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Rivalidad entre hermanos

Las rencillas entre hermanos son algo común y que seguramente habrán experimentado todos los padres de varios hijos. Sin embargo, estos problemas que comienzan por la disputa por un juguete o por la diferencia en los regalos de Navidad pueden conllevar a conflictos mayores y hasta decantarse en una franca rivalidad entre hermanos, afectando no sólo las relaciones fraternales, sino también las de todas la familia, lo que es un riesgo para la salud y estabilidad del hogar.

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Por ello resulta imprescindible prevenir las situaciones que pueden despertar la antipatía entre los hijos, y tratar inmediatamente cualquier problema al menor atisbo de comenzar.

¿Cómo surge la rivalidad entre hermanos?

Generalmente esta situación comienza a desarrollarse con el nacimiento del segundo hermano, o incluso durante el embarazo, momentos en los cuales la atención y cuidados de los que disfrutaba el primogénito en exclusiva deberán ser disminuidos para atender las necesidades del nuevo miembro de la familia.

Si bien esta situación es más pronunciada durante los primeros meses de vida del nuevo hermanito, la atención que cada hermano recibirá se verán acortadas por el resto de su vida, y que a su vez disminuirá proporcionalmente con la cantidad de hijos que se tenga.

Bajo este panorama, es normal que el hijo mayor se sienta usurpado por el nuevo hermano, y a su vez este último, cuando tenga la edad suficiente para darse cuenta de la situación, sentirá la “aversión” de su hermano y comenzará a desarrollar técnicas de autodefensa, que pueden ir desde la búsqueda de la protección paterna o hasta la defensa física en caso de que el problema se agravara hasta estos limites.

Cómo evitar las peleas entre hermanos

En realidad, que los hermanos “compitan” por la atención de los padres es algo normal en muchas especies y también entre los humanos, solo que debe vigilarse que este comportamiento no pase a mayores. De suceder eso, se corre el riesgo de que los hermanos se enemisten para toda la vida (como sucede en muchos casos), podrían desarrollarse complejos de inferioridad, cuadros de rebeldía, depresión, ansiedad, u otros problemas que podrían dañar la salud de cualquiera de los hermanos, así como repercutir negativamente en la de toda la familia.

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Pero, para evitar esta situación, los padres deberán ser muy cuidados al prodigar cuidados y atenciones a sus hijos, vigilando de ser equitativos en todo momento y mostrándose imparciales frente a cualquier conflicto. Esto es clave para evitar peleas entre hermanos.

Aquí también entra en juego la personalidad de los niños, ya que mientras algunos no se percatan de estas situaciones, otros en cambio son muy sensibles a cualquier tipo de diferencia que puedan hacer los padres entre él y sus hermanos.

Así mismo, es necesario que cada hijo pueda disfrutar de sus padres en un 100% en algún momento, por lo que disfrutar de ratos de ocio y diversión con cada uno de los niños por separado (siempre de forma pareja) es una buena forma de demostrarle que se le quiere y estima como individuo.

Por supuesto que esta tarea no es para nada fácil y requiere de una atención de 24 hs. al día, pero si la ganancia es una familia unida y con hijos que además de hermanos son amigos, sin dudas que este esfuerzo vale la pena.

De toda formas, debes tener en cuenta que en caso de producirse problemas graves que denoten una enemistad entre hermanos pronunciada, lo mejor es consultar un especialista de la psicología para que pueda tratar el problema de una forma mucho más profunda y efectiva.