Hace tiempo en mi casa no había quien durmiera. Pasamos unos meses en los que las noches se convirtieron en una auténtica pesadilla. Y es que mi pequeño truncaba la paz del sueño familiar con su llanto desconsolado. Al final se acababa armando un “party de los desvelos” a la que no dudaba en apuntarse su hermano.
¡Aquí no hay quien duerma!: pesadillas y terrores nocturnos infantiles.

Imagínate el panorama:
Mi hijo pequeño: “¡¡¡¡Buahhhhhh!!!!”.
El hermano: “¡¡Mamáááááá, Sergio está llorando!! ¡¡Que se calle que no puedo dormir!!”.
El padre: “¿Pero qué hora es? ¿Otra vez el niño?”.
Yo: “Sí, voy a ver qué le pasa”.
Mientras el peque: “¡¡Buahhhhhhh!!”.
Mi hijo mayor: “¡Mamáááááá, dile a papá que vengaaaa que no me puedo dormir!”.
El padre: “¡Que ya voy!”.
Yo: “Sergio, cariño, no pasa nada, tranquilo”.
Y todo esto sucedía de madrugada casi a diario. Unas veces eran pesadillas y otras, terrores nocturnos. Sí, a mi pequeño le sucedían ambas cosas y he de decirte que no se trata de lo mismo. Las pesadillas y los terrores nocturnos son trastornos del sueño diferentes.
Finalmente mi niño superó las pesadillas que se debían a su miedo a la oscuridad. Con los terrores nocturnos sigue de vez en cuando.
Si tu hijo también llora en la noche de forma agitada, no sabes si se trata de pesadillas o terrores nocturnos y te cuesta consolarlo quizás te ayude la información que te comparto a continuación.
¿Qué son las pesadillas y los terrores nocturnos? Son trastornos del sueño:
Las pesadillas son sueños vívidos angustiosos que suelen experimentar muchos niños entre los 3 y 6 años (desaparecen conforme crecen). Tienen lugar durante la segunda mitad de la noche, en la fase REM que es donde se producen los sueños. A través de las pesadillas el niño pone de manifiesto sus temores y preocupaciones vividas durante el día.
Los terrores nocturnos son una repentina reacción de pánico inconsolable que experimenta aproximadamente un 4% de los niños entre los 4 y 12 años de edad debido a la inmadurez de su Sistema Nervioso Central, que es el que se encarga de regular la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia. Suceden durante la primera mitad de la noche, justo en la transición de una fase de sueño profunda (etapa no REM) a otra más superficial que es en la que se producen los sueños (etapa REM). Desaparecen con el tiempo.
¿Cómo puedo distinguir una pesadilla de un terror nocturno?
Se trata de una pesadilla si puedes consolar a tu hijo y él, al despertar, se da cuenta de tu presencia y es capaz de contarte con algún detalle qué es lo que le ha producido tanto miedo. Le costará un poco volver a conciliar el sueño debido al susto que ha experimentado.
En cambio, durante los terrores nocturnos no podrás lograr calmar el llanto, los gritos y manotazos de tu hijo y él será incapaz de darse cuenta de que estás a su lado para consolarlo. Tampoco recordará nada de lo sucedido al producirse su agitación en una fase del sueño muy profunda. Volverá a dormirse pasado un tiempo como si nada hubiera sucedido.
¿Cómo debo actuar ante las pesadillas y los terrores nocturnos?
He de decirte que poco podrás hacer ante los terrores nocturnos de tu hijo porque no será consciente de tu presencia. Así que lo mejor que puedes hacer es vigilarlo para que no se golpee mientras está agitado y esperar pacientemente a que se tranquilice sin despertarle. Así evitarás que se sienta aturdido y tenga problemas para conciliar el sueño.
En el caso de las pesadillas, tus palabras cariñosas, abrazos y caricias servirán para calmar a tu hijo. Hablar del sueño con él sin entrar en muchos detalles le ayudará a consolarse y se sentirá reconfortado al saber que lo que ha experimentado ha sido irreal. Si ves que está muy asustado, quédate a su lado un tiempo prudencial hasta que se sienta seguro y logre conciliar el sueño de nuevo.
¿Cómo puedo prevenir que sucedan estos trastornos del sueño?
- Habla con tu hijo durante el día de todos los temas que puedan preocuparle y ayúdale a superarlos: algún conflicto con un compañero de clase, los exámenes escolares, etc. Eso le ayudará a sentirse aliviado y dejará de proyectar sus ansiedades en sus sueños.
- Procura que tu hijo se vaya a dormir temprano para que al día siguiente esté descansado.
- Justo antes de ir a dormir no es conveniente que tu hijo vea la televisión o juegue con tabletas porque eso le producirá un estado de nerviosismo que puede alterar su patrón del sueño.
- Durante el día léele cuentos que puedan ayudarle a superar sus miedos y a distinguir fantasía de realidad.
Si tu hijo es muy pequeño y le da miedo la oscuridad y dormir solito, dale su peluche preferido para que se sienta acompañado y deja encendida una pequeña lamparita.
¿Tú hijo tiene pesadillas o terrores nocturnos? ¿Cómo le ayudas a superarlos? Cuéntanoslo.









