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Padres indulgentes, ¿hijos felices?

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En la actualidad vemos que los padres se esfuerzan por darles muchas cosas materiales a los hijos, por llevarlos a los lugares que ellos quieren, incluyendo conciertos (que no son muy baratos), ropa de marca, juguetes de moda, etc., en una búsqueda de los padres por hacer a los hijos felices.

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El problema es que muchas veces se deja de lado la educación y sólo se regalan cosas para estar bien con los hijos, sin tener que hacer el papel de “malo de la película” regañando a veces, o poniendo límites. Jill Rigby, autora del libro “Cómo criar hijos no egoístas en un mundo egocéntrico” dice que los niños no necesitan padres que los hagan felices, sino que necesitan padres que los harán capaces.

La Dra. Connie Dawson, co-autora de "¿Cuánto es suficiente?", escribe:

"Cuando los padres dan a los niños demasiadas cosas que cuestan dinero, hacen las cosas que los niños pueden hacer por sí mismos, no esperan a que los niños hagan las tareas y no imponen buenas reglas, los padres se exceden ".

Señales de padres indulgentes

Se dejan llevar por los niños, dándoles experiencias que no son apropiadas para su edad como:

  • Permitir que un niño de cinco años de edad, se vista como una estrella del pop.
  • Dejar que los niños vean televisión para adultos.
  • Dejar que un adolescente vaya a fiestas hasta la madrugada.

La indulgencia conduce a dar demasiado y esperar muy poco. Hacer y tener demasiado en poco tiempo impide que los niños maduren y alcancen su pleno potencial. Por ejemplo:

  • Padres que no requieren que su hijo de cuatro años les diga “por favor” para pedirles algo, o que no esperan un “gracias”, no le están enseñando frases sencillas de amabilidad.
  • Financiar los fines de semana de su hijo adolescente, dándole dinero para la gasolina, el cine, o cualquier otro entretenimiento, en vez de esperar que el adolescente gane su propio dinero o ahorre para sus gastos.
  • La indulgencia también lleva a dejar de lado situaciones que le enseñan a los hijos las habilidades que necesitan para sobrevivir en el mundo por su cuenta, como no dejar que los niños de cuatro años se amarren los zapatos, cuando ya pueden hacerlo. O no dejar que los adolescentes participen en las tareas del hogar no les permitirá aprender y practicar para cuando se vuelvan independientes.
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Según un estudio realizado en 2001, los niños que son consentidos son más propensos a pensar de una de las siguientes maneras:

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  • Es difícil ser feliz a menos que uno se vea bien, sea inteligente, rico y creativo.
  • Si no lo consigo, en parte, es tan malo como ser un fracaso total.
  • No puedo ser feliz si me pierdo muchas de las cosas buenas de la vida.
  • Estar solo conduce a la infelicidad.
  • Si alguien no está de acuerdo conmigo, probablemente indica que no le caigo bien.
  • Mi felicidad depende más de la gente que me rodea que de mí.
  • Si no lo consigo en mi trabajo, me considero un fracaso como persona.

Por lo tanto, por el bien de tus hijos, debes dejar de excederte con ellos. Lo mejor es enseñarles las diferencias entre una necesidad y querer algo, haciendo que se esfuercen por lo que desean, ya sea trabajando o ahorrando dinero. Si los hijos trabajan por su deseo van a cuidar mejor de él y van a estar más agradecidos, aprendiendo a vivir y preparándose para su etapa de adultos, donde las cosas no caen de regalo, sino que debemos esforzarnos para conseguirlas.