ahora, no estoy diciendo que mi hija no sufre las consecuencias de sus actos, pero ahora hago un esfuerzo extraordinario de abordar el problema o la causa de su comportamiento antes de emitir sumariamente mis órdenes. ¿Y saben qué he descubierto? Que la mayoría de las veces, con sólo conversar sobre sus lamentos, podemos dejar a un lado mucho del drama asociado y para mí… ¡Ésto es un éxito total!









